Miguel Zerolo, ex alcalde de Santa Cruz de Tenerife y en la actualidad senador de Coalición Canaria (CC), no sólo ha tenido una enorme suerte jugando a la lotería sino que ha resultado igualmente afortunado en los juegos de mesa. Al menos así se desprende de la declaración del ex alcalde ante la jueza instructora del caso Las Teresitas, Carla Bellini, en la que afirmó que había ganado “mucho dinero” en los casinos de Isla Mauricio. El ex alcalde de Santa Cruz, imputado por malversación de fondos públicos y prevaricación, justificaba de esta manera que no hubiese sacado fondos de sus cuentas durante largos períodos de tiempo, incluida su estancia en esta isla que además es un paraíso fiscal. Durante ese desplazamiento sólo aparece un gasto de 184 euros ya que el resto fue abonado, según dijo, con lo que ganó en el Casino y a través de invitaciones.
Zerolo declaró por segunda vez ante la magistrada y la fiscal Anticorrupción, María Farnés Martínez, a principios del año 2009, una vez que había culminado el grueso de las investigaciones sobre sus actividades económicas y patrimonio que apuntaron a la posible comisión de un delito de cohecho, aunque esta imputación ha sido sobreseída provisionalmente. Durante su declaración, Zerolo demostró una sorprendente ignorancia en cuanto a su economía. Indicó que sus ingresos provenían de su sueldo como alcalde, diputado regional y de algunas entidades en las que ostentaba representación como CajaCanarias.
Admitió que con el dinero que ganó con la lotería del año 2001 constituyó una sociedad unipersonal con la que compró un solar en el sur cuyo valor se multiplicó por diez en apenas unos pocos años. De resto indicó que participó en otra empresa llamada Samitensa ya disuelta y Promotora San Miguel, de la que asegura que en aquel momento ya estaba desvinculado. Zerolo negó de forma rotunda que hubiese recibido de forma directa o indirecta algún dinero por la operación de compra del frente de las Teresitas. “No me han ofrecido ni he pedido, ni me han dado”, indicó. Sobre la compra de la finca justificó la rapidez inusitada con la que se cerró la operación porque así se lo aconsejó un amigo suyo, sobrino de la propietaria. El ex alcalde aseguró que desconocía los pormenores de la adquisición. No sabía que la parcela estuviera en un paraje natural protegido y se fió de las palabras de su amigo de que “al parecer se revalorizaría en algún momento”.
Sobre las “importantes” salidas de dinero al extranjero por parte de su hermano, Carlos Zerolo, el senador indicó que se debían a que llevaba la representación del grupo musical K-narias, entre otros. Negó igualmente que tuviese ninguna actividad ni bienes en el extranjero, ni como persona física ni jurídica. Desmiente que mantenga algún tipo de negocio en Cuba y tan sólo reconoció que viajó a este país con Enrique Hernándiz, empresario del sector tabaquero y con su amigo el periodista, Jorge Bethencourt, cuando era consejero de Turismo del Gobierno de Canarias. También desmintió que mantuviese algún tipo de relación empresarial con el dirigente de Coalición Canaria (CC) Julio Bonis. Eso sí, Zerolo confesó “su ilusión” por comprar algún día una finca en Uruguay, país donde, por cierto, adquirió gran parte de los muebles de su vivienda, según dice porque resultaban mucho más baratos. “Contratamos un contenedor entre varios y nos enviaron los muebles a Canarias. Había muebles míos, de mi mujer, aunque no puedo decir exactamente cuánto gasté”.
En varios momentos de la declaración, Zerolo intenta dejar clara su moralidad, como cuando señala que para construir su vivienda en Tacoronte se enfrentó al problema de que tenía que elegir una empresa que no trabajara con el Ayuntamiento que él presidía. Las investigaciones de la policía judicial y de Hacienda concluyeron con que el ex alcalde debía de contar con fondos en su casa de procedencia desconocida ya que fueron numerosos los meses en los que no sacaba dinero de sus cuentas. Sin embargo, Zerolo muestra una sorprendente ignorancia sobre estos hechos. “Supongo que tendría dinero para pagar. No he recibido ni un duro de nadie ni de Las Teresitas, sólo de mi sueldo. Tendría que mirar, preguntar a mi mujer y averiguar si ella estaba ahorrando”.
Según declaró Zerolo no sabía de cuántas cuentas corrientes era titular, ni de los pormenores del negocio de su esposa en unos locales comprados al empresario Antonio Plasencia, imputado también en el caso, que fueron adquiridos, según declaró, en contra de su opinión. La misma ignorancia demuestra cuando se le pregunta de dónde obtuvo las más de 3.915 euros (650.000 pesetas) para pagar en efectivo dos vehículos. “No sé si las saqué del banco o si tenía ese dinero. Seguro que no procedían de ningún medio ilícito”, se limitó a señalar. Sorprende el desconocimiento del político de CC sobre su participación en Promotora San Miguel en la que era socio junto con el expresidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín y su cuñado Luis Rodríguez. Ni siquiera sabe por qué los recibos de Unelco aparecen a su nombre. “Me enteraré”, se limitó a declarar.
El ex alcalde no le da importancia a los regalos que recibió por parte del empresario Ignacio González, también imputado en la causa, porque según dijo, “no tenían demasiado valor económico. Los regalos del Ayuntamiento los damos al hospitalito de ancianos pero los que me hacen y no tienen relación con mi cargo me los quedo”. Zerolo admitió que en 2005 residió junto a su hijo en el hotel Meliá Fénix de Madrid y que los gastos fueron pagados por el Ayuntamiento pese a que según dijo había dado órdenes para que no se hiciera así. “Debió tratarse de un error”, indicó.
Trascendencia nacional
Tal y como se suponía, el nombramiento de Zerolo como senador ha despertado la curiosidad de los medios de comunicación de ámbito nacional por su relación con el caso Las Teresitas. En su último número la revista Interviú se hacía eco por segunda vez de noticias relacionadas con la trama. En esta ocasión un artículo a dos páginas titulado “La Justicia encalla en la playa de Las Teresitas” recogía las quejas de abogados y policía sobre lo que calificaba como el “mayor escándalo urbanístico de Tenerife”. La publicación apuntaba que el marido de Bellini tuvo como cliente a la empresa Beleyma investigada dentro de la trama, que la juez levantó el secreto para los acusados pero no para los acusadores y que los policías que llevaron a cabo la minuciosa investigación estuvieron bajo las órdenes de un estrecho colaborador de Zerolo.
En concreto, la Confederación Española de Policía exigió públicamente que se apartara de la cadena de mando al comisario provincial de Tenerife, Basilio Franco, quien ejerció como teniente de alcalde de Zerolo entre 1995 y 2003, “período en el que se fraguó el pelotazo de Las Teresitas”. La revista indica que se está investigando una posible fuga de información de los ordenadores del grupo de la policía judicial y de supuestas filtraciones que estropearon las escuchas telefónicas.