El sector productivo más dañado por la crisis que arrancó con fuerza en 2008 ya solo aporta 4,3 puntos al PIB canario (la mitad de la industria), según datos del INE para el ejercicio de 2014 (en 2010 eran 7,1), y ha destruido por encima de los 26.000 empleos en las Islas, en cuatro años, tras adelgazar su potencial económico en torno al 40% en los últimos cinco, en el quinquenio 2010-2014
El impacto de la crisis económica que ha padecido Canarias, al menos en su versión más extrema, se observa con claridad en la evolución de los parámetros macroeconómicos del sector de la construcción local, por ejemplo, en el quinquenio 2010-2014 (los más actualizados que cuentan con variables desagregados por sectores de los que son accesibles a través del Instituto Nacional de Estadística -INE-).
Ese conjunto de actividades productivas, tras el fin de la burbuja inmobiliaria y el comienzo de los recortes en obra pública, se ha pegado un leñazo de órdago con inicio en 2008 y sin final por ahora anunciado. El hito conocido con la pomposa expresión “estallido de la burbuja inmobiliaria” ha sido, sin duda, el punto de inflexión hacia una debacle que todavía no cesa, que no ha encontrado su suelo de rebote.
A este final tan fatídico en las Islas y en el resto de España, quizá mucho más en Canarias, han contribuido sobremanera las entidades financieras (crédito barato y a mansalva) y las distintas administraciones públicas (estímulos a la demanda y la oferta, suelo casi infinito para construir e inversiones públicas en infraestructura), entre otros agentes involucrados de lleno en tremendo desastre.
Caída muy pronunciada y en poco tiempo
Si se vincula a la base 100 la riqueza que generaba el sector de la construcción dentro de la economía de la Comunidad Autónoma de Canarias en el ejercicio de 2010, tal y como se recoge en los datos desagregados por sectores de Contabilidad Regional de España más recientes difundidos por el INE, se puede comprobar con manifiesta nitidez que el citado sector productivo ha retrocedido desde ese año, 2010, hasta 2014 de forma continua, sin descanso ni parón alguno. Solo ha habido peldaños descendidos, sin descansillo alguno. En el año 2011, la construcción ya cayó a la cota del 84,9 (2010, base 100); en 2012, a la del 73,6; el año siguiente (2013), a la del 68,6, y en el ejercicio de 2014, al nivel de 67,5. Ha sido como el viaje a través de un tobogán con máxima pendiente.
Como se puede ver en esa secuencia, construida con datos oficiales, siempre se ha ido hacia atrás en el último quinquenio (2010-2014) que se puede analizar con datos del Producto Interior Bruto (PIB) desagregados por sectores y actividades productivas en el ámbito del Archipiélago. La evolución que se muestra, reflejada según variaciones en volúmenes (a precios constantes), conduce a varias conclusiones de interés en el análisis económico: una, que la recuperación de la construcción está aún muy lejos en las Islas, por mucho que se diga y esto se quiera, pues sigue cayendo y además lo hace con fuerza, y dos, que, en el tránsito iniciado hacia el abismo desde 2008 en adelante, el sector de la construcción se ha convertido en un segmento económico que ya solo funciona con tres de los cinco pistones que tenía activados en su motor ante de la crisis (se ha quedado en el 60% de lo que fue en 2008).
Reducciones de dos dígitos en aportaciones al PIB
Como los males jamás llegan solos, que así mismo lo dice el dicho popular, en 2010, con dos años ya cayendo en picado, la construcción aportaba, según el cálculo a precios corrientes del INE, 2.940 millones de euros al PIB absoluto del Archipiélago (en 41.249 millones para ese mismo ejercicio). Desde ese año hasta el 31 de diciembre de 2014, la pérdida ha sido considerable, con 1.168 millones de euros menos en la generación de recursos dinerarios en idéntico sector (de 2010 a 2014) y con un desplome del 40%, en este caso medido a precios de mercado (corrientes). Por cierto, el encadenamiento de las caídas porcentuales es el siguiente: de 2011 respecto a 2010, el 17,2% menos; en 2012, el 17,8%; en 2013, más suave, pero en el 9,4%, y en el último ejercicio con registros, bastante menos, en el 2,3% (2014). En todos los casos, se trata de variables negativas.
Pero hay mucho más, y en todos los casos se trata de aportaciones también desconcertantes. Es el momento de analizar otras variables. En 2010, la construcción en Canarias, según los cálculos a precios corrientes del INE, representaba el 7,1% del PIB regional, mientras que en 2014 llegó a su suelo, el 4,3% (la mitad, más o menos, de la industria), con caídas encadenadas en todos los ejercicios del quinquenio. Y ahora, como contraste, toca lo que pasó en el sector servicios, con el turismo como principal componente: en 2010, el 28,4% del PIB canario; luego, en 2011, más: el 29,9%, y otra subida en 2012, el 30,6%, y de nuevo arriba en 2013, con el 30,7%, y aún más alto el año pasado (2014), con el 31,2%. La salvación, como se aprecia, la hemos tenido, al menos según el análisis macroeconómico, en el excelente comportamiento de las actividades turísticas y sus funciones asociadas, sobre todo en estos segmentos, y gracias, se puede decir, que, si no, uy…
Cierres, quiebras, concursos, ERE …
La sangría de la construcción en el Archipiélago, como es lógico, se ha traducido en cierre de empresas, expedientes de regulación de empleo (ERE), quiebras, procesos concursales… y, como consecuencia de todo ello, muchísima destrucción de puestos de trabajo por la voladura de la que para algunos parecía una relación sagrada: el hoy aún añorado binomio turismo-construcción, un modelo económico que se ha hecho trizas en las Islas y todavía se espera por su relevo, que no siempre podrá ser, como hasta ahora, la cada vez mayor abundancia del turismo y el criticado poco transparente reparto de la riqueza.
En el año 2010, la construcción contribuía a la renta de las familias canarias con una aportación total vía salarios de 1.166 millones de euros. Esa cifra, la de 2010, al cierre de 2013 (el último ejercicio con datos y, por lo tanto, en un intervalo de cuatro años), se arrugó hasta quedarse en 864 millones de euros, lo que significó una pérdida de 302 millones en sueldos.
Pero hay más datos que producen escalofríos: en 2010, el sector de la construcción en las Islas era el grupo de actividades económicas que más empleo generaba por detrás del sector servicios, el primero, y del sector público, el segundo. Esa bondad, la de estar en el puesto tres en el podio, tenía que ver con la existencia de 65.700 empleos totales en la construcción isleña. Esto pasaba en 2010, pues solo cuatro años más tarde, en 2013, tal cifra cayó hasta los 39.200, con una reducción absoluta de 26.500 puestos de trabajo, el 40% menos entre 2010 y 2013.
Desaparición del 42% de los asalariados totales
Si el análisis relacionado con la destrucción de empleo en la construcción se realiza según la evolución de la variable asalariados, casi se llega al mismo punto oscuro que en el caso anterior, sobre todo porque se pasa de 57.500 contratados en 2010 a los 32.300 de 2013 (en solo cuatro años), con un recorte de 24.200 y una caída relativa algo superior a la conocida para el registro de empleo total. En este otro caso, se llega al 42% de encogimiento.
Como síntesis final, se puede sostener, y esto sin riego a la equivocación, que la construcción sigue en Canarias sin ver la luz al final del túnel, y que, a falta de conocer los datos desagregados del PIB regional para el ejercicio de 2015, lo aconsejable será no hablar de recuperación ni de punto de inflexión ni de cambio de tendencia, al menos por ahora. No hay que hacer el ridículo de forma tan absurda.La construcción canaria, tras el famoso estallido de la burbuja inmobiliaria, no da señales de vida que sean solventes, sólidas, que indiquen el inicio de la recuperación. Esto explica en buena parte, y a falta de que llegue a las Islas la tan manida diversificación económica, las dificultades que hay en el Archipiélago para recuperar los niveles de empleo cercanos al antes de la recesión, 2007, por ejemplo (hoy la tasa regional de paro está en el 26,8%, según el dato de la EPA del primer trimestre de 2016, el último difundido). Y es que el turismo, muy a nuestro pesar, no da para tanto. Hay crisis para rato, principalmente en la construcción, uno de los sectores que más creaba empleo en las Islas.