El nuevo telescopio solar Gregor permitirá observar la atmósfera solar con una resolución inédita hasta la fecha
SANTA CRUZ DE TENERIFE, 15 (EUROPA PRESS)
El telescopio alemán Gregor, después de diez años de desarrollo, ha arrancado sus operaciones en el Observatorio del Teide del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), que acoge a partir de ahora el telescopio solar más grande de Europa y el tercero en dimensiones del mundo.
Además de su diámetro, su avanzada tecnología permitirá a la comunidad científica --española, alemana e internacional-- estudiar el Sol con un nivel de detalle sin precedentes hasta la fecha. No sólo se podrán comprender mejor los procesos físicos que acontecen en la mayoría de estrellas del universo, sino también resolver cuestiones terrenales, pues la actividad solar afecta e incluso daña los satélites y las redes de energía de diferentes regiones de la Tierra. Profundizar en su conocimiento puede ayudar a mitigar estos problemas de alto impacto económico.
Gregor tiene una apertura de 1,5 metros, superior a la del resto de telescopios solares instalados en los observatorios del IAC. Su diámetro y el novedoso sistema de óptica adaptativa, que compensa las turbulencias atmosféricas, logra una calidad de imagen que, hasta el momento, ningún telescopio solar terrestre había obtenido, tanto en el rango visible como en el infrarrojo. La resolución espacial, espectral y temporal resultante permite que los investigadores puedan seguir los procesos físicos en la superficie del Sol en escalas tan pequeñas como 70 kilómetros.
El telescopio ha sido diseñado para realizar observaciones de la fotosfera solar --la capa de la que procede la mayor parte de la luz y el calor que se reciben en la Tierra-- y la cromosfera, capa de la atmósfera solar que se sitúa justo encima de la anterior. Pero también podrá utilizarse durante la noche: se monitorizarán 'soles distantes' para averiguar si tienen el mismo comportamiento cíclico que nuestra estrella.
“Gregor se construyó, principalmente, para estudiar los procesos físicos en la superficie visible del Sol. En estas capas vemos cómo la energía proveniente de su interior emerge para, después, ser lanzada al espacio exterior y, en ocasiones, llegar a la Tierra”, explica el director del Kiepenheuer-Institut für Sonnenphysik (Alemania), Oskar von der Lühe.
UN DISEÑO COMPLETAMENTE ABIERTO
Al contrario de los telescopios solares tradicionales, el diseño de Gregor es completamente abierto: la clásica cúpula se sustituye por un techo retráctil que se abre para que el viento circule y evite el sobrecalentamiento de la estructura y de los espejos. Esta especial arquitectura exige una importante estabilidad mecánica de la estructura del telescopio para eliminar las vibraciones inducidas por el viento.
El espejo primario es una estructura ligera compuesta por un material especial que no se deforma al ser sometido a la radiación solar. Sin embargo, para evitar turbulencias internas, el espejo es refrigerado por su parte posterior.
La luz captada por Gregor es distribuida hacia los diferentes instrumentos de análisis que incorpora. El primero de ellos es un sistema de imagen que registrará observaciones de la superficie solar en diversas longitudes de onda. Sus responsables esperan que las imágenes presenten una extraordinaria riqueza de detalles.
Asimismo, el telescopio incorpora un dispositivo de interferometría para estudiar la fotosfera y la cromosfera solares. Su objetivo es analizar las interacciones de los campos magnéticos con el plasma solar, altamente dinámico. A estos dos instrumentos, se añade GRIS (Grating Infrared Spectrograph), un espectrógrafo que estudiará la atmósfera solar en la parte infrarroja del espectro. Este instrumento, que ha sido diseñado y desarrollado en el IAC, será capaz de generar mapas detallados de los campos magnéticos del Sol.
“Esperamos obtener datos de una calidad superior a la de los telescopios espaciales”, indicó el investigador del IAC Manuel Collados, investigador principal del instrumento GRIS. A su juicio, Gregor es además un “banco de pruebas” de cara a la futura construcción del Telescopio Solar Europeo (EST, en su acrónimo inglés) que contará con un espejo primario de cuatro metros.
Gregor ha sido construido por un consorcio alemán bajo el liderazgo del Kiepenheuer-Institut für Sonnenphysik en Friburgo. En él, han participado el Leibniz-Institut für Astrophysik Potsdam, el Max-Planck-Institut für Sonnensystemforschung en Katlenburg/Lindau, el Institut für Astrophysik Göttingen, el Astronomical Institute of the Academy of Sciences de la República Checa y el Instituto de Astrofísica de Canarias.