En la rueda de prensa convocada este jueves por Miguel Zerolo había más periodistas, cámaras y fotógrafos que en la reciente visita de doña Letizia a Tenerife. Una expectación inusitada ya que se sabía de antemano que Zerolo iba anunciar que su etapa como alcalde de Santa Cruz toca a su fin para volcarse en conservar su escaño como parlamentario. Así que la expectación no venía por ahí, sino por si, de una vez por todas, anunciaba a José Manuel Bermúdez, el vicepresidente del Cabildo, como su digno sucesor.
Y lo hizo. No fue una proclama oficial, porque eso lo tienen que anunciar los comités local (que lidera el propio Bermúdez) e insular (en la rueda estaba su presidente, Javier González Ortiz), pero Zerolo ofreció abiertamente su respaldo a ese chico lleno de “entusiasmo, juventud, experiencia y amplio conocimiento de la ciudad”. Un candidato, insistió, “con ganas”.
Pese que el anuncio no es oficial, las formas delataron el fondo del discurso. Las dudas se acabaron cuando Zerolo dijo “lo hará bien, espero que incluso lo haga mejor que yo”. Bermúdez no dijo ni una palabra en todo el acto, pero se le veía satisfecho, plácido, sonriente, como si no hubiese reparado en la que caerá encima dentro de siete meses, y eso que su padrino, calificativo más que apropiado, le ha prometido dejar el sillón limpio como una patena, con el polémico Plan General de Ordenación aprobado y es de esperar que sin Luz Reverón de por medio.
Zerolo dijo que se marcha por motivos personales y políticos después de 16 años en el Consistorio. Un tiempo que calificó de “fantástico, maravilloso”, pese a terminar imputado en el caso Las Teresitas y Forum Filatélico, y estar salpicado por los casos Mamotreto y Parque Marítimo. No cabe duda de que este hombre tiene aguante.
Fue una rueda de prensa distendida y breve, en la que sus dos protagonistas (González Ortiz era una convidado de piedra) se sometieron a todo tipo de exigencias gráficas: “pónganse aquí, delante de la mesa, que quedan mejor”, aunque las luces estuvieron a punto de boicotear el abierto respaldo de Zerolo a su pupilo. Era decir Bermúdez, y la sala se quedaba a oscuras. ¿Será un vaticinio?