La contaminación lumínica, una amenaza para la salud humana y para aves como la pardela
Dos terceras partes de la población mundial vive bajo un cielo contaminado por luz artificial, lo que tiene consecuencias para la salud de las personas y la supervivencia de aves como las pardelas cenicientas, explican expertos consultados por EFE.
Airam Rodríguez, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (MNCN-CSIC) en Madrid, subraya que los científicos definen la contaminación lumínica como “la alteración de los niveles de luz naturales por introducción de luz artificial”.
Apunta que “cualquier luz es contaminante, incluso la luz ornamental es una luz que contamina”, y en los seres humanos puede tener “consecuencias sobre la salud”.
El investigador de MNCN-CSIC participó recientemente en un debate sobre la contaminación lumínica en la Casa Encendida de Madrid, unos días antes de los primeros encendidos de los árboles de Navidad en miles de ciudades de todo el mundo.
La contaminación lumínica “crece a un ritmo de entre 2 y 6 % a escala global, y en algunas áreas crece incluso a unos porcentajes del 45 %”, señala el investigador del MNCN-CSIC, quien asegura que “al menos dos tercios de la población mundial viven bajo un cielo contaminado por luz artificial, que impide observar la vía láctea”.
Según un estudio de Science de 2023, entre 2011 y 2022 el aumento de la contaminación lumínica alcanzó “entre 7 % y 10 %”.
En el caso de España, “es uno de los países que más contaminación lumínica sufre”, dice Rodríguez, a pesar de que la Ley 34/2007, de 15 de noviembre, sobre la protección sobre la calidad del aire y protección de la atmósfera recoge medidas para su prevención.
La contaminación lumínica es “uno de los principales conductores de los cambios globales que estamos sufriendo”, afirma, porque la luz y el calor que despide contribuye al aumento de la temperatura y al calentamiento global, causantes de los impactos de los fenómenos meteorológicos del cambio climático.
Esto es “muy peligroso para los organismos”, puesto que “no se pueden adaptar a esas velocidades tan altas de cambio de niveles de luz”, porque la contaminación lumínica, argumenta es “uno de los conductores que más se ha incrementado en los últimos años y muy rápidamente”.
Coste económico y ambiental de la contaminación lumínica
Según el investigador del MNCN-CSIC, “es sorprendente” que no se haga mucho por reducir esa contaminación, puesto que toda esa luz “representa un desperdicio tanto de energía como económico, además de ser contaminante para el medio ambiente”.
Un ejemplo de ello es la utilización del alumbrado navideño, dice, y recuerda el caso de la ciudad de Vigo, donde el alcalde Abel Caballero ha aumentado este año a 11,5 millones de luces led el alumbrado navideño que se repartirá a lo largo de 420 calles de la urbe, pero no es el único caso. Miles de ciudades procederán de igual manera en el mundo.
En otro caso, en Madrid, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 8 ha admitido a trámite un recurso interpuesto por la Asociación Vecinal Pasillo Verde Imperial y Ecologistas en Acción Madrid contra el Ayuntamiento por seguir adelante con un proyecto de iluminación de un tramo de 560 metros del renaturalizado río Manzanares.
El investigador del MNCN-CSIC explica que la contaminación lumínica, “es además uno de los principales conductores para la pérdida de biodiversidad”.
Yarci Acosta Santana, delegado de SEO/Bird Life en Canarias, participante también en la mesa redonda de la Casa Encendida, señala que en el archipiélago cuentan con una ley específica contra la contaminación lumínica, sobre todo porque es un referente para la observación astronómica gracias al Observatorio del Teide, en Tenerife, y el Observatorio del Roque de los Muchachos, en La Palma.
SEO/Bird Life ha puesto en marcha junto al proyecto europeo Life Natura@night una campaña en Canarias para la eliminación de la contaminación lumínica, porque a pesar de llevar casi una década difundiendo el problema, en 2023 rescataron en la isla de Tenerife más de 3.200 ejemplares de aves marinas, fundamentalmente de pollos de pardelas cenicientas.
Los pollos de pardelas cenicientas, dice, se deslumbran y desorientan con la luz artificial tras abandonar sus nidos y emprender sus primeros vuelos hacia el mar; al volver al suelo estos ejemplares deslumbrados sufren el ataque de especies depredadoras, lo que implica una pérdida de biodiversidad y población de algunas especies.
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