La llamada a consultas a su embajador por parte de Marruecos después de que se anunciara la próxima visita de los Reyes a Ceuta y Melilla, ha supuesto un nuevo escollo en las relaciones hispano-marroquíes después de que éstas se dieran por normalizadas tras años de dificultades.
El peor momento que atravesaron estas relaciones se remonta a cinco años atrás, cuando el 11 de julio de 2002 Marruecos ocupó el islote de Perejil y declaró su soberanía sobre este territorio, de dominio español desde el siglo XVII.
Esta medida suscitó la reacción del Gobierno de José María Aznar y de su ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, quien había asumido el cargo sólo dos días antes en sustitución de Josep Piqué.
El Ejecutivo español reclamó entonces a las autoridades marroquíes el restablecimiento del estatus del peñón, situado a unos diez kilómetros de Ceuta y a unos 200 metros de la costa marroquí.
Al mismo tiempo puso en marcha diversas medidas diplomáticas y militares, como reforzar los destacamentos de las otras islas de soberanía española situadas frente al litoral marroquí -Islas Chafarinas, la isla de Alhucemas y el Peñón de Vélez-.
El incidente agravó la crisis abierta en la relación entre ambos países después de que Marruecos llamara a consulta a su embajador en Madrid por tiempo indefinido en octubre de 2001 sin previo aviso.
Ante la negativa marroquí a replegarse de Perejil, justificando la acción en su estrategia de “lucha contra la emigración ilegal y el terrorismo en el Estrecho de Gibraltar”, el Gobierno de Aznar dio un paso más.
“Al alba” del día 17 de julio y “con viento de levante de 35 nudos”, como relató en el Congreso el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, un comando de operaciones especiales, transportado por tres helicópteros Cougar, asaltó el islote y retuvo a los seis gendarmes.
El ministro marroquí de Exteriores, Mohamed Benaisa, calificó de “declaración de guerra” esta maniobra, aunque mostró su disposición a buscar una solución dialogada.
El Gobierno español decidió retirar a los 75 militares desplegados en Perejil tras el pacto con Marruecos de volver al anterior status quo y suavizó la relación con la visita de Ana Palacio a Rabat once días después del comienzo del incidente.
Ambos Ejecutivos formalizaron su reconciliación el 30 de enero de 2003 en la capital marroquí y anunciaron el regreso de sus respectivos embajadores.
A partir de entonces se pusieron en marcha diferentes grupos de trabajo bilaterales y se acordó celebrar -en diciembre de 2003- la Reunión de Alto Nivel (RAN), suspendida desde hacía cuatro años.
La mejora de las relaciones se afianzó con la llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero y la segunda visita oficial a Marruecos de los Reyes en enero de 2005, la primera durante el reinado de Mohamed VI.
También contribuyeron a ello la cooperación en el control de la inmigración clandestina y en la lucha contra el terrorismo y la renovación del acuerdo de pesca con la UE, suspendido desde 1999.
El último episodio en el que se visualizó este buen clima de amistad fue en la última RAN, celebrada el pasado mes de marzo en Rabat, en la que se impulsaron diversos proyectos económicos y de infraestructuras.
La apertura de negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario sobre el futuro del Sahara Occidental a mediados del pasado mes de junio también ha facilitado la relación con el país magrebí después de años de estancamiento del contencioso.
En ese ambiente de normalidad se enmarcó también la visita que realizaron los Príncipes la semana pasada a Marrakech para inaugurar el Instituto Cervantes, en la que el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aprovechó para entrevistarse con su homólogo marroquí, Taib Fassi Fihri.