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La cementera abre la puerta al proyecto de El Pajar

Una supuesta pérdida de rentabilidad económica de la fábrica de cementos y las extraordinarias características geográficas que ofrece su enclave costero pueden convertir a El Pajar de Arguineguín “en el Puerto Mogán del siglo XXI con una planificación turística y medioambiental de primer nivel”. Así lo afirmó el empresario y promotor turístico apoderado del Condado de la Vega Grande, Fernando del Castillo y Benítez de Lugo, durante su lectura pública del pregón con el que arrancaron las fiestas de Santa Águeda 2013.

El tercer hijo del 9º Conde de la Vega Grande señaló que la cementera, desde antaño sobredimensionada y con unos hornos paralizados desde hace mucho tiempo, ha perdido con la actual coyuntura económica “una rentabilidad sustancial y tiene muy pocas posibilidades de recuperarla”.

“Si conseguimos el placer de los cementeros, a quienes se les tiene que ofrecer una alternativa que justifique económicamente esta reconversión, sustituiremos acertadamente una actividad industrial en regresión por un desarrollo turístico competitivo de primer orden”, afirmó. Fernando del Castillo reconoció que para concretar esa propuesta de desarrollo turístico en la zona, el Condado tendrá primero que “convencer a los propietarios de la cementera” para que colideren el proyecto y, segundo, “pedir el apoyo político necesario” para el mismo en todas las administraciones públicas, según informó el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana en un comunicado.

Esa petición al Cabildo de Gran Canaria y al Gobierno Autónomo no sería “especial”, dijo, porque múltiples operaciones empresariales turísticas similares ya se solicitaron y realizaron en Tenerife durante los años del boom. “Basta comprobarlas con un simple ojeo a través del Google Eart en Arona, Adeje, Fañabé y Guía de Isora”, añadió.

Fernando del Castillo recordó que la cementera fue “en su día una de las principales industrias de Canarias” y la primera empresa donde trabajó “durante el verano de 1981”. La industria fue propiedad de la familia condal hasta que “en épocas de recesión muy duras y en un entorno empresarial complejo y muy desfavorable” se vio abocada a venderla por un pasivo bancario de unos 2.000 millones de pesetas. “Nuestros propios bancos eran los dueños de la competencia y se hacía muy difícil sobrevivir en esas condiciones”. A partir de entonces el negocio para los compradores de la fábrica “fue redondo en un mercado de cuasi monopolio”, puntualizó.

Futuro prometedor

Ahora, sostiene Fernando del Castillo, las tornas han cambiado con la grave crisis que vivimos, y las expectativas de la cementera “no son las de hace unos años”. Eso, junto a la perturbación medioambiental que produce en un entorno abocado irremediablemente al turismo, “presenta un futuro muy prometedor lleno de oportunidades y pone al Pajar de Arguineguín en una posición clara de ventaja competitiva”, dijo. Cuenta con un envidiable y privilegiado suelo de costa junto al mar y con un existente puerto industrial perfectamente convertible en marina deportiva y comercial.

Con dos playas, un pueblo marinero, una marina para embarcaciones deportivas, una escuela de vela con torneos internacionales, avenidas por la costa, talleres y reparaciones navales, espacios de restauración, locales comerciales y dos explotaciones hoteleras, señaló, este proyecto “presenta inmejorables perspectivas para mejorar la calidad de vida de este lugar” y “supondrá un antes y un después del Pajar”.

La reconversión de la fábrica de cemento “sin duda producirá de inmediato una revalorización del suelo en toda la zona”, reconoció el actual presidente del Centro de Iniciativas Turísticas de Gran Canaria, por lo que habría que dotarla de un nuevo acceso desde la carretera general “para repartir las molestias del tráfico”.

El proyecto turístico del Condado para esta zona, pregonó, conllevaría “una mejora del paisaje con verdaderas plantaciones de árboles” y, en cifras globales, supondría crear una infraestructura turística y residencial cuya inversión ronda los 400 ó 500 millones de euros y una creación de aproximadamente 1.200 puestos de trabajo directos.

“Puede ser el gran revulsivo del cambio hacia la senda del crecimiento y recuperación económica en nuestra Isla, con proyectos indispensables para crear nuevos puestos de trabajo”, dijo el también promotor del Campo Internacional de Maspalomas y Monte León. El alcalde insistió en que la celebración debía entenderse como “la apuesta de un pueblo por continuar con sus tradiciones”, y como “una unión y reunión de vecinos y de gente llegada de otros sitios para disfrutar en un espacio común y de un paréntesis en el trabajo y en el compromiso y la lucha diaria por mejorar las cosas”.