Gran Canaria estudiará el yacimiento de Los Caserones, en La Aldea de San Nicolás, para crear un parque arqueológico

El Cabildo de Gran Canaria ha impulsado el estudio del yacimiento de Los Caserones, en la desembocadura del Barranco de La Aldea de San Nicolás, como paso previo a la creación de un parque arqueológico en la zona. Según ha informado en un comunicado el consejero de Presidencia del Cabildo, Teodoro Sosa, en este lugar estuvo uno de los mayores y más importantes asentamientos costeros de la antigua población grancanaria.

Con este estudio la Corporación insular avanza en el desarrollo del Plan Quinquenal del área arqueológica de la playa de La Aldea, presupuestado en casi 600.000 euros, que se reactiva tras paralizarse a mediados de los años 70 del pasado siglo y donde desde entonces solo se han realizado campañas siempre significativas, pero puntuales.

A corto plazo, en los años 2023 y 2024, se va priorizar la continuación de la investigación arqueológica y la delimitación del poblado, junto a los trabajos paleontológicos, la puesta en marcha de los estudios sobre el aprovechamiento del humedal y la difusión y la divulgación entre la población escolar.

Hasta el momento, las prospecciones llevadas a cabo en una vivienda de planta semicircular han sacado a la luz la cabeza de un pequeño ídolo y abundante material cerámico y lítico, elaborado este último con basalto y también con obsidiana como la que se extraía de la mina de Montaña Hogarzales, según ha detallado el arqueólogo Efraín Marrero, de la empresa Prored, encargada de la excavación. “También han aparecido trozos de hierro que hablan del contacto con otras culturas, posiblemente con los mallorquines”, añade el Cabildo.

La excavación arqueológica busca profundizar en el conocimiento de este asentamiento que contó con centenares de casas, enterramientos, zonas de culto y otras manifestaciones culturales vinculadas a un ecosistema excepcional caracterizado por el agua que traía el barranco, el humedal, los abundantes recursos marinos o los buenos pastos para el ganado en las zonas limítrofes, junto a otros recursos como la avifauna, la flora o la madera.

Se trata de un asentamiento bastante avanzado y complejo, por lo que esta excavación y sus resultados representarán el potencial que contiene toda el área de Los Caserones y que ha sido identificada desde el siglo XIX por autores como Verneau y Grau Bassas.

Se trata, por tanto, de un poblado para el que “resulta obvio plantear un complejo sistema de ocupación del territorio, en el que coexiste un modelo habitacional de superficie con una zona de alto rendimiento económico”, ha dicho el arqueólogo del Cabildo, José de León. A este conjunto habitacional, como sucede con otros conjuntos, se asocia una zona de necrópolis“.

La datación más antigua que se posee de Los Caserones data del siglo IX. El Plan Quinquenal busca sentar las bases para la creación de un “gran parque arqueológico y de un ecomuseo, vinculados además al actual Centro de Interpretación de Los Caserones”, ha detallado Teodoro Sosa.

Dicho Plan Quinquenal contempla un Programa de Investigación, que se centrará en la evolución temporal y espacial del poblado y el estudio de las interacciones sociales y de los primeros contactos con los europeos, así como la reconstrucción paleoambiental del enclave.

Además, contempla ejes específicos de conservación y puesta en valor, infraestructuras (laboratorio de campaña, plataforma de intercambio de datos y apoyo al Centro de Interpretación), difusión y divulgación.

El Plan Quinquenal fue encargado por el Cabildo de Gran Canaria y ha sido impulsado por el Instituto Insular para la Gestión Integral del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria y elaborado por la empresa Arquemetra, bajo la dirección de la investigadora Sandra Cancel.

En él ha participado una gran cantidad de especialistas de las dos universidades canarias y profesionales independientes, así como expertos locales, como el cronista de La Aldea, Francisco Suárez Moreno, y se ha contado con aquellas personas que iniciaron los trabajos arqueológicos en el pasado siglo, como María de la Cruz Jiménez.