LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 13 (EUROPA PRESS)
Las patologías oculares aumentan un 20 por ciento en verano, de ahí que se recomienda no llevar gafas de sol si no están homologadas.
Al respecto, Vissum informó en nota de prensa que el uso de las gafas de sol se recomienda durante todo el año aunque en verano es “imprescindible” porque son “mayores” las radiaciones ultravioletas, de ahí que la luminosidad y la exposición al sol “es mayor” consecuencia de ese incremento del 20 por ciento en patologías oculares.
La radiación solar se compone por ondas visibles e invisibles. Las visibles “sólo resultan dañinas si se exponen muy intensamente a ellas”, mientras que las segundas --invisibles-- se componen de radiaciones infrarrojas y rayos ultravioletas (UVA), que son las “más nocivas para el ojo”.
Por ello, los expertos apuntan que las gafas no deben ser consideradas como un complemento de moda sino como un elemento preventivo para ayudar a conservar los ojos en buen estado; sin embargo, advierten de que el uso de gafas de sol que no cumplan con los requisitos de seguridad, puede provocar la dilatación excesiva de la pupila, al ser más oscuras que las correctas y penetrar mayor cantidad de radiación ultravioleta, de ahí que ante esta situación sea “preferible salir sin ninguna puesta a arriesgarse con gafas no homologadas”.
Asimismo, para adquirir unas gafas de sol se aconseja comprarlas siempre en un establecimiento homologado. Además, éste complemento debe llevar la marca CE (Conformidad Europea) como estándar mínimo de calidad que garantiza que han superado una serie de pruebas de laboratorio, como la capacidad de filtrar la luz visible y los rayos ultravioletas.
También deben indicar el número de categoría de filtro, siendo el 4 el que “más protege” y su uso es recomendable para los deportes de montaña y acuáticos; el 3 es el “más habitual” y el indicado para la playa o la montaña; el 2 se utiliza también para hacer deporte; y el 1 para días nublados; mientras que el 0 se usa en condiciones de poca luz o en interiores en los que la claridad es molesta.
Además, hay que tener en cuenta el color de la lente, recomendándose el verde para deportes náuticos y de invierno, ya que los rayos UVA inciden más sobre el mar y sobre la alta montaña (el índice de la radiación ultravioleta aumenta un 10% por cada mil metros de altura).
El color marrón y naranja son “idóneos” para las prácticas al aire libre y para las personas operadas de cirugía refractiva y cataratas, mientras que el gris “es el adecuado” para la conducción y el amarillo se recomienda para conducir al atardecer o con niebla y para personas con problemas de retina.
En cuanto a la edad para utilizar gafas, “no existe una edad determinada” aunque las personas con ojos claros, con una “sensibilidad especial” a la luz, deben empezar a usarlas cuanto antes, ya que sus ojos están “más expuestos a los agentes adversos, debido a que el diafragma de la cámara fotográfica no cumple totalmente la función de freno a la entrada de luz y provoca esa molestia”.
Asimismo, las personas mayores también deben utilizar gafas de sol, ya que sus ojos están más debilitados y, por lo tanto, más expuestos a la acción nociva de los rayos solares. Finalmente, también se indicó la necesidad de proteger a los niños y el caso de que el niño no quiera llevar gafas, se le debería poner un sombrero o una gorra provista con visera.