La pérdida del poder institucional, ocupado ininterrumpidamente durante tres décadas (en algunas corporaciones incluso más), ya se está notando en Coalición Canaria. Los preparativos para su séptimo congreso “nacional”, previsto para el 9 de mayo próximo, han hecho aflorar fuertes tensiones internas en varias direcciones, unas relacionadas con el diseño organizativo del partido, otras con la confluencia con Nueva Canarias, unas más con la derechización que ha sufrido, y las más con el rechazo a que el expresidente regional y hoy senador Fernando Clavijo sea el nuevo líder de la formación. “Todavía no lo sé, no tengo nada decidido”, contesta a este periódico entre visita y visita a las sedes de CC en las islas, lo que sus críticos consideran abiertamente campaña para su elección como dirigente formal del partido.
Este mismo jueves, en la sede de CC de Gran Canaria, Clavijo se mostró abiertamente como candidatable del brazo de Pablo Rodríguez, portavoz parlamentario y secretario general de la formación en la isla. En un encuentro previo al consejo político insular, convocado teóricamente para que el senador diera cuenta de la situación política, ambos se reunieron con figuras como el alcalde de Telde, Héctor Suárez, o la exdirectora general de Cultura, Amalia Romero, así como con seguidores fieles como Juan Francisco Padrón, Mari Mar Julios, María Fernández o Tomás Suárez. La convocatoria la realizó el que fuera jefe de gabinete de Pablo Rodríguez durante su paso por la vicepresidencia del Gobierno, y por Marcial Rodríguez, con el mismo cargo en la Consejería de Industria en esta pasada legislatura.
Fuentes presentes en esa reunión, cuya celebración levantó muchas suspicacias en la sede, relataron a este periódico cómo Clavijo dio por sentado que “si no se convierte en el futuro presidente del partido, lo será Pablo Rodríguez”. Era como “si estuviera pulsando con qué apoyos va a poder contar de cara al próximo congreso”, opinó una de las personas presentes.
“Tenemos que buscar una alternativa a Clavijo”, dicen desde Fuerteventura y desde Lanzarote los más críticos. Lo consideran un previsible lastre para CC por sus implicaciones judiciales en el caso Grúas (a medio caballo entre los juzgados de La Laguna y el Tribunal Supremo, donde el senador se encuentra ahora aforado) y el caso Reparos, que ha comenzado a tramitarse muy lentamente en la ciudad de la que fue alcalde.
“Personas ajenas al partido quieren cercenar mi participación”, se defiende el expresidente y senador a preguntas de este periódico. No asume que entre esas personas pueda haber destacados líderes y lideresas de Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro, Gran Canaria y La Palma, donde se cuece cada día con más ruido un movimiento contrario a que pueda ocupar un puesto relevante -previsiblemente el de presidente- en la nueva dirección que emerja del próximo congreso. Todas las fuentes consultadas, incluido Clavijo, opinan que de ese cónclave tiene que salir un nuevo modelo de partido. Para el senador y virtual aspirante, debe “acercarse al modelo del Partido Nacionalista Vasco” (PNV), es decir “separando las instituciones de los órganos del partido”, lo que le invalidaría a él como aspirante a repetir a la presidencia del Gobierno.
Para los críticos, “al partido hay que darle la vuelta como a un calcetín, empezando por definir qué es ser nacionalista hoy, visto desde la perspectiva de que hemos sido un Gobierno que tenía un partido”, propone un dirigente lanzaroteño consultado por este periódico. “26 años de Gobierno han dado como resultado algunas cosas buenas, pero también ha habido lastres y vicios. Ahora es el momento de abordar asuntos cruciales como las claves ambientales o la igualdad, porque todo está viniendo muy rápido”.
Todos los que forman parte de este sector crítico, que de momento ha conseguido retrasar el congreso hasta mayo para armar bien su alternativa y alejarla de las convulsiones políticas actuales, coinciden en que CC tiene que experimentar un profundo cambio que incluya un replanteamiento ideológico más progresista, alejado de las más recientes soflamas conservadoras de su representante en el Congreso de los Diputados, además de un cambio organizativo profundo.
“Hay que cambiar la actual estructura piramidal”, apunta desde Fuerteventura Mario Cabrera, expresidente del Cabildo y líder de Asamblea Majorera. A su juicio debe configurarse “una presidencia colegiada en la que se distribuya la representación del partido con la secretaría general que nos represente un poquito a todos”.
Cabrera lamenta que hasta ahora haya prevalecido el modelo consistente en “una isla que toma una decisión y los demás tenemos que ir detrás”.
Tanto el líder asambleario como las demás fuentes consultadas para este reportaje evitaron señalar abiertamente a Coalición Canaria de Tenerife, y en algún caso hicieron alusión expresa a la organización en Gran Canaria, a la que se reprocha haber ejercido una notable influencia por encima de su representación y de su respaldo ciudadano. “Gran Canaria está gestionando como si tuviera los mismos diputados que Tenerife”, se queja otra fuente majorera, para quien es necesario modificar los estatutos.
La confluencia nacionalista también separa
Los intentos por regresar a los inicios de Coalición Canaria, anteriores a la escisión que promovió con Nueva Canarias el actual vicepresidente del Gobierno, Román Rodríguez, en 2005, también generan severas disputas dentro de la organización y, con toda probabilidad, requerirán muchos esfuerzos de entendimiento en el congreso de mayo.
Para la mayoría de las fuentes consultadas, dirigentes históricos de Tenerife, como Ana Oramas y Fernando Clavijo, son los principales obstáculos para esa confluencia, especialmente ansiada en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. “No hay ningún proyecto de reunificación”, zanja Clavijo en cuanto se le pregunta. “Ha habido una alianza electoral exitosa [la que CC y NC celebraron en las pasadas elecciones de noviembre], pero ni se plantea ni está en el horizonte, ni creo que Nueva Canarias esté por la labor”, sentencia el expresidente.
Exactamente lo contrario de lo que opinan los demás dirigentes consultados, que consideran imprescindible abrir “una reflexión común” porque “todo pasa por entendernos”, coinciden varios de los dirigentes consultados en Lanzarote, Gran Canaria y Fuerteventura.
“Las diferencias no son tantas, más allá de los 26 años de gobiernos y las connivencias con los lobbys y las políticas conservadoras y liberales que nos hayan podido distanciar”, sostiene una de las personas consultadas para este reportaje, “pero hay que reconocer que Nueva Canarias tiene los mejores perfiles nacionalistas en Gran Canaria”, donde precisamente Coalición Canaria hace aguas.
En algunos sectores de CC se amplía el campo de visión a “más gente” de otras formaciones políticas “gente que se siente nacionalista y progresista” a la que la formación no ha satisfecho estos años de poder. “Hay gente en Podemos así”, sostienen los que defienden esta apertura.
Fernando Clavijo se muestra reacio: “Allí donde ha podido, Nueva Canarias nos ha echado de las instituciones, como por ejemplo en el Cabildo de Fuerteventura o en Pájara… pero si se da, bienvenido sea”, suaviza.
Mario Cabrera, víctima de esos desalojos institucionales, los asume con otra visión: “Nueva Canarias me la está clavando todos los días en Fuerteventura, pero sé que hay buena sintonía para la confluencia”.
CC de Gran Canaria sería la gran damnificada por la pretendida reunificación porque convertiría al partido de Román Rodríguez en el referente nacionalista. De ahí que los primeros hitos de la carrera pre-congresual hayan estado dirigidos a arropar al líder insular, Pablo Rodríguez, que incluso se ha desmarcado a las posiciones conservadoras de Ana Oramas en las negociaciones para la formación de Gobierno en España.
Pero tampoco en Tenerife gustan los modales progresistas de Nueva Canarias por la eterna vinculación de CC a los poderes económicos de la isla, y mucho menos tras correrse la suerte de que la confluencia nacionalista pudiera desembocar en que el próximo candidato a la presidencia del Gobierno por la formación resultante volviera a ser Román Rodríguez, como en 1999.
De momento, Clavijo ya metido en plena campaña, trata de insuflar temores contra Nueva Canarias entre los miembros de CC con los que se reúne. Lo hizo este jueves en su reunión extraordinaria con miembros de la organización de Gran Canaria en compañía de Pablo Rodríguez, donde aprovechó para descalificar al que muchos ya dan como su más directo contrincante, David de la Hoz, de Lanzarote.