La Cámara regional de la IX Legislatura ha roto la brecha de género que ha existido en la representación de la soberanía popular desde el 30 de mayo de 1983. Han tenido que pasar 32 años para que una mujer presida por primera vez el Parlamento y para que los partidos políticos incluyeran en sus listas una representación verdaderamente paritaria que ha permitido que haya más diputadas que diputados.
“La Canarias de hoy poco tiene que ver con la de hace más de tres décadas. Sin embargo, a pesar de esos avances, hemos necesitado llegar a la novena legislatura para tener una presidenta de la Cámara autonómica. Recojo y comparto el testigo de tantas y tantas mujeres y tantos hombres que han luchado para lograr una Canarias comprometida con la igualdad y la diversidad como valores y motores de toda acción, como derechos de ciudadanía”.
Las palabras de Carolina Darias en su primer discurso institucional como primera presidenta del Parlamento de Canarias resumen perfectamente el largo y tortuoso camino, no exento de dificultades y zancadillas, para acabar con la brecha de género en la Cámara regional. Al igual que en el resto de la sociedad, las mujeres han tenido que ir abriéndose camino poco a poco y, aunque aún queda mucho por avanzar, al menos el Parlamento regional ha saldado una deuda que había contraído desde 1983.
Cuando se constituyó el primer Parlamento de la historia de Canarias, sólo hubo una mujer sentada en los escaños, Dolores Palliser, que además también fue la primera consejera de un Gobierno de Canarias.
De esa soledad, que porcentualmente supuso un porcentaje del 1,66%, el voto en las urnas ha permitido que en estos momentos haya 32 mujeres sentadas en los escaños del palacete de la calle Teobaldo Power, el 53,33%.
Pese a ello, desde el 30 de mayo de 1983, día en el que se constituyó la I Legislatura, un total de 151 mujeres han ocupado un escaño en el Parlamento de Canarias, lo que supone un 27,9% de representación femenina hasta la actualidad, frente a los 389 hombres que han tomado posesión del cargo de diputado.
Sin embargo, y como aseguró Carmen Barreto en la presentación de la segunda parte de su obra Mujeres en el Parlamento de Canarias, tuvieron que pasar 20 años para que la mujer comenzara a incrementar realmente su participación en el Parlamento.
Y han tenido que pasar 12 más para que más de la mitad de sus señorías sean mujeres, lo que calca perfectamente una realidad social y biológica, en la que las féminas son mayoritarias pero que los aparatos de los partidos (como los órganos de dirección de las empresas) han sido muy remisos a asumir.
De una a 32
De la solitaria Palliser a las 32 diputadas actuales han pasado muchas cosas, la mayoría relacionadas con el impulso de las mujeres socialistas en el panorama político nacional que, frente al machismo imperante en su propio partido, han ido incorporando medidas de discriminación positiva, como la famosa cuota del 24%, pasando por la paridad en la confección de las planchas electorales y la elaboración de las listas cremallera en los pasados comicios del 24 de mayo.
Pese a ello, es CC quien aporta más mujeres: 9 (el 15% del total del Parlamento, el 50% de su Grupo y el 28% del total de las diputadas). El PSOE aporta 8 mujeres a la Cámara regional (el 13,3% de la Cámara, el 53,33% del Grupo Parlamentario y el 25% de las diputadas).
Ambas fuerzas mayoritarias son seguidas por las 7 diputadas que aporta el PP, 5 de Podemos (en proporción es el Grupo que más mujeres tiene en su seno, el 71,4% de los escaños del partido del círculo está copado por féminas), las dos de NC y la diputada de la Agrupación Socialista Gomera (que, además, fue la secretaria de la Mesa de Edad en la constitución del Parlamento el pasado 23 de junio).
En la IV Legislatura fue cuando se comenzó a atisbar un tímido incremento en la presencia de mujeres en la Cámara regional. A ella se incorporaron Carmen Nirva Macías, Eugenia Márquez y Consuelo Rodríguez Falero por el PP; Isabel Déniz y Emilia Perdomo por el PIL; Ana Oramas por CC, y Teresita Morales por el PSOE. En total, 7 (el 11,6%).
Los cuatro años siguientes contemplaron como más que se duplicaban las diputadas (18, es decir, el 30%) y se sentaban en los escaños las nacionalistas Milagros Luis Brito, Paula Monzón, María Auxiliadora Pérez, Cristina Perdomo y Marisa Zamora; las socialistas Nieves Hernández, María del Carmen Hernández; Rosa Guadalupe Jerez, María Belén Lorenzo, Dolores Padrón y Dolores Rodríguez Flores (que acabó la legislatura como diputada no adscrita), mientras repetía Teresita Morales.
A ellas se unieron las conservadoras Noelía García, Concepción López y Mercedes Roldós, mientras repetían Macías y Rodríguez Falero y la nacionalista herreña Belén Allende.
Pese al notable incremento que respecto a la legislatura anterior en cuanto a la presencia femenina en el Parlamento, el mismo no se reflejó en la composición del Ejecutivo que presidió Román Rodríguez. Un gabinete en que ni una mujer dirigió una consejería porque, como afirmó el entonces presidente a varias preguntas parlamentarias de la oposición socialista, no se había encontrado a ninguna que “diera el perfil”.
Una frase que ha quedado grabada en los diarios de sesiones de la Cámara y que supone un desagradable borrón en el perfil progresista del ahora líder de Nueva Canarias.
La primera vicepresidenta
Llega 2003 y con él un total de 22 diputadas (el 36,6% de la Cámara). El año en que por primera vez hubo una vicepresidenta en el Gobierno (María del Mar Julios) y dos consejeras más la acompañaban en el gabinete (Australia Navarro y Águeda Montelongo).
Fue la legislatura en la que en el hemiciclo se sentaron las nacionalistas Belén Allende, Francisca Domínguez, Guadalupe González, Nuria Herrera, Julios, Milagros Luis, Flora Marrero, Pilar Mora y Marisa Zamora; las socialistas Manuela Armas, Marlene Figueroa, Gloria Gutiérrez, Rosa Guadalupe, Amparo Martín, Teresita Morales, Dolores Padrón; las conservadoras María Peña, Concepción López, Carmen Nirva Macías, Victoria Ponce y Cristina Tavío, y, por parte del PIL, Isabel Déniz.
La siguiente legislatura, la primera de Paulino Rivero como presidente y la del triunfo aplastante (y amargo) del PSOE en las urnas liderado por Juan Fernando López Aguilar fue también en la que más diputadas socialistas obtuvieron escaño (13, el 48,1% del Grupo Parlamentario y el 21% de la Cámara): Carmen Acosta, Olivia Cedrés, Rita Díaz, Olivia Estévez, Rita Gómez, Eulalia Guerra, Gloria Gutiérrez, Mercedes Herrera, Rosa Jerez, Francisca Luengo, Guacimara Medina, Belén Monzón, Dolores Padrón y Fidela Velázquez.
A ellas se sumaron las nacionalistas Beatriz Acosta, Belén Allende, Jamnia Brito, Nuria Herrera, María del Mar Julios, Flora Marrero, Ester Padilla, Dulce Pérez y Marisa Zamora; y las conservadoras Mar Arévalo, Águeda Montelongo, Australia Navarro, Mercedes Roldós y Cristina Tavío.
En total, 27 mujeres, lo que significaba el 45% de la representación en el hemiciclo del palacete de la calle Teobaldo Power.
El bache de la VIII legislatura
La pasada legislatura suspuso un bache hasta la entonces lenta, pausada pero imparable ascensión de la representación femenina en el Parlamento. 25 diputadas, dos menos que antes.
Los últimos cuatro años, los mismos que vieron al PSOE volver al Gobierno regional y abandonar la oposición a la que fue condenado desde 1993, sentaron en el Parlamento a las socialistas Encarna Galván, Rita Gómez, Ana González (que sustituyó a Alpidio Armas), Gloria Gutiérrez, Rosa Jerez, Dolores Padrón (la primera presidenta que ha tenido el Grupo Socialista) y Belinda Ramírez.
Junto a ellas, las nacionalistas Nuria Herrera, Flora Marrero, Claudina Morales, Nieves Pulido (que acabó como no adscrita), Inés Rojas y Marisa Zamora; las conservadoras Milagros Bethencourt, Aurora del Rosario, Ana Guerra, Águeda Montelongo, Carmen Morales, Australia Navarro, Maribel Oñate, Astrid Pérez, Victoria Ponce, Teresa Pulido, Mercedes Roldós y Cristina Tavío, y la nacionalista de izquierdas Carmen Hernández, aunque renunció a su acta en julio de 2014 para centrarse en su candidatura por NC a la Alcaldía de Telde.
Así ha sido el largo camino para visibilizar a la mujer en la política y que trascienda su participación en la actividad legislativa.
Una integración de la mujer en la actividad política que es una cuestión de legitimidad democrática, de justicia y de derecho porque una democracia no puede ser plena si las mujeres no están representadas al 50% en todos los ámbitos de la sociedad.
Aunque es difícil reivindicar que se acabe con las barreras sociales y culturales si no se predica con el ejemplo. Ahora, el Parlamento estará bastante más legitimado para ello.
El camino abierto por Palliser en 1983 en el Parlamento de Canarias ha desembocado en que el año 2015 haya sido el primero en que hasta 4 candidatas a la Presidencia del Gobierno hayan sido mujeres (Patricia Hernández, Noemí Santana, Melisa Rodríguez y Australia Navarro) y que una fémina haya sido nombrada presidenta de la Cámara regional.
A la sociedad sólo le queda por saldar una deuda: que haya una presidenta del Gobierno regional. Pero, para eso, habrá que esperar como mínimo cuatro años más.
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