Existe un factor clave para un pueblo, sus plantaciones. Nada más entrar en Hermigua, municipio del norte de La Gomera, encontramos una pintoresca variedad de tonalidades, la que siempre ha caracterizado este lugar (aunque cada día con menos presencia), las fincas de plátanos, junto a la opción por la que algunos han optado en los últimos años, el aloe. La realidad es que el peso económico de dicho lugar ha dado un giro considerable, de vivir y centrarse en la exportación de la primera fruta, al abandono de terrenos por múltiples razones, como la salida a otras islas de los más jóvenes, etc.
Este cambio en la economía del valle ha dado lugar a buscar nuevas vías económicas y alternativas de negocio. Entre ellas se encuentra precisamente, el aloe. Sus propiedades y su fácil adaptación al medio, junto a la alta demanda, han dado lugar a que se dediquen determinadas extensiones de terreño a esta especie. Cabe destacar, que en los últimos años se ha incrementado la protección de este cultivo natural que tan bien se da de forma generalizada en todas las islas y que es sinónimo de calidad, tanto por la planta en sí, como por todos los productos derivados de la misma. De ahí, que cada día acudan a este centro de Hermigua especializado en aloe turistas de multitud de nacionalidades, como holandeses, ingleses, polacos, alemanes o rusos, entre otros. No hay que explicarles demasiado cuales son los beneficios, ya que muchos vienen con la lección aprendida y no solo buscan llevarse a sus países la planta, sino determinados productos que se elaboran de ella, como así nos ha contado Kathi Jónas.
Cultivo en expansión
Ella se encarga de cuidar desde hace dos años las fincas de las que hablamos, las dedicadas exclusivamente al aloe. Se sabe cualquier dato de esta planta que tiene cada vez un mayor uso. Una actividad que define como una “convivencia diaria en la que cuidas y mimas las plantas. Gracias a la observación, aprendes muchísimo, y a su vez esos conocimientos se los transmites a las personas que llegan hasta aquí”. Desde pequeña ha estado siempre en contacto con la naturaleza, por eso “el poder mostrar algo que se produce en Hermigua, mi pueblo, y hasta al que acuden cerca de cien personas diariamente, en busca de este aloe, me motiva”.
“En los últimos años se ha incrementado la protección del aloe natural que tan bien se da en todas las islas”
– Kahi, ¿Cómo surge la idea de dedicar en este pueblo del norte de La Gomera numerosas fincas a la plantación del aloe?
– El aloe está presente en todas las islas, aunque en La Gomera no es tan fácil de cultivar, debido a la orografía y las montañas con las que cuenta la isla. Este proyecto comenzó en Gran Canaria y luego al actual propietario se le ocurrió crear centros de formación, donde tanto visitantes como vecinos pudieran acercarse a saber más de esta planta y así poder saber para qué y cómo se utiliza, debido a que existen datos muy importantes a tener en cuenta.
Por ejemplo, el aloe huele fatal, pero se debe a un líquido en concreto que le debemos quitar porque es tóxico. Por decirlo así, es como la protección natural de planta. Primero, se debe poner en agua para expulsarlo y ya luego se puede consumir, sin ningún tipo de problema. La idea de este espacio es que se sepa cómo utilizar el aloe correctamente.
“Plantaciones a las que acuden no solo vecinos de la isla, sino turistas de multitud de países, en torno a cien visitantes diarios”
¿Es exigente el aloe?
– Si tuviéramos que definir cómo es este cultivo y lo que requiere para su producción ¿Cómo dirías que es?
– Es muy sencillo, desde que lo plantas en casa te das cuenta que enseguida salen los llamados hijos y en menos de nada, se te llena el jardín. Pueden llegar a tener alrededor de cincuenta hijos en un mismo año, es decir, los que salen de la misma raíz.
– Estamos en Hermigua donde el clima se caracteriza por su humedad ¿Necesita el aloe abundante agua para poder vivir?
– Realmente por curioso que parezca, puede vivir tres años sin recibir gota de agua, de ahí que proceda del norte de África. Lo que si es verdad, es que a la hora de utilizar la planta tiene que estar verde. Una evidencia de que no ha tenido agua es su color amarillo, esto le sucede en verano. Sin embargo, al estar ubicados en este pueblo, la planta en invierno tiene suficiente agua y si la regáramos en esta época, podríamos acabar con ella.
Con la llegada del calor, la cosa cambia porque le echamos una cantidad de agua determinada, para que así esté bonita y poderla utilizar. De todos modos, es muy fuerte, ella crea su propia reserva, para cuando le falta su alimento.
Las demandas del turismo
– Siempre ha estado presente en la isla, en los jardines y en menor medida en las fincas de algunos vecinos, pero lo curioso es que cada vez más llama la atención de visitantes que llegan hasta aquí por un gran interés en el aloe. ¿No es así?
– Sí, a este centro vienen desde vecinos de Hermigua o de La Gomera, en general, que nos preguntan que si tenemos aloe para que ellos puedan plantar en sus casas, hasta excursiones y grupos de cualquier lado, de Tenerife, de Holanda, Alemania, Rusia…estos últimos llegan y es curioso porque conocen el aloe muy bien, se suelen llevar varias plantas a su país. Incluso, en ocasiones, me dicen las propiedades ellos a mí (ríe).
Les explicamos para que se utiliza, sus beneficios, le mostramos como distinguir el verdadero aloe, los llevamos por las fincas, el contacto con el medio donde se produce, siempre es importante. Por otro lado, existe mucho timo en el que se tratan de vender productos como aloe de Canarias, cuando nada tienen que ver, se debe en parte, a que el nombre pues no está protegido. Mucho cuidado con esto.
– ¿Cuáles son esas dudas que plantean los turistas nada más llegar a las fincas?
– Suelen preguntar por qué las flores del aloe tienen distintas tonalidades, como se pueden distinguir, el tiempo que vive…el cual llama muchísimo la atención, porque el aloe puede vivir treinta o cuarenta años.
Existe la creencia de que es un producto bueno solo para la piel, cuando realmente también favorece el interior de nuestro organismo. Tan solo hay que llevar a cabo correctamente el proceso. Una vez que se corta la hoja, se tiene que dejar en el agua en torno a ocho horas, para que esa especie de gelatina, llamada aloína, desaparezca, a partir de ese momento ya lo podemos comer.
“Les explicamos para qué se utiliza, sus beneficios, le mostramos como distinguir el verdadero aloe, los llevamos por las fincas...”
Muchas de las excursiones que llegan al centro también tienen dudas si sobre lo que se ve por ahí de forma salvaje es aloe, con esto hay que aclarar, que no es así, puesto que es muy fácil de confundir con otra especie.
Yo lo que siempre recomiendo es que cuando se adquiera algún producto vinculado al aloe, se miren sus ingredientes y entre más puro sea, pues lógicamente, mucho mejor.
– Tantas plantas ¿Qué hacen exactamente con ellas? ¿Cuál es el proceso?
– Esta que tenemos en el Valle de Hermigua tienen dos años y medio, por lo que aún se considera pequeña y nosotros esperamos a que tenga cinco años para enviarla a la fábrica, porque es cuando más jugo tiene. Mientras, con toda la que tenemos delante, se degusta, se observa y explicamos todo sobre ella.
Me gusta que nadie se vaya de este lugar con dudas. Me siento afortunada de desempeñar mi trabajo en este ámbito, en el que para mí una parte se dedica a la agricultura y otra al turismo.