RUTA MIGRATORIA CANARIA

La neumática en la que iba a bordo una mujer de parto se desintegró cuando llegaba Salvamento

José María Rodríguez / Efe

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La mayoría de los naufragios que se producen en la ruta canaria pasan desapercibidos, pues a decenas o cientos de kilómetros de la costa nadie sobrevive para contarlos. Anoche estuvo a punto de ocurrir con una neumática que se desintegró en el último minuto con 56 personas a bordo, incluidos tres niños y una mujer que acababa de ponerse de parto.

Cuando la Guardamar Polimnia salió a prestar socorro a una patera situada a 83 kilómetros de su base en Fuerteventura, la cuarta del día en Canarias, sus tripulantes sabían que el rescate podría resultar más complicado de lo habitual: la gente de la barca llevaba toda la tarde telefoneando muy nerviosa a la ONG Caminando Fronteras para pedir ayuda porque una mujer estaba a punto de parir.

A velocidad de rescate, unos 24 nudos (44 km/h), tenían por delante dos horas de navegación hasta llegar a la neumática. Más cerca de ese lugar se encontraba el puerto de Arrecife (Lanzarote, a unos 45 kilómetros), desde donde opera la Salvamar Al Nair, pero los recursos de primera acogida de esa isla ya habían recibido horas antes a un centenar de inmigrantes de otras dos neumáticas.

Si los marineros de la Polimnia esperaban enfrentarse a un posible parto en su cubierta, situación que ya se ha vivido al menos tres veces en los barcos de Salvamento desde que se reactivó la Ruta Canaria en 2019, con distinta suerte, lo que se encontraron fue una situación aún más apremiante: medio centenar de personas en el agua.

Dos fuentes de los servicios de emergencia y las ONG de apoyo a los inmigrantes han contado a Efe que la neumática “se desintegró” prácticamente cuando aparecía en el horizonte el barco de rescate que les salvó. “Reventó”, han contado algunos de los supervivientes: se desfondó por completo y todos sus ocupantes cayeron al océano.

Cuando paso algo así, los ocupantes de las pateras se hunden rápidamente. Ateridos de frío y agarrotados por no haber cambiado de posición durante muchas horas, incluso días, sus cuerpos tardan en reaccionar, no flotan. Quien no tiene algo a lo que agarrarse, se va al fondo, pero esta vez todo ocurrió muy cerca de la Guardamar.

Según la información disponible hasta el momento (apenas 24 horas después del naufragio), sobrevivieron a la travesía 55 de los 56 ocupantes de la zódiac: 31 hombres, 21 mujeres (incluida la parturienta, que fue evacuada al hospital) y tres niños. Murió un varón adulto, aunque aún no están claras las circunstancias.

En Salvamento Marítimo han recogido versiones de algunos de los ocupantes que apuntan a que el hombre falleció a bordo de la neumática, no en el agua. Si fue así, su muerte debió ocurrir poco antes y pasar inadvertida a sus compañeros de travesía, porque en las llamadas de auxilio para la parturienta nadie lo mencionó, ha corroborado a Efe la ONG que las recibió, Caminando Fronteras.

Desde que hace un año la ruta canaria comenzó a girar hacia el norte, con menos salidas desde Dajla (sur del Sahara) y mucho más tráfico en el cruce más corto hacia Fuerteventura y Lanzarote desde las costas de Tan-Tan o El Aaiún, las neumáticas mandan.

Responsables de Salvamento y la Cruz Roja han manifestado varias veces su temor por la generalización del uso de lanchas inflables, que no están diseñadas para navegar en océano abierto, con olas de uno o varios metros y, menos aún, con 60 o 70 personas a bordo.

En la Guardamar Calíope, emplazada en el sur de Gran Canaria, fueron testigos esta primavera de la aparición de barcas neumáticas especialmente peligrosas. Ya ni si quiera son zódiac viejas, reparadas varias veces o de marcas low cost, son neumáticas recién fabricadas en la costa con materiales precarios por las mafias que mueven este negocio en Marruecos, el Sahara o Mauritania.

Los tripulantes de la Caliope sacaron a varias decenas de personas de “barcas” que aún olían a pegamento, donde la goma de los flotadores había sido sustituida por materiales plásticos, en las que observaron marcas de bolígrafo recientes que delataban los patrones de corte, con fondos hechos con aglomerado o contrachapado, no con tableros resistentes al agua.

Como dijo a Efe uno los marineros que las ha visto en mitad del Atlántico: de un solo uso... si llega.