SANTA CRUZ DE TENERIFE, 18 (EUROPA PRESS)
El Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife, en el marco de la V edición de Feboda, acogerá mañana a las 18.30 horas la celebración del I Concurso de Tartas Nupciales de Canarias, organizado por la Asociación Provincial de Empresarios de Pastelería, Heladería y Panes Especiales de Santa Cruz con la colaboración de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación.
En el certamen participarán las pastelerías La Pirámide, Díaz, Torre La Paz, La Esencia, López-Echeto, La Canela y La Sirena, que exhibirán las tartas de boda elaboradas en sus obradores. Los concursantes presentarán un pastel nupcial de diseño libre para 100-150 personas aproximadamente para la exposición y una tarta para diez personas con sabor libre para la degustación del jurado. Se valorará la calidad en los acabados, la originalidad del pastel y su estructura, la decoración del conjunto y el sabor del pastel.
El jurado estará compuesto por la vicepresidenta de la Cámara de Comercio, Ángeles Palmero; el presidente de la Asociación de Floristas de Tenerife, Luis Afonso Suárez; la coordinadora de Comercio de la Sociedad de Desarrollo Local de Tenerife, Estefanía Hernández; la técnico del Centro Insular de Calidad y Consumo del Cabildo de Tenerife, Sandra Rodríguez; un representante de la Asociación de Joyeros de Tenerife, María del Cristo Cíes; del Grupo D'Gamonal, Carlos Gamonal; y del Restaurante la Gañanía, María Machado; y el subdirector de Radio El Día, José Moreno.
Los premios se entregarán el sábado en el Recinto de la Exposición, a las 19.00 horas. La exposición de tartas de boda al público comenzará mañana desde las 11.00 horas.
UN POCO DE HISTORIA
La tarta de boda ha sido parte de la ceremonia de matrimonio desde tiempos medievales. Al principio eran elaboradas a base de trigo, que era un símbolo de fertilidad y prosperidad. Hace aproximadamente unos 1900 años, los romanos comenzaron a cocer trigo y sal, obteniendo con esto una pequeña torta.
Durante la ceremonia el novio comería una parte de este pan y luego, él rompería el resto sobre la cabeza de su novia. Esto era tomado como un signo de buena fortuna y bendición. Los invitados intentarían obtener algunas de las migas que caían, creyendo que entonces compartirían la prosperidad de la futura pareja. Esta fortuna no sólo se extendía a la flamante pareja, sino también a los niños que próximamente serían fruto de ese amor.
Generalmente, las tartas de boda suelen ser blancas, un color que, en principio, simboliza la pureza. Sin embargo, esa no es precisamente la razón de dominio del blando. En la época en la que se popularizó la “tarta de la novia”, los ingredientes eran muy difíciles de adquirir, sobre todo aquellos requeridos para la cobertura o el glaseado. Esto requería el empleo de sólo el azúcar refinado más fino, lo que posibilitaba solo a las familias más poderosas poder adquirirlo. A raíz de esto, la tarta de color blanca pasó a representar un símbolo de riqueza en aquellos tiempos.*
El corte representa, simbólicamente, la primera tarea que los novios realizan conjuntamente como marido y mujer. Esta es una de las tradiciones que más ha perdurado a lo largo de los años. El primer pedazo de tarta es cortado por la novia *con la ayuda* del novio. Esta tarea al principio fue delegada exclusivamente a la novia. Era ella quien cortaba la tarta de boda para compartir con sus invitados.