Decir Allende en la isla de Gran Canaria es sinónimo de comer bien, de disfrutar en compañía de amigos, familias o incluso de llevarte comida a casa lista para regalarte un capricho. Y eso creo que no lo hemos valorado, ni siquiera creo que lo hagamos aún, una parte de la crítica gastronómica, en la que me incluyo. A veces buscamos el triple salto mortal en la cocina y nos olvidamos de dar voz a algo muy importante, el sitio donde el profesional lo único que busca es cocinar rico y el comensal, comer bien.
Y esto que les voy a contar hoy no es una crítica de la nueva carta del Allende, pero sí son las sensaciones mucho más allá de las gastronómicas, de sensibilidad en un proyecto que lleva fraguándose en secreto dentro de los fogones y sala de este pequeño rincón que ya forma parte de la historia gastronómica de más de una generación de la ciudad y con más de 100 empleados que conforman la familia creada por Najwa y Jesús, o viceversa, porque ellos son así, trabajan codo con codo en todo momento, respetando cada uno el espacio del otro.
“Javier, me gustaría que vinieras a probar unos platitos entre amigos, no para que escribas nada, sino para disfrutar un rato juntos compartiendo y charlando”, fue el mensaje que me envió Najwa. Contesté inmediatamente que encantado de estar allí y agradecido por la invitación. Y un miércoles cualquiera de este mes, ya con el nivel 2 de alerta sanitaria en la isla de Gran Canaria, 9 personas repartidas en tres mesas nos reunimos para conocer la nueva aventura que Estéfano, alma máter de la sala que Allende Puerto va a abrir junto a Najwa y Jesús. No recuerdo si me dijeron el nombre que se sumará a los ya conocidos por todos, como son Allende Triana, Muelle, 22grados, El Taller de Allende o Basal, pero lo que sí me quedó claro es el espíritu que ese lugar va a tener el de una tasca o taberna que enamoran, ocupando el espacio físico que antaño fue La Barra by Traddiction de Ángel Palacios. Estéfano nos presenta entre ilusionado y emocionado algunos de los platos que él y Néstor Izuel, chef ejecutivo del grupo, están preparando para tener a disposición del comensal, “los estamos creando con idea de que el cliente venga a disfrutar y pasarlo bien, platos de cuchara de siempre con mucho sabor a guiso y a tasca castiza. De esto que prueban hoy, algunos llegarán al final y otros se quedarán a mitad de camino, pero nos apetece compartirlo con ustedes y que nos digan su feedback real”.
Y en eso que empezaron a salir los platos. En primer lugar, los callos a la madrileña que por sí solos constituyen un motivo más que sobrado para visitar el local y apuntan a convertirse de manera instantánea en los mejores callos de la ciudad. De hecho fue el plato que más me convenció de la cata y el que repetiría en bucle mojando pan sin parar. En su misma liga, aunque con un último toque de sal que le sobraba, las verdinas con cabrito, de lo que aplaudo hasta el final usar el cabrito como ingrediente principal, que le otorga personalidad y sabor propio. Otro plato que amenazo con repetir asiduamente.
Más refrescante y con el mar como protagonista, una visión propia del ceviche coronado por una granizada de tomate a lo bloody mary que le impregnaba un punto picante interesantísimo; un taco mexicano con el cochino blanco canario como ingrediente principal; un equilibrado majado de cebolla roja, aguacate y cilantro, para terminar con una merluza de Lanzarote al horno con sus papitas, ajo, aceite y perejil, en su justo punto de cocción, como dictan los cánones.
De postre, una torrija que parte de un delicioso pan brioche con helado de Peña La Vieja, broche de oro para una comida entre amigos donde lo más destacable era dar pequeños pasos en búsqueda de una normalidad real, apoyar la hostelería local y desearles toda la suerte del mundo al nuevo proyecto Allende en forma de tasca. Lo que sucederá a continuación en el espacio que todos conocemos como Allende Puerto será otra sorpresa para la que tendrán que esperar a la hora de saber todos los detalles. A buen seguro otra muestra del inconformismo en búsqueda de la excelencia que Jesús y Nawja se han propuesto dotar a lo que es su familia y casa, el grupo Allende.
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