El estado de alarma ha forzado a los españoles a permanecer en sus casas y trasladar la mayoría de su vida social y profesional al mundo digital. La actividad en las redes de telecomunicaciones del país está a máximos, pero, por otro lado, la actividad comercial está paralizada por decreto, eliminando la competencia y beneficiando a las grandes operadoras.
Entre las medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto del COVID-19 se establecen determinadas limitaciones a la suscripción de servicios de comunicaciones electrónicas que requieran de portabilidad numérica, de forma que, mientras esté en vigor el estado de alarma, se suspenderán todas las operaciones de portabilidad de numeración fijo y móvil que no estén en curso, excepto en casos excepcionales de fuerza mayor.
El objetivo de esta medida es reducir las visitas de técnicos a los hogares de los clientes para instalar el router o repartir nuevas tarjetas SIM. Además, según Eduardo Delgado, consejero delegado de la empresa de comparación de precios de telecomunicaciones Roams, esta medida reduce los riesgos de fallos técnicos que puedan dejar a alguien sin conexión, requiriendo, a su vez, nuevas intervenciones de los técnicos cuando la crisis sanitaria recomienda reducir todos los servicios al mínimo indispensable.
Durante el tiempo que dure el confinamiento, la dependencia de las telecomunicaciones y la imposibilidad de cambiarse de compañía podría hacer presos de sus proveedores actuales a los usuarios, pero Delgado asegura que no habrá abusos. “La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia no permitiría que se beneficiaran de la situación”, dice. Al contrario, Delgado augura que, aunque no se hayan propuesto medidas de este tipo aún, el gobierno intervendrá para asegurar el acceso a las telecomunicaciones de toda la población durante el periodo de paralización de la economía al igual que ha hecho con otros servicios básicos como el agua y la luz.
Los usuarios no verán cambios inmediatos, pero la crisis sanitaria puede cambiar significativamente el mercado de las telecomunicaciones a corto y medio plazo. Aunque el freno de las portabilidades no signifique una pérdida de ingresos para ellas, se prevé que las empresas telefónicas minimicen sus plantillas todo lo posible. “Van a hacer ERTEs seguro, sobre todo a los trabajadores que están en captación de clientes. Si no puedes competir con otras compañías por sus clientes, ¿para qué vas a hacer campañas de marketing o sacar nuevas tarifas?”, dice Delgado. Además de los trabajadores contratados directamente, las empresas subcontratadas por las operadoras para servicios de instalación o atención al cliente también se verán seriamente afectadas.
En esta situación, las grandes operadoras serán las grandes beneficiadas del sector porque, al no tener que competir, sus costes operativos van a disminuir mientras sus ingresos se mantienen asegurados. Las compañías de telefonía con más clientes, Telefónica, Vodafone y Orange, que en los últimos años se han enfrentado a la creciente competencia de los operadores móviles virtuales, podrán ahora “cobrar y descansar”, según Delgado.
No todas las compañías de telefonía ganan. “Hay compañías que estaban en un momento de crecimiento, como el Grupo MásMóvil, que en 2018 y 2019 lideró el mercado de las portabilidades fijas y móviles, o el Grupo Euskaltel, que ahora estaba en un proceso de lanzamiento nacional, y ahora tienen que ponerse en pausa unos meses”, dice Delgado.
La congelación de las portabilidades pone fin a una guerra de precios que ha hecho rutinario para muchos españoles el cambio de operador, con el 18% de los usuarios cambiándose de compañía telefónica cada año. Habiéndose copado el mercado de la telefonía en España, que se ha convertido en uno de los países con mayor porcentaje de internautas y usuarios de teléfonos inteligentes del mundo, las compañías solo pueden crecer a costa de su competencia. Eso ha desencadenado en los últimos años una guerra de precios y ha fomentado la oferta de paquetes incluyendo servicios como contenidos de televisión, música a demanda o seguridad en el hogar.
Delgado cree que esta limitación de la competencia se puede dilatar más allá del fin del estado de alarma. “Los usuarios no van a querer arriesgar los servicios que les han mantenido conectados al mundo y van a valorar más el servicio que el precio”, dice. Predice que la competencia en precios se reactivará paulatinamente cuando los efectos económicos de la pandemia empiecen a azotar el bolsillo de los usuarios.
Sin lugar a dudas los usuarios están dando mucho uso sus conexiones durante estos días de confinamiento. Las empresas telefónicas aseguran que el tráfico en internet ha subido entorno a un 30%, con fuertes subidas en el consumo de los videojuegos online, las plataformas de vídeo a demanda y la aplicación de mensajería WhatsApp. El uso de las llamadas, tanto fijas como móvil, también se ha disparado.
En un comunicado, las empresas teleoperadoras han pedido a la población que haga un uso “racional y responsable” de los videojuegos online y los servicios de vídeo a demanda en horas de trabajo para evitar saturaciones que ralenticen los sistemas de teletrabajo de los que depende ahora mucha gente.
En el mismo comunicado, las operadoras aseguraban que “España es el primer país europeo y el tercero del mundo en dotación de infraestructuras de fibra óptica y cuenta también con una de las mejores redes móviles de Europa”.
Además, según el director técnico de Roams, David Ortega, las operadoras pueden ampliar el ancho de banda fácilmente en los puntos donde haga falta sumando a la red principal los equipos de redundancia, unos sistemas que normalmente se mantienen apagados en paralelo a los principales para poder responder rápidamente a una avería.