El duro relato de Juan Manuel, patrón del pesquero que rescataba a varios migrantes cuando volcó el cayuco: “Lo que he vivido hoy no se lo deseo a nadie”
El naufragio de la patera que ha costado la vida este viernes a tres inmigrantes cerca de la costa de Tenerife sucedió cuando Salvamento Marítimo ya había rescatado a los seis niños que iban a bordo. Entonces, todos los hombres y mujeres se pusieron por la misma banda para ser los siguientes en subir a la Salvamar y su barca volcó sin remedio.
Es el relato que ha traslado a Efe uno de los testigos del naufragio, Juan Manuel Cabrera, patrón del Fanny, el pesquero que localizó la patera, acompañó a sus ocupantes hasta que llegó en su ayuda la Salvamar Alpheratz y, tras el vuelco, terminó recogiendo del agua a cinco supervivientes y dos mujeres ahogadas.
A las 8.35 de la mañana, Cabrera y su compañero de faena, divisaron una barca a la deriva cerca del faro de Porís de Abona con lo que calcularon que eran medio centenar de personas a bordo.
El pescador ha explicado a Efe que rápidamente llamaron al 1-1-2, aunque “todos parecían encontrarse bien”. Les ofrecieron la poca comida y el agua que transportaban en el barco, y ellos, a su vez, “se la dieron a los niños”, explica.
Después de que Salvamar recogiese y atendiese a los pequeños, llegó el turno de los adultos. El problema fue “que todos se pusieron por la misma banda”, pues “todos querían salir cuanto antes de la patera”, lo que provocó que la barca se volteara.
Desde su pequeño pesquero de apenas nueve metros de eslora, Cabrera y su compañero rescataron a siete personas del agua, dos mujeres ya muertas y una tercera, embarazada, que afortunadamente “volvió a la vida” gracias a que uno de los inmigrantes rescatados le practicó la respiración boca a boca.
“La mujer estaba virada bocabajo en el agua, la saqué y le pedí a uno de los chicos que le hiciera el boca a boca, y gracias a eso está viva”, afirma.
El marinero asegura que fueron momentos muy angustiosos. “Les tiramos de todo, boyas, cabos... todo lo que pudimos y algunos se agarraron, pero otros no pudieron”, comenta.
Cabreara destaca, además, que les costaba mucho sacar a las personas de agua porque pesaban demasiado y confiesa la impotencia que siente de no haber podido ayudarlos a todos a la vez.
“Es una pena, porque estaban todos bien. Y de verlos bien a que pasara todo eso... porque nosotros no tardamos nada, desde que vi la patera volcando, fuimos corriendo a ayudar”, continúa con tristeza.
Una vez llegó la primera embarcación de rescate, los marineros de la Salvamar Alpheratz les dijeron que ya podían irse, “pero nosotros decidimos quedarnos”. “Y menos mal”, añade, porque está convencido de que, de lo contrario, las consecuencias de este suceso habrían sido mucho más trágicas.
“Lo que he vivido yo hoy no se lo deseo a nadie”, abunda Cabrera, para posteriormente criticar la falta de actuación y de políticas de atención y asilo por parte de los Gobiernos regional y estatal.
“Es muy triste porque vienen a trabajar y a buscarse la vida, pero no hay trabajo para todos y los tienen aquí tirados, sin comida y sin nada”, critica.
El patrón del Fanny asegura que muchos inmigrantes llegados en los últimos meses a Canarias viven ahora en las playas y “eso está feo”. Hace un par de semanas, de hecho, Cabrera coincidió con un grupo de nueve senegaleses en una playa.
Los jóvenes le ayudaron a reparar una de sus redes de pesca, “y les di nueve bocadillos y 80 euros para que escaparan”, pero “son demasiados” y “llegará el momento en que empiecen a robar, porque no les dejan de otra”, concluye con amargura.
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