Embellecimiento del Paisaje Urbano
Soledad González Ramírez fue trabajadora del IMEF hasta el mes pasado, fecha en la que fue despedida por “quejarse a su superior de que no tenían bolsas de basura”. “Las condiciones en las que se trabaja son vergonzosas, no hay material para todos: en el Risco de San Nicolás hemos tenido que compartir una brocha cuatro personas para no aburrirnos y estar todo el día parados. Así, por esto y porque se han visto muchas veces sin fondos para pagarnos, se han producido despidos improcedentes como el mío”.
El IMEF elabora y gestiona proyectos de formación y empleo, así como proyectos de desarrollo económico y social que se traducen en acciones dirigidas a jóvenes, mujeres y otros colectivos con especiales dificultades de inserción laboral. Para tales planes, estructurados por necesidades y por barrios, recibe subvenciones de la Unión Europea. “Los fondos que recibe el IMEF no se están empleando como es debido aquí y muchas obras se quedan a medias”, contó la trabajadora.
De estos proyectos promovidos por el IMEF surgen las escuelas taller y los talleres de empleo. También se encuentran los cursos ocupacionales y programas de empleo directo en el sector público surgidos a través del Plan Integral de Empleo de Canarias (PIEC). Uno de los lemas de estos programas se resume en Aprender trabajando y trabajar aprendiendo. “No nos enseñan nada porque nos pasamos el día vagueando. Además, ellos mismos nos crean malos hábitos de trabajo porque debemos empezar a las ocho de la mañana y cuando llegamos nos mandan a desayunar para no empezar hasta las nueve y media porque no se puede hacer nada”, narró la ex trabajadora del IMEF.
“Me siento indignada porque creo que se están llevando lo que no es suyo y no apoyan a personas como yo que llevamos mucho tiempo en el paro. Se nos saca de las filas del INEM para decir que ha bajado el desempleo y nos prometen un formación que no nos dan”, manifiesta Soledad. “Pero todo esto no sirve para nada, ni para la comunidad ni para nosotros mismos, ya que los contratos son de seis meses y a veces de menos. Sólo les interesa tenernos en plantilla para no dejar de recibir las subvenciones”, explicó indignada.
El IMEF reconoce la situación precaria en la que se encuentra