“¡Se va! ¡Ya era hora!”, decía con vehemencia un empresario local el pasado 15 de abril, el día en que se conoció que María Luisa Cerrillos abandonaba la gestión del Plan Especial de Protección (PEP) del centro histórico de La Laguna. “¿¡Tú eres lagunero¡? ¡Pues te deberías alegrar!”, exhortaba a uno de sus interlocutores mientras señalaba una página de periódico en la que se anunciaba el adiós de la mujer que, desde 2005, había venido gestionando la parte de la ciudad protegida por la Unesco. Todo en un clima de continua bronca y reprobaciones a su labor por parte de colectivos diversos y expertos independientes. Lo más llamativo de la opinión del empresario era que, poco más o menos, representaba el sentir general que en aquellos días se respiraba en los ambientes más castizos de la histórica Aguere, donde el patrimonio es tema de estado.
Como quiera que los plenos del Ayuntamiento de La Laguna se celebran el segundo jueves de cada mes (en abril fue el 10, cinco días antes del abandono), se barruntaba que la sesión plenaria del 8 de mayo haría resurgir este asunto. Pero no existió esa suerte de último capítulo. Entre que la oposición no preguntó nada al respecto y que las obras de la plaza de la Catedral habían pasado a ser la cuestión patrimonial de actualidad, las únicas referencias a la gestión del centro histórico llegaron en el apartado de preguntas que se formulan por escrito, en un cruce entre ecosocialistas y nacionalistas. “¿Cómo piensa responder el Ayuntamiento a las graves acusaciones referidas a la mala gestión del patrimonio en las obras de la plaza de la Catedral, realizadas por parte de algunos de los arqueólogos más prestigiosos de Tenerife?”, preguntó el concejal de Sí se Puede, Juan Miguel Mena. Y, aunque entre los críticos estaba el historiador y profesor de Harvard Álvaro Santana Acuña, la concejala de Patrimonio, Julia Dorta, no dudó en responder: “No tenemos acusaciones de arqueólogos prestigiosos”.
Así es que la historia quedó como hasta mediados de abril: María Luisa Cerrillos, redactora del PEP del centro histórico de La Laguna y encargada de la puesta en prácticas de este documento a través de la sociedad Arquitectura, Urbanismo y Cooperación (AUC), comunicó su marcha. Ostensiblemente molesta, la arquitecta manifestó, en declaraciones a Diario de Avisos, que le habían rechazado un recurso presentado en el mes de marzo con el que trataba de mantener el mismo sistema de funcionamiento que se había venido utilizando anteriormente, basado, dijo, en el contacto directo con los ciudadanos a través de la Oficina de Gestión del Centro Histórico y la Ventanilla Única, en lugar de un nuevo procedimiento a su juicio más complejo burocráticamente. Según afirmó entonces, se sintió engañada, sobre todo porque desde la Gerencia de Urbanismo le habían dicho, antes de firmar el último contrato, que sus planteamientos serían respetados.
Sin embargo, algunos conocedores de los entresijos de esta historia sostienen que no se trata plenamente de una renuncia por ese motivo. El peso de las críticas y una relación deteriorada entre Cerrillos y el Ayuntamiento serían las causas principales. No en vano, en los días posteriores a su partida, la conocida arquitecta realizó unas declaraciones radiofónicas que, según algunas fuentes, sentaron como una bomba en la Casa de los Capitanes. Fue después de eso cuando el concejal de Urbanismo, Juan Manuel Bethencourt, concedió varias entrevistas en las que agradecía la labor realizada por la exresponsable del PEP, evitando, eso sí, entrar en polémicas. Aquella salida a la palestra del edil sirvió también para confirmar que el Ayuntamiento asumiría el servicio que quedaba vacante al menos hasta los próximos comicios electorales de mayo de 2015. ¿Y cómo es que antes afirmaban que no había capacidad para una gestión pública? Frente a esa contradicción, el regate consistorial fue apuntar que se harían contrataciones puntuales para los casos en que se necesitase personal con una cualificación determinada; esto es, que Urbanismo no asumiría todo el trabajo.
Críticas
María Luisa Cerrillos ya había dejado a entrever tiempo atrás que no llevaba bien las críticas. Y es cierto que por momentos, y sin entrar en su grado de responsabilidad, se convirtió en una diana. Sus detractores han censurado las actuaciones realizadas en el entorno de la plaza del Adelantado (en especial, la construcción de los nuevos juzgados), el derribo de casas terreras o la modificación de callejones del siglo XVI. También el aumento de las franquicias y la consecuente caída de pequeños y medianos comercios locales. La reforma realizada en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife o la descatalogación de más de 100 casas protegidas fueron otros de los argumentos esgrimidos en su contra. Uno de los planteamientos más contundentes, respaldado sobre todo por Álvaro Santana, es que, desde la aprobación del Plan en 2005, todas las manzanas del centro han sufrido al menos una reforma irreversible. Esto se contrapone a las tesis de sus defensores, que señalan la peatonalización, el cambio general del casco y la creación de empleo como principales logros de la arquitecta. El premio nacional con carácter honorífico que concede cada año el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, y que recibió La Laguna por la gestión en la renovación urbana y comercial en el centro histórico, es otro de los puntos a favor de su trabajo.
Titulada por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, de donde es natural, Cerrillos desembarcó en La Laguna de la mano de Ana Oramas, por entonces alcaldesa y hoy diputada en el Congreso, para hacerse cargo de la redacción del PEP, que, posteriormente, se quedaría gestionando. El abrazo de Oramas le sirvió para emprender un proceso de transformación profunda de la ciudad. Su otro gran aval fue siempre su experiencia en el trabajo en cascos históricos de medio mundo: Brasil, Cuba, Chile, China, Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela. También españoles, toda vez que, además del de La Laguna, la profesional madrileña ha trabajado en Guadalajara, San Antón (Cuenca), Collado Villalba y Colonia El Tomillar (Madrid), y Salamanca. Y canarios, como son el centro histórico de Arucas y el del Puerto de la Cruz.
En el caso portuense, Cerrillos también ha tenido que lidiar con una intensa polémica debido al rechazo de un amplio grupo de vecinos a la demolición de los muros del paseo de San Telmo. Pero nada comparado con La Laguna. Quizá el gran error de la exdirectora del Plan Especial fue tocar las esencias en una ciudad en la que las esencias, la tradición y el pasado lo son todo para un significativo sector. El resultado: tener una popularidad superior a la de muchos concejales pese a realizar una labor técnica, recibir una avalancha de críticas y generar una contestación patrimonial de difícil parangón a la que se sumaron asociaciones vecinales, historiadores, profesores universitarios, partidos políticos y hasta instituciones culturales. Habría que retrotraerse hasta la década de los 70, cuando se intentó demoler el Teatro Leal y desaparecieron la antigua sede del Casino –ubicada en la calle Carrera– y varias casas terreras, para encontrar algo parecido. Pese a todo, a día de hoy, la profesional madrileña dice estar orgullosa del trabajo realizado.
Entre las voces disconformes con su labor ha destacado la de Álvaro Santana Acuña, licenciado en Historia por la Universidad de La Laguna y en Ciencias Sociales por la de Chicago; investigador visitante en la Universidad de Stanford, la Escuela de Altos Estudios de París, la Universidad de Edimburgo y el Instituto de Estudios Políticos de París; docente en la Universidad de Harvard; multipremiado. En el Ayuntamiento lagunero sus críticas han calado tanto que varios concejales se refieren de modo irónico a su vinculación a una universidad del prestigio de Harvard. Probablemente, la alusión más notoria fue la de José Alberto Díaz Domínguez, concejal de Seguridad Ciudadana y Movilidad, en el pleno del 10 de octubre de 2013: “Su supuestamente histórico profesor de algún lugar de un país extranjero”, expresó en respuesta a una intervención de una concejala del Partido Popular. Junto a Santana han destacado en el rechazo a la política patrimonial de los últimos años la Asociación de Vecinos Casco Histórico y Sí se Puede, que cuenta con un acta en el pleno lagunero.
Protestas
Aunque en los últimos años las críticas se han intensificado, estas han estado aparejadas al PEP desde su mismo nacimiento. Por ejemplo, en junio de 2004 hubo una concentración enfrente del Ayuntamiento para protestar contra el Plan que iba a aprobarse o, en mayo de 2005, Casco Histórico, por entonces presidida por Francisco Roda, solicitó que se diese a conocer un informe sobre el citado documento que había realizado la Universidad de La Laguna. Pero la primera gran andanada contra el PEP llegó de la mano de la profesora de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna María Isabel Navarro Segura, redactora del expediente remitido a la Unesco para declarar la ciudad Patrimonio de la Humanidad. La académica publicó un duro artículo titulado Gestión institucional, planeamiento y patrimonio mundial: el plan especial de protección de San Cristóbal de La Laguna y la destrucción de una ciudad patrimonio de la humanidad en la revista Scripta Nova, situada en aquel entonces en el primer lugar del primer cuartil de la categoría de Geografía de In-Recs (el índice de impacto de las revistas académicas de ciencias sociales). En esencia, el texto denuncia la destrucción de elementos patrimoniales y, por tanto, el incumplimiento de los objetivos acordados por el Ayuntamiento en 1999.
También el Partido Socialista, socio de gobierno de Coalición Canaria desde 2011, se quejó de lo que sucedía. Mientras que Javier Abreu rechazó en abril de 2006 que se quitasen las farolas denominadas fernandinas, en 2010 fue más directo y pidió que se rescindiese el contrato de María Luisa Cerrillos, dado que, en palabras suyas, se estaba produciendo una dejación de funciones y no se cumplía el Plan Especial. El derrumbe de una vivienda protegida en la calle Los Bolos, actuaciones en la calle Viana, la demolición del juzgado o el abandono de “muchas” casas terreras eran los argumentos sobre los que sustentaba su petición. En similares términos se expresó su otrora compañero de formación política Domingo Medina, que intentó en las pasadas elecciones, sin éxito, entrar en el Consistorio lagunero a través de la Agrupación Por La Laguna. En su caso, llegó a centrar una de sus principales promesas electorales en la destitución de la popular arquitecta.
Otro nuevo ataque a Cerrillos se produjo en mayo de 2012 por parte de la Asociación de Vecinos Casco Histórico, después de que, en el II Congreso Internacional sobre Ciudades Históricas del Patrimonio Mundial, describiese La Laguna que se había encontrado a su llegada como una ciudad “horrible, fría, inhabitable, aburrida y triste en la que no se podía tomar un café después de las seis de la tarde porque todo estaba cerrado”. “Lamentamos que el Ayuntamiento la haya designado para que participara en su nombre en el referido Congreso y que dijera esas lindezas de La Laguna”, manifestó entonces el citado colectivo vecinal a través de un comunicado. “Esta ciudad a lo largo de 500 años ha sabido mantener su idiosincrasia y su historia. No le vamos a recordar lo que La Laguna ha sido. Esperamos que, como mínimo, se haya leído el informe que se presentó a la Unesco y por el que le fue concedido el título de Patrimonio de la Humanidad”, señaló en el texto enviado a los medios de comunicación.
Ya en 2013, después de alcanzarse el tope de renovaciones extraordinarias y que finalizase el contrato, dicen que María Luisa Cerrillos albergó algunas dudas sobre si volver a presentarse o no. Al final lo hizo, aunque la nueva etapa duró poco, para alegría de los que fueron sus oponentes durante su estancia lagunera. Los mismos que ya piden un nuevo sistema más participativo. Y hasta que se redacte un nuevo Plan Especial de Protección.
“La renuncia de Cerrillos es una excelente noticia para el patrimonio histórico”
“La renuncia de Cerrillos es una excelente noticia para el patrimonio histórico”El historiador y sociólogo Álvaro Santana Acuña, acaso la voz crítica que más se ha hecho oír en los últimos años contra el modo de tutelar el centro lagunero, afirma que la renuncia de la arquitecta María Luisa Cerrillos es una “excelente noticia” para el patrimonio histórico y para muchos ciudadanos. “También lo es para las arcas municipales, pues Cerrillos se embolsaba mensualmente 20.000 euros. Para comparar, el alcalde cobra 5.100 y el presidente del gobierno, 6.500. Además, la gestión de un bien Patrimonio de la Humanidad no podía estar en manos de una multinacional como Arquitectura, Urbanismo y Cooperación, cuyos intereses reales eran contrarios a la conservación del centro histórico de La Laguna”, sostiene el tinerfeño radicado en Cambridge (Estados Unidos).
En opinión de Santana, la lista de errores en la gestión del casco en los últimos años es “larga, demasiado larga”. Según precisa, las decisiones equivocadas comenzaron en el momento en que Arquitectura, Urbanismo y Cooperación (AUC) redactó un Plan Especial de Protección “afín a sus intereses mercantiles y totalmente opuesto a la conservación patrimonial”. “Mediante ese Plan, la multinacional implantó el neoliberalismo más salvaje dentro del centro histórico. Yo lo llamo neoliberalismo patrimonial, el cual consiste en rebajar el nivel de protección de edificios históricos para liberalizar su uso con reformas interiores o la demolición integral del inmueble, salvo su fachada”, explica.
Si bien indica que el centro histórico tiene mucha vida, a renglón seguido manifiesta que se trata de una “cortina de humo”. “Nadie habla de las consecuencias sociales de la gestión de AUC. Mi colega la geógrafa Noemí Herrera y yo publicamos en enero un reportaje sobre el tejido comercial en el centro histórico. Las cifras son aterradoras. En apenas una década, el número de pequeños y medianos comercios locales ha caído en picado, mientras que las franquicias nacionales y multinacionales se han multiplicado por diez”, especifica un profesional que desde 1999 lleva participando en medios de comunicación en temas relacionados con la gestión patrimonial.
“Se dice que el mayor logro de AUC ha sido la peatonalización. Es incorrecto. Ese proyecto se puso en marcha diez años antes de su llegada. Lo único que se puede agradecer a AUC es que su desastrosa gestión del centro histórico ha unido a muchos ciudadanos en una causa común”, apunta Álvaro Santana, quien considera que la responsabilidad de la protección del patrimonio en cualquier lugar, “ya sea en La Laguna o en Laponia”, no puede recaer en manos de una sola persona. “Es necesario establecer un organismo multi-institucional, interdisciplinar y ciudadano similar a las comisiones de valoración y expurgo de los archivos. En él participarían un conjunto de expertos, científicos, académicos, políticos y ciudadanos encargados de estudiar caso por caso la conveniencia o no de autorizar la demolición parcial o total de inmuebles dentro del casco histórico”, asevera.
Preguntado por la intensidad de sus críticas, Santana aclara que, en el caso del patrimonio de La Laguna, su esfuerzo viene reforzado por haberse criado en esta ciudad. “Desde niño, mi familia me enseñó a valorar el patrimonio material e inmaterial. Entre los mejores recuerdos de mi infancia están el participar en romerías, cofradías de Semana Santa, alfombras del Corpus Christi y salir con mi padre a fotografiar edificios antiguos para luego pintar sus acuarelas de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, La Orotava y Vegueta”, expone un historiador que, asegura, con catorce años investigaba en archivos históricos y entrevistaba a gente mayor. “Más tarde, empecé a escribir sobre patrimonio, insistiendo en que debemos protegerlo como un ser vivo”, añade.
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