MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
Gurutz Aguirresarobe, acusado de matar al jefe de la Policía Municipal de Andoain (Guipúzcoa) Joseba Pagazaurtundua, ha negado haber participado en el asesinato y ha argumentado que no conocía a la víctima y que “en la vida” ha “tenido un arma en la mano”. Además, ha subrayado que la muestra de ADN recogida en la taza de café que el autor del atentado se tomó antes de disparar no puede ser suya porque sólo ha tomado café en dos ocasiones que le sentaron “mal” porque le “altera”.
Aguirresarobe se enfrenta a una petición de pena de 48 años de cárcel por el ataque terrorista que se cobró la vida del sargento Pagazaurtundua el 8 de febrero de 2003. El fiscal Pedro Rubira pide que sea condenado por los delitos de integración en organización terrorista (10 años de cárcel), asesinato (30 años de cárcel más alejamiento) y tenencia ilícita de armas (8 años de prisión). Solicita igualmente que se le condene a indemnizar en 50.000 euros a la viuda y familiares directos del fallecido.
Ante el tribunal, presidido por el magistrado Alfonso Guevara, ha reconocido que trabajaba en una empresa ubicada a las afueras del municipio de Andoain pero ha remarcado que “en la vida” ha estado “ni conocía” el bar Daytona, donde el asesino se sentó en un taburete de la barra, pidió un café con leche -que no llegó a pagar-, y esperó a Pagazaurtundua, quien acudía diariamente al citado establecimiento.
Al ser preguntado dónde se encontraba el día de la muerte del agente, ha respondido que ese ha sido “su mayor dilema” argumentando que durante su estancia en la cárcel ha movido “cielo y tierra” para saber dónde estuvo aquella fecha. “Mi familia, mi abogado y yo hemos estando mirando todo y no he podido encontrar nada para saber ese día donde estaba porque es que no lo sé”, ha añadido.
Durante el juicio, al que ha asistido entre el público la diputada de UpyD Rosa Díez, ha testificado la viuda del sargento asesinado, Estíbaliz Garmendia, así como su hermana Maite Pagazaurtundua. Ambas han recordado que la Consejería de Interior del Gobierno vasco les emplazó a regresar a Andoain durante la tregua de 1999 porque “la situación había cambiado y ETA había dejado de matar”. “Considerábamos que era una tregua trampa”, han dicho.
La viuda ha dicho que “aquella mañana en la que la banda volvía a asesinar a un hombre bueno, compañero y buen amigo” ella se encontraba trabajando en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital donde minutos más tarde ingresó su marido.