La licencia de obra 28 / 2003 de Santa Brígida, el permiso concedido a una Unión Temporal de Empresas liderada por Fomento Construcciones y Contratas (FCC) en 2003 para construir un centro comercial en el casco de la villa de las medianías de Gran Canaria, se ha utilizado como mero instrumento especulativo del suelo por parte de los contratistas, sin que estos hayan cumplido reglamentariamente con los plazos formales de inicio y final de la obra, y por tanto se puede decretar la caducidad de la licencia.
Esa es la principal conclusión a la que llega Mercedes Martín Olivera, titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 5 de Las Palmas de Gran Canaria, en la sentencia 360 / 2013 de 10 de septiembre y en la que a lo largo de siete folios defiende el planteamiento de la caducidad de la licencia, solicitada por un particular mediante un recurso de iniciativa vecinal en 2011, ante la paralización injustificada del conocido como mamotreto de Santa Brígida.
En su fallo, la juez anula la desestimación municipal por silencio administrativo a la solicitud presentada en el Ayuntamiento para que este declarara la caducidad de la licencia, hace dos años, ante la evidencia de que la UTE no pretendía acabar el proyecto que fue aprobado en 2003, ya que incluía unas salas de cine que solo un año después pretendió modificar por un hipermercado, entre otros cambios, sin cumplir con las normas urbanísticas vigentes en la Villa.
La sentencia, a la que ha tenido acceso este diario, no decreta directamente la caducidad de la licencia, circunstancia que ya ha motivado, por parte de los recurrentes, una petición a la juez para aclarar ese extremo concreto, pero si anula el acto administrativo municipal de no contestar a la solicitud de caducidad de abril de 2011, y por ello, abre la vía para frenar la reclamación patrimonial de la UTE de FCC al Ayuntamiento, que rondaría los 14 millones de euros.
El hecho de que la juez, en esta sentencia que el alcalde Lucas Bravo de Laguna (PP) ha anunciado que recurrirá al Tribunal Superior de Justicia de Canarias, de por válido el planteamiento de la caducidad de la licencia por la inactividad de los contratistas, permitiría al consistorio canario defender un incumplimiento de contrato por parte de la UTE y evitar la reclamación patrimonial que en 2008 presentaron los adjudicatarios de la obra.
Aprobada el 7 de junio de 2003 según las Normas Subsidiarias municipales vigentes, y con una modificación puntual de las mismas, el proyecto al que se invitó a participar a una serie de empresas por el procedimiento negociado sin publicidad incluía salas de cine, y algunas de las mercantiles llamadas declinaron llevarlo a cabo por la inviabilidad económica de las salas, por lo que desistieron de una obra adjudicada al final a la denominada UTE Santa Brígida.
Solo un año después, la UTE liderada por FCC planteó esa misma inviabilidad económica de explotación de las salas de cine y propuso como alternativa una unidad de alimentación, además de ampliar a casi 2.400 metros cuadrados la superficie del centro comercial que en las Normas Subsidiarias quedaron fijadas en poco más de 1.650 metros cuadrados, y aparte, pretendió también ocupar dominio público al desplazar el edificio hacia las aceras, y estas, a su vez, hacia las calles. La modificación del proyecto nunca fue aprobada definitivamente.
De este modo, el mamotreto de Santa Brígida lleva presidiendo casi una década el centro de un pueblo pecualiarmente conflictivo en materia urbanística, con varios casos de corrupción pendientes de resolución, entre ellos, el conocido como Brisan que investigó sin mucho éxito la Guardia Civil, ya que sigue paralizado en la fase de instrucción.
Solo en 2011, en el periodo previo a las elecciones municipales de mayo, se reactivaron las obras del centro comercial por escasos días, sin que hayan llegado a buen término porque es legalmente imposible ejecutar el modificado del proyecto original de 2003.
Ahora, entre el recurso anunciado por el Ayuntamiento y la reclamación patrimonial de FCC, por otro lado, la historia del centro comercial de Santa Brigida puede alargarse un par de años más. Y seguirá ahí enmedio del pueblo, afeando el paisaje y bloqueando un espacio central de la Villa.