Desde su implantación en Canarias hasta hoy, Vox no ha cejado en encadenar polémicas, disputas o quejas, especialmente cuando se acercan unas elecciones y se elaboran las listas. En la provincia de Las Palmas, quienes se han autodenominado como “afiliados, ex afiliados, simpatizantes y otros ciudadanos” han enviado una carta al Comité Ejecutivo Nacional del partido denunciando una serie de “incidencias” causadas por la dirección de la formación de ultraderecha en la provincia de Las Palmas. En el texto, la acusan de imponer las candidaturas para el pasado 28 de mayo “colocando a dedo a familiares y amigos”, en las que además unas pocas personas repitieron en las listas a más de dos instituciones en detrimento de afiliados vinculados al partido, lo que cataloga como “tráfico de influencias”.
En concreto, citan a Nicasio Galván, presidente del Comité Ejecutivo de Vox en Las Palmas, quien se postuló en el 28 de mayo como candidato a la Presidencia del Gobierno de Canarias y segundo en la lista al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Para el Consistorio, su madre María Iciar Sasia Iceta (número 10) y su hermano Jesús Vicente Galván Sasia (número 17) fueron en la misma plancha. Tras los resultados electorales, el líder del partido en la provincia oriental de Canarias ganó un escaño en la Cámara regional y una concejalía en la institución capitalina.
El vicepresidente del partido en el Comité Ejecutivo de Las Palmas, Alberto Rodríguez, fue el número 1 para el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y número 2 en la lista al Parlamento por la circunscripción regional (que no consiguió). Y tras ejercer cuatro años como diputado en el Congreso por Las Palmas, es el candidato de Vox en la provincia oriental para el 23 de julio, acompañado por Jesús Vicente Galván Sasia como segundo.
En los últimos cuatro años, Vox ha pasado de no conseguir representación en ninguna institución de las islas a lograr cuatro diputados regionales, seis consejeros de cabildos y 34 concejales. La mayor parte de los votos provinieron de la provincia de La Palmas, desde donde ganó dos diputados al Parlamento, cuatro consejeros (tres en Gran Canaria y uno en Lanzarote) y 24 concejales repartidos en once municipios. En Las Palmas de Gran Canaria consiguió cuatro actas y en Teguise (Lanzarote) posibilitó con su abstención que Coalición Canaria tomara el bastón de mando.
Casi todos los cargos electos han sido personas desconocidas en el mundo de la política y de las instituciones. Vox no solo ha tenido que acudir a familiares y amistades cercanas de algunas candidaturas para rellenar listas, sino que carece de cuadros para asistirles en sus labores. La carta de afiliados, exafiliados y simpatizantes aseguran que, pese a los resultados electorales, la cifra de afiliados en Las Palmas ha bajado de los 1.500 en 2019 a los 750 en la actualidad. Así, critican que el partido no haya creado una infraestructura previa a las elecciones con su base en las Islas y denuncian que candidatos en los anteriores comicios quedaran fuera este año.“Esto supone un desprestigio continuado hacia todos los afiliados por parte del Comité Ejecutivo de Las Palmas”, señalan.
En este sentido, denuncian la “falta de comunicación y la toma decisiones arbitraria con afiliados y cargos orgánicos leales a Vox” y pide las actas de todas las reuniones orgánicas llevadas a cabo en la dirección del partido en su ramificación provincial, así como de las “juntas, comisiones o asambleas”. Por todo ello, demandan una asamblea en la provincia oriental para que “se expongan estos hechos públicamente y que sea tutelada por miembros imparciales de Vox España”.
“Constantes motines y rebeliones debido a la falta de liderazgo”
Aunque ha tenido algo más de estabilidad respecto a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, donde las disputas internas provocaron que ni siquiera proclamaran candidatura al Congreso, en Las Palmas sus primeros pasos estuvieron salpicados por la polémica. Han sido “constantes los motines y rebeliones debido a la falta de liderazgo”, cita la carta.
El primer presidente de Vox en la provincia oriental Ricardo Baña dimitió al ser condenado a dos años de cárcel por delito fiscal y el partido fulminó a José Luis Moyano, antiguo líder de la formación en Las Palmas después de que este periódico desvelara que había amenazado a un policía nacional. Vox creó entonces una gestora y designó a Nicasio Galván. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y con trayectoria en el sector bancario, presidiría el Comité Ejecutivo provincial desde 2019.
Precisamente, de cara a las elecciones generales de noviembre de 2019, Vox cambió tres veces de candidato. El partido había designado desde Madrid a Jaime González Canomanuel, director de un campo de golf de Lanzarote, y que a la postre sería coordinador regional en Canarias y Baleares. Le sucedió José María Vázquez como número 1, pero renunció a cuatro días de los comicios alegando “razones personales”.
Así, quedaba el camino despejado para Alberto Rodríguez, abogado y empresario, padre de seis niños y con una trayectoria ligada a movimientos ultracatólicos y al Opus Dei. Desde entonces es cuando empiezan los comunicados del partido, primero solo publicitando las acciones del diputado electo y, a partir de 2022, incrementa su actividad con notas que difunden discursos antiinmigración o inseguridad, que fueron evolucionando al año siguiente a críticas hacia la gestión por el Gobierno presidido por Pedro Sánchez con especial énfasis hacia la Ley solo sí es sí.
“Las innumerables bajas que se han producido en Vox Gran Canaria desde 2019, junto a la falta de implicación en el pago de las cuotas, es prueba palpable de la mala gestión del Comité Ejecutivo provincial de Las Palmas”, reitera la carta firmada por ex afiliados y simpatizantes.
Uno de los ejemplos que mejor ilustran esta aseveración fue la marcha del partido de Carmelo González, crítico desde que empezó a militar en el partido que intentó conducirlo por otra senda. Médico y ateo, se presentó a unas primarias a la presidencia nacional para ser una alternativa más democrática a Santiago Abascal. Pero su candidatura fue excluida por no reunir el número mínimo de avales, aunque a su juicio no hubo transparencia al respecto y ni siquiera se informó de cuántos había cosechado. Se acabó marchando del partido asegurando que Vox era una “dictadura intramuros”