Luis Ignacio Iruretagoiena, Ander Múgica Andonegi, Alaitz Aramendi Jaunarena y Oian Barandalla Goñi estaban armados cuando los agentes irrumpieron en la vivienda de la periferia de Cahors, aunque no opusieron resistencia a su detención.
El registro de la casa fue interrumpido en la mañana de este domingo durante unas horas, aunque volvió a reanudarse pasado el mediodía para terminar con el inventario de los cerca de ochocientos objetos recogidos por los investigadores. La mayor parte de ellos serán enviados a París para ser analizados con detalle, por si pueden servir como pistas o pruebas, incluidas unas muestras de los materiales explosivos hallados en la vivienda, que era un laboratorio donde el grupo preparaba artefactos.
Entre el material hallado había treinta detonadores, una bomba-lapa con medio kilo de pentrita, dos calentadores de agua modificados y dotados de un detonador, doscientos kilos de pólvora de aluminio, 150 kilos de nitrato de amonio y otras cantidades de pentrita. El registro terminará este domingo, según las fuentes, y se realiza con la presencia en la casa de los cuatro detenidos, que serán llevados probablemente el lunes a las dependencias de la Subdirección Antiterrorista de la Policía Judicial (SDAT) en París.
En el momento de su detención entró en vigor el período de “custodia policial” que se aplica a los arrestados en Francia y que en el caso de los presuntamente implicados en actividades de terrorismo puede ser de hasta 96 horas. En ese período, la Policía puede llevar a cabo diversas diligencias e interrogatorios y a su término los detenidos son puestos a disposición judicial, por lo que en el caso de los cuatro arrestados en Cahors el plazo máximo es el próximo miércoles por la mañana.
Las autoridades españolas relacionan a los detenidos con las últimas acciones de la organización terrorista vasca y con el atentado del pasado 30 de diciembre contra el aparcamiento de la Terminal Cuatro del madrileño aeropuerto de Barajas, en el que murieron dos personas. De los detenidos, los expertos antiterroristas españoles creen que Iruretagoiena es el principal experto en explosivos de ETA, mientras que Barandalla Goñi era uno de los principales colaboradores del jefe del aparato militar de ETA, Garakoitz Aspiazu, Txeroki.
Relación con el zulo de Amorebieta
Las Fuerzas de Seguridad investigan la relación que podría tener el material explosivo hallado en la vivienda de Cahors (Francia), en la que ayer fueron detenidos cuatro presuntos etarras, con los 240 kilos de explosivos encontrados en un zulo en Amorebieta (Vizcaya) y en el valle de Atxondo el pasado diciembre.
Según indicaron hoy a Efe fuentes de la lucha antiterrorista, en el registro de la vivienda, que era un laboratorio donde los presuntos terroristas preparaban artefactos, han sido intervenidos 100 kilos de polvo de aluminio, 80 de nitrato amónico, 24 de azufre, 2 rollos de cordón detonante, 6 bolsas de pentrita, 30 detonadores y una bombona de oxígeno, entre otros materiales. Desde Francia, el fiscal adjunto antiterrorista Jean-Michel Bourles indicó que en la citada vivienda había 30 detonadores, una bomba-lapa con medio kilo de pentrita, 2 calentadores de agua modificados y dotados de un detonador, 200 kilos de pólvora de aluminio, 150 kilos de nitrato de amonio y otras cantidades de pentrita.
Las fuentes destacaron además la importancia del hallazgo en la vivienda de Cahors del ordenador personal de la familia de Orio (Guipúzcoa), propietaria de la furgoneta Mercedes que los etarras explosionaron luego en Castellón y que fue secuestrada en un cámping de Las Landas (Francia). Este hallazgo incriminaría directamente a los detenidos en el secuestro de la familia, delito que, en caso de ser procesados por ello, sería uno de los más graves por el que los miembros de la banda podrían ser juzgados en Francia, acusados generalmente de asociación de malhechores con fines terroristas.
Los investigadores también sospechan que la vivienda de Cahors sea el escenario que aparecía en un vídeo de la banda, lo que abundaría en la tesis de que este inmueble constituía el taller central de montaje de explosivos de ETA. Las fuerzas de seguridad investigaban desde mayo la procedencia de un vídeo en el que aparecían supuestos miembros de la banda impartiendo “cursos de formación” a otros encapuchados que, según los especialistas, había sido grabado en Francia.