El presidente canario repone a un cargo cesado en Agricultura con intereses en el sector

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

Estaba claro que era cuestión de días o de pocas semanas. El mal trago pasado por el hoy asesor del presidente del Gobierno de Canarias en asuntos agrarios, Juan Pedro Dávila, ha tenido una merecida recompensa: su vuelta, casi que con honores, a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas, que rige el herreño de AHI Narvay Quintero.

Dávila, que ha formado parte del PNC (su padre, ya fallecido, fue uno de los máximos exponentes de esta formación, hoy coligada con CC) y en la actualidad se muestra bien integrado en CC, regresa a la Consejería de Agricultura tras convertirse en la actual legislatura en el director general que menos tiempo había durado en el cargo: apenas dos semanas.

Juan Pedro Dávila, por la imposición de cuotas en la estructura de cargos públicos de la Consejería de Agricultura (jamás por la “renovación” que abandera un día sí y otro también Fernando Clavijo), cesó en el cargo de director general de Ganadería, en esta novena legislatura, para dar paso a un hombre de Fuerteventura, Cristóbal David de Vera Cabrera, que es, por lo tanto, el actual responsable de la citada área. Antes del nombramiento de aquél como director general en el equipo de Narvay Quintero, Dávila ya había ocupado el mismo cargo en la etapa anterior, la de Juan Ramón Hernández, también de CC y en la octava legislatura.

La llegada de Dávila a la Consejería, al parecer con menos mando en plaza que el que él procura, ha levantado una polvareda porque, según fuentes de algunas organizaciones agrarias consultadas, ello “supone la presencia en Agricultura de una persona que tiene - y esto es conocido por todos los asiduos en ese departamento autonómico - fuertes intereses empresariales en la ganadería local, aparte de que comparte negocios familiares en el sector primario con el presidente de la entidad Asaga-Canarias, Henry Sicilia, a la sazón miembro de la ejecutiva de CEOE-Tenerife y de Asprocan y persona que antes se había postulado para ocupar el puesto de consejero de Agricultura. Sicilia también quiere reemplazar a Leopoldo Cólogan, que ha dicho que se va en pocas semanas, en el seno de la Asociación de Productores Europeos de Bananas (APEB), entidad que aún preside el tinerfeño y a la que Sicilia, si va en representación de Asprocan, no llegaría para ser el principal responsable, algo que en la nueva etapa le toca a un dirigente francés.

El aterrizaje de Dávila se ve con recelo en la Consejería, donde, como ya ocurriera en su etapa de director general al mando de Juan Ramón Hernández, es frecuente verlo con el presidente de Asaga, también su cuñado. El actual consejero de Agricultura, Narvay Quintero, ya ha sido advertido de esta situación, que las partes más críticas con la nueva función de Dávila “no están dispuestas a dejar pasar, mucho menos si se llegan a producir y se pueden demostrar tratos de favor hacia determinados proyectos empresariales vinculados al campo o hacia organizaciones profesionales agrarias que tienen nombres y apellidos”.

El asesor del presidente Clavijo en temas agrarios, a pocos días de su vuelta a la que hasta hace nada había sido su casa, ya ha sido informado de que los papeles, informes, expedientes y otros soportes documentales que requiera jamás deben ser solicitados de forma directa a los empleados públicos de esa Consejería, sino que se tienen que canalizar a través de sus compañeros de partido y cargos públicos en el departamento autonómico. Estos responsables, al menos algunos, no esconden su malestar por algunas actuaciones del recién llegado asesor del presidente en relación con las cuestiones enumeradas.

Dávila, cuya actividad profesional más conocida es la de empresario en el sector ganadero, algo que le llega por tradición, ha mostrado su deseo de coordinar las mesas de negociación del programa Posei y del sistema REA, justo los mecanismos a través de los que se canalizan las ayudas directas de la Unión Europea (UE) que son más cuantiosas y llegan sin tortuosos recorridos a los agricultores y ganaderos beneficiarios, y también a la industria de producción de insumos para la alimentación de ganado (piensos), en este caso a través del instrumento comunitario REA.

La vuelta de Dávila a Agricultura sufrió un leve retraso porque el hoy asesor de Clavijo no quiso admitir el puesto de jefe de Gabinete en la Consejería de Agricultura. Tal y como él ha señalado a varias personas, no consideraba conveniente aceptar ese puesto tras haber sido sustituido como director general. La presencia de Dávila con despacho en la sede tinerfeña de Agricultura ha sido muy mal acogida e incluso hay organizaciones representativas que tienen en mente solicitar que el citado asesor del presidente ocupe un puesto de trabajo en la sede cercana, justo enfrente, de Presidencia del Gobierno.