Cuenta la camerunesa Ellette Djomatou en el documental 'Mare Mediterraneum' que cuando una mujer migra a Europa por la vía irregular no solo paga con dinero, sino también con su cuerpo, y recuerda uno de los momentos del viaje en el que o cogían un palo o las violaban y que sus compañeros de ruta hombres presenciaban la situación sin hacer nada.
Djomatou es una de las protagonistas de este documental valenciano-senegalés que se proyectó el pasado jueves en la Asociación Atlas, en Las Palmas de Gran Canaria, y que este lunes podrá verse en Casa África (19.00 horas), después de haberse presentado en mayo de 2022 en el Festival de Derechos Humanos del Mediterráneo Socialmed en Valencia y haber recorrido festivales y centros culturales en Europa, España, Latinoamérica y Asia, recibiendo además varios premios.
“Hay una invisibilidad con respecto a las historias de las mujeres migrantes y nuestro aporte en el documental es precisamente poner el foco, la luz, en estas historias”, cuenta a EFE María Chaqués, codirectora del documental y presidenta de la Asociación Colectiva AfroLatidos.
Djomatou salió de su país y atravesó varios países, el desierto del Sáhara y el mar “para buscar una vida mejor”, pero lo que se encontró en el camino y al llegar a España fue algo completamente diferente; un trayecto que va narrando al asegurar que si hubiera tenido toda la información, se habría quedado en su país.
Pero el documental no cuenta sólo su historia. También da el testimonio de madres senegalesas que perdieron a sus hijos cuando optaron por emigrar por esta vía, de las comunidades que se quedaron esperándoles, de hombres que explican por qué decidieron hacerlo y las condiciones del viaje, de retornados que vinieron a España y volvieron a su país, y de la realidad burocrática con la que se encuentran una vez llegan aquí, todo ello en un tono no solo de denuncia, sino también de esperanza.
Así, en el documental, el senegalés Mamadou Dia, que tras su viaje migratorio a España decidió regresar a su país y fundar una ONG para desarrollar su pueblo, da un giro al discurso expandido en los países de origen y tránsito que muestra la migración como la única salida al reflexionar que los desafortunados no son los que fueron repatriados, sino quienes se quedaron en España, pues lo primeros pudieron ver crecer a sus hijos y estar junto a sus familias.
La semilla del documental: Canarias, 2007
El documental, producido por la asociación Colectivo AfroLatidos, Arka Productora y por varios profesionales senegaleses independientes, es el resultado de más de 40 horas de grabación a lo largo de 15 años, pero sin un guión que, sin embargo, se fue tejiendo en paralelo a la propia vida de Chaqués y que dio lugar a que su historia también forme parte del documental.
La semilla de la película germina en el océano, cuando una tarde de 2007 el buque Fortuny que hace la ruta Canarias-Cádiz se encuentra a un cayuco a la deriva con 27 personas, entre ellas menores y mujeres, a quienes rescata, y entre cuya tripulación figuraba Chaqués que, sin ninguna pretensión, tomó imágenes con su cámara de lo ocurrido.
“Fue una de las experiencias más fuertes que he vivido y marcó un antes y un después porque a raíz de ahí el curso de mi vida se inclinó a caminar con personas migrantes de origen africano”, cuenta la activista valenciana.
Chaqués decidió dejar su trabajo y empezó a trabajar en ONG enfocadas en las personas migrantes, y viajó a Senegal en 2010 con una beca de cooperación cultural, donde estuvo un año, y a otros países africanos como Benín, en 2011, y Cabo Verde, en 2012.
“En el 2017 estaba trabajando para una organización como educadora y una de las propuestas que planteé fue realizar un taller audiovisual y allí fue realmente donde empezó a coger forma el documental”, narra al señalar que ese año la vida la llevó nuevamente a Senegal.
“Iban pasando sucesos, iba acumulando cosas en mi computador, y en el 2017 en Dakar recupero la tarjeta donde están las imágenes del rescate en 2007 y yo dije: la vida me está haciendo aquí un guiño muy fuerte”, añade la productora quien, tras todos esos años, acabó de dar forma a la producción y hacer el montaje y rodajes finales entre 2018 y 2022, junto al realizador chileno Jean Leiva.
Ahora, tras regresar a Canarias, donde comenzó todo, la asociación planea volver a Senegal este 2024 para proyectarlo a la ciudadanía senegalesa y a la gente “que se desnudó en cuerpo y alma contando historias tan profundas y tan íntimas” haciendo así, en palabras de Chaqués, “ese viaje de ida y vuelta”.