Un cayuco ahogado en el Atlántico podía verse desde el aire. Un buque que navegaba rumbo a Cartagena encontró sus restos a 111 kilómetros de El Hierro. Cuando el carguero Beskidy llegó, ya habían pasado dos días desde la catástrofe. Aferradas al pedazo de la barcaza que quedaba sobre el agua, nueve personas luchaban por su vida. Otros 51 migrantes, según informaron los equipos de emergencia, desaparecieron en el mar tras la tragedia. El naufragio se produjo solo dos semanas después de que un grupo de pescadores encontrara en Brasil otro cayuco con nueve cadáveres a bordo. Su destino era Canarias.
La muerte no ha dejado de acechar a la ruta migratoria hacia el Archipiélago. En lo que va de año, según los datos publicados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), han perdido la vida al menos 87 personas en la travesía atlántica. Marzo ha sido hasta el momento el mes más letal, con 61 víctimas contabilizadas por el proyecto Missing migrants de Naciones Unidas. Los fallecimientos se multiplican en los registros del colectivo Caminando Fronteras, que denuncia que en los últimos cuatro meses esta ruta se ha cobrado más de 1.500 víctimas. El hundimiento total de las embarcaciones, el frío y la falta de agua y de comida son algunas de las causas principales de las muertes.
Los últimos episodios apuntan a un abril igual de mortífero. A primera hora de este lunes, el buque Beskidy, que había partido de Brasil hacía ocho días, se topó con la embarcación. De inmediato, sus tripulantes alertaron de que estaba a punto de hundirse. Una patrullera de la Guardia Civil, la Salvamar Adhara y el helicóptero de Salvamento Marítimo Helimer 206 se desplazaron hasta el cayuco. Allí se encontraron con nueve migrantes que fueron trasladados con urgencia a El Hierro para recibir una primera asistencia. Salvamento barrió la zona en busca de más supervivientes, pero no hubo éxito.
Según el relato de los supervivientes, la barcaza salió de la costa de Mbour, en el norte de Senegal, con 60 personas a bordo. Al séptimo día de la travesía, el cayuco volcó. Cuando la embarcación se dio la vuelta, solo nueve hombres lograron agarrarse a ella de nuevo. Según uno de los rescatados, entre las personas que desaparecieron en el Atlántico no había ni mujeres ni niños, tal y como ha recogido Efe.
En 2023, la ruta que conecta Senegal con Canarias, especialmente con Tenerife y El Hierro, acabó con la vida de 3.176 personas en 55 tragedias diferentes. La inestabilidad social y política que atravesó el país, unida a la necesidad de migrar en busca de nuevas oportunidades, expulsó a miles de personas del país. No solo crecieron las muertes, sino también las detenciones en los puntos de salida. En los lugares de origen, las familias se ven obligadas a realizar duelos sin cuerpo y a hacer frente a la falta de datos sobre las desapariciones y acerca de la identidad de los fallecidos, cuyos cadáveres casi nunca se recuperan, tal y como reza el Monitoreo Derecho a la Vida 2023 de Caminando Fronteras.
Un cayuco en Brasil
En 2023, El Hierro se convirtió en el símbolo de la emergencia humanitaria que atravesó Canarias. La cifra de supervivientes que recibió el muelle de La Restinga el año pasado superó al número de habitantes herreños. Más allá de la isla más occidental del Archipiélago, a las personas migrantes les espera la nada. Fue el caso de las nueve personas cuyos restos fueron encontrados en la costa de Brasil a bordo de un cayuco.
Un grupo de pescadores encontró una pequeña embarcación de madera en la costa noreste de Brasil hace dos semanas. En su interior había nueve cuerpos que portaban documentos africanos, especialmente de Mauritania y de Mali. Un comunicado de la Policía Federal concluyó que ''documentos y objetos'' hallados junto a los cuerpos señalaban que las víctimas eran del continente africano, sin descartar que pudiera haber personas de otras nacionalidades. Ahora, el alcalde mauritano del municipio Tachott ha informado que al menos tres de los fallecidos procedían de esta localidad africana. Tal y como ha adelantado Efe, al menos ocho personas del municipio viajarían en ese cayuco y otras procedían de un pueblo vecino, Aweicha Soninké.
Tres días después, fueron localizados en varias playas de Mauritania unos cuarenta cadáveres de migrantes subsaharianos. Una veintena de cuerpos aparecieron a 120 kilómetros al oeste de Nuakchot y los demás en el puerto de la capital. Las salidas desde Mauritania han marcado a la ruta canaria este 2024, donde han cobrado protagonismo los grandes cayucos blancos de madera y fibra. Los datos ofrecidos en febrero por la Comisión Interministerial de Inmigración revelaron que las salidas desde este país suponían entonces el 83% del total de las llegadas.
Las tragedias de 2023 ya evidenciaban que se trataba de una ruta también peligrosa. Según Caminando Fronteras, el año pasado murieron al menos 395 personas en este trayecto. Entre quienes salen de Mauritania hacia Canarias hay nacionales del país, pero en su mayoría se trata de personas en tránsito. En especial, refugiados malienses que huyen del conflicto armado que atraviesa su país.
Mauritania también ha sido testigo de la llegada de desplazados que escapan de la inestabilidad del Sahel. Desde sus costas han salido hacia el Archipiélago senegaleses, malienses, guineanos, gambianos y nacionales de Costa de Marfil, según informó la OIM a esta redacción.
En lo que va de año, han llegado a Canarias 14.030 personas migrantes, una cifra que supera la registrada por el Ministerio del Interior en el mismo período del año anterior (2.376). Mientras que el año pasado entre enero y abril fueron rescatadas 56 embarcaciones, en 2024 el dato asciende a 212. El número de personas que piden ayuda desde el mar también crece, según Caminando Fronteras. “En estos momentos, una neumática con 88 personas, entre ellas doce mujeres y siete bebés, se hunde al sur de El Aaiún. Con el agua por las rodillas, sin motor y sin chalecos salvavidas, llevan varias horas pidiendo un rescate que no llega”.