La Primavera Árabe y los conflictos en el Sahel obligan a no bajar la guardia en inmigración

Efe

Santa Cruz de Tenerife —

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, afirmó este viernes respecto a la inmigración irregular que en Canarias la situación ha cambiado “radicalmente” pero “no se baja la guardia”, pues la vigilancia en el Estrecho provoca que “se intenten abrir vías por la fachada atlántica” hacia las islas.

Jorge Fernández Díaz se manifestó de este modo en declaraciones a los periodistas tras reunirse en Santa Cruz de Tenerife con los máximos responsables del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil para analizar el trabajo que realizan estos dos cuerpos de seguridad en Canarias.

El ministro dijo que en relación a la inmigración irregular por vía marítima la situación en las islas ha cambiado respecto a hace unos años pero eso no quiere decir, añadió, que se vaya a bajar la guardia porque a la inmigración subsahariana tradicional ahora se une la presión migratoria provocada por la situación en el Sahel y en otras zonas tras la primavera árabe.

Como ejemplo, Fernández Díaz precisó que la guerra en Siria ha producido centenares de miles de desplazados que van a otros países, también a España, a pedir refugio político, y a ello se suma la situación humanitaria y de conflictos en otros países, como Mali.

Ello ha provocado una presión migratoria en el Mediterráneo y sobre Ceuta y Melilla y “dada la situación que hay allí, ahora están intentando ver si pueden abrir una vía por la fachada atlántica hacia Canarias”, añadió el ministro.

Sin embargo, aseguró también que la situación “la tenemos controlada, sin bajar la guardia”, gracias al desarrollo del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), los convenios de cooperación con Mauritania y Senegal y la cooperación bilateral con Marruecos.

El ministro alabó “de manera especial la estrecha cooperación” que se produce entre la Policía Nacional y la Guardia Civil con los cuerpos de seguridad homólogos en esos países.

Fernández Díaz apuntó también que Canarias “objetivamente es más segura que la media del conjunto de España”, y recordó además que el país es el tercero más seguro de la Unión Europea en cuanto a la tasa de criminalidad.

“Las islas Canarias son también afortunadas desde el punto de vista de la seguridad por los datos objetivos así lo acreditan, más allá de la percepción subjetiva” que se pueda tener, añadió.

Al respecto, señaló que las islas reciben unos 12 millones de turistas y “es evidente” que esto se produce porque una de las fortalezas del destino es la percepción del visitante de que se trata “de un país y de una comunidad seguros”.

Preguntado por el anteproyecto de ley de seguridad ciudadana, el ministro del Interior dijo que previsiblemente la remitirá al Consejo de Ministros de la próxima semana o de la siguiente tras haber recibido el informe correspondiente del Consejo de Estado.

Puntualizó Jorge Fernández Díaz que se trata de una reforma ambiciosa en la que se incorporan conductas que en la actual legislación, que data de 1992, no se producían, como el uso de punteros láser de forma inadecuada en aeropuertos, ferrocarriles y autocares.

Aseguró también que es “sensible” el ámbito correspondiente a los derechos fundamentales y libertades públicas y aseveró que el Gobierno recogerá “todas las observaciones” que le planteen los órganos que han examinado el anteproyecto.

Lucha contra el narcotráfico

En cuanto a la aparición en Baleares de la llamada “droga caníbal”, el ministro dijo que es “conocedor” de este asunto y también los cuerpos de seguridad del Estado, especialmente los que actúan en unidades especializadas en aeropuertos “para ser lo más eficaz posible, pues somos conscientes de ese riesgo”.

Recordó que la lucha contra el narcotráfico “forma parte nuclear” de la política del Ministerio del Interior y detalló que el 40 por ciento de la cocaína y el 75 por ciento del hachís incautados en Europa han sido aprehendidos en España.

La lucha en que en España se lleva a cabo contra el narcotráfico “es muy intensa”, prosiguió el ministro, por cómo afecta a la sociedad en general y en particular, a la juventud, y porque sus beneficios son tan sustanciosos que sirven para financiar otras actividades criminales