Jerónimo Medina Torres desapareció a los 72 años cuando salió de su casa en el barrio de Miller Bajo, de donde salió para pasear a su perro y el animal regresó solo al domicilio
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 21 (EUROPA PRESS)
María Teresa Guerra, la esposa del anciano Jerónimo Medina Torres, que desapareció hace justamente mañana cuatro años en el barrio de Miller Bajo en Las Palmas de Gran Canaria, acusó hoy a la Policía de “dejar en el olvido” su caso “como un papel más” por tratarse de un adulto, mientras continúa investigando las desapariciones de los niños Sara Morales y Yeremi Vargas, que desaparecieron en 2006 y 2007 respectivamente en la isla.
“Yo la esperanza no la pierdo nunca, le esperaré toda la vida y, si Dios me lleva, arriba nos veremos”, afirmó en rueda de prensa la mujer, que espera “que alguien se moje y haga algo”, al tiempo que admitió que “es cierto que cuando los desaparecidos son niños parece que hay una mayor sensibilidad y preocupación, mientras que cuando son adultos, la policía no muestra tanto interés y eso duele” a su familia.
Y es que este jueves se cumplen cuatro años de la desaparición de su marido, con el que llevaba 44 años de casados, “un tiempo feliz de matrimonio”. Tenía un buen estado de salud y no tenía ningún tipo de tratamiento médico, lo que hace inexplicable su desaparición, cuando, como hacía a diario, salió a las diez de la mañana del 22 de octubre de 2005 de su casa, ubicada en la calle Rafael García Pérez, para pasear a su perro, pero se perdió su rastro.
“Se llevó el dinero justo para comprar el periódico y el pan, no se llevó tarjetas de crédito ni documentación, así que su desaparición no era premeditada, le daba una vuelta al perro, después iba a la tienda y a la hora del mediodía regresaba a casa para comer. No llegó a esa hora, mi madre empezó a preocuparse y a las 17.30 horas oyó un ruido, era el perro que tocó la puerta con sus patas y entró solo en casa”, relató emocionado su hijo Francis Medina, que emocionado informó de que su padre no llegó a ir al establecimiento.
“UN HOMBRE DE SU CASA”
María Teresa Delgado explicó que cuando se percató de que su esposo no llegaba se extrañó porque “no es hombre de bares ni de estar con los amigos en las esquinas, sino que es un hombre de su casa”. Inmediatamente, alertó a sus familiares y vecinos, se llevaron incluso al perro e iniciaron la búsqueda por varios lugares donde solía pasear su marido en el Barranco de Guiniguada, Siete Palmas, Lomo Apolinario y las inmediaciones de Tamaraceite, entre otros.
Posteriormente, comenzó la búsqueda por toda la isla y se repartieron carteles en todos los comercios y estaciones de guaguas y en los establecimientos de Miller Bajo.
“Pero el tiempo pasa y yo no lo olvido, le olvidarán otros, pero yo no lo puedo olvidar”, apostilló la mujer, quien comentó que durante estos cuatro años ha vivido “cada día esperando”. “Yo digo que él está en las manos del Señor porque soy muy religiosa y eso me mantiene fuerte, me da la fuerza de cada día”, aseveró.
En este sentido, pidió a quienes sean los responsables de esta investigación que “tomen un mayor interés para que pronto estos casos puedan solucionarse favorablemente”. Aprovechó también para unirse “al dolor de las familias de los niños Sara Morales y Yeremi Vargas” y espera que “también pronto estén en sus hogares”.
“DESINTERÉS”
No obstante, subrayó que la Policía “nunca” ha ido a su casa. A este respecto, su hijo Francis Medina recordó una reunión a principios de noviembre de 2005 con el jefe que se encargaba de la investigación policial, quien les manifestó que “no había indicios de que hubiese salido de la isla y que tras llamadas de vecinos habían indagado pero no se había descubierto nada”.
“No nos han llamado para decirnos nada que cambie la situación y no nos daban ninguna certeza de que fuesen a localizar a mi padre. Con tantas desapariciones como hay y tan misteriosas no nos daban excesivas esperanzas de que lo fuesen a encontrar”, afirmó Francis Medina, que considera que “la Policía se ha desinteresado en el caso”. Sin embargo, la familia continúa buscando a Jerónimo Medina “por todos sitios”.
Añadió que en el momento de la desaparición su “padre estaba bien de salud y se había hecho un chequeo hace poco y no tenía nada”. “Estaba totalmente cuerdo pero nunca se sabe con la edad de mi padre lo que le puede haber ocurrido”, admitió.
Insistió en que la familia se siente “un poco apenada” porque “van pasando los días” y no tienen noticias ni “nadie oficialmente” les llama para transmitirles cómo va la investigación. De hecho, resaltó que, salvo el año 2005 en que desapareció su padre, la Policía no se ha puesto en contacto con ellos.
“Se le da bastante importancia a los casos de los niños, pero nunca hay que dejar en el olvido a las personas mayores que han estado durante muchos años ayudando a la familia y se debe de intentar localizarse a ellos y preocuparse por ellos”, remarcó Francis Medina.
TRAER A LA MEMORIA
Con este motivo, la familia desea que esta fecha sea ocasión para “traer a la memoria y al corazón de la sociedad canaria el recuerdo de quienes aún no están”, señaló María Teresa Guerra.
“Soy una persona de condición humilde, pero más de una vez me he preguntado qué hubiera pasado si yo fuera familia de algún político o de personas con influencia. Quizá se hubiera agilizado el interés por la búsqueda de mi marido o me darían información frecuente sobre cómo van las investigaciones. Sin embargo, al ser una ciudadana más, me da la sensación que para la Policía este caso ha quedado en el olvido como un papel más, pues no recibo ningún tipo de información por parte de ellos”, redundó.
De ahí que quiere que este cuarto aniversario sea “una oportunidad para que la sociedad canaria recuerde que hay canarios que están ausentes”, no solamente su marido, sino también “otras personas de distintas edades y diferentes lugares de la isla de Gran Canaria”, donde comentó que hay al menos siete adultos desaparecidos.
VIVIR DE ESPERANZA
Por ello, deseó solidarizarse con el dolor de otras familias que como ella sienten la ausencia de sus seres queridos. “Nuestra solidaridad hace que aunque estén ausentes los sintamos presentes entre nosotros porque les llevamos en el corazón”, arguyó.
Igualmente, a la policía, las fuerzas de seguridad del Estado y a las instituciones públicas les hizo llegar “el clamor de las famiilas” que están a la espera de recibir noticias de los que un día no volvieron a casa, pero que permanecen “en la puerta con la esperanza de recibirlos un día con los brazos abiertos”.
Asimismo, María Teresa Delgado agradeció el apoyo que recibe de sus hijos María Isabel, Francis, Ulises y Mónica, así como el interés que toman por el caso “personas sencillas que por la calle” le preguntan por “esta triste situación” que vive su familia.
Finalmente, dijo que “sería una alegría recibir pronto la noticia de la aparición de todas estas personas que se buscan”. “Si solamente apareciera una sola de estas personas nos daría la fuerza para seguir esperando. Cada día vivo de esperanza, es lo que me mantiene con vida”, concluyó.