Güigüí es bastante más que sus playas: la Chica y la Grande, las dos en las respectivas desembocaduras de las cuencas hidrográficas conocidas con idénticos topónimos, en el término municipal de La Aldea de San Nicolás, isla de Gran Canaria.
Güigüí es paisaje de superficie erosionada y vieja, lugar añejo, antiguo, y también es flora y fauna propias, además de formas modeladas por los agentes naturales, que han dejado huellas de gran significado e indescriptible belleza en esta parte de Gran Canaria.
En las playas de Güigüí existe la posibilidad del baño en un entorno descomunal y muy especial, nada más y nada menos que en un espacio protegido catalogado por el Gobierno de Canarias como reserva natural especial, siempre sin un alma ni una construcción a muchos metros de distancia, lo que no es fácil.
Todo esto es posible en Güigüí, pero, si se quiere disfrutar de esta naturaleza viva y virgen, hay que aplicar lo que menciona con gran acierto el dicho: “Quien quiera lapas, que se moje el…” En efecto, si se desea pasar un día inolvidable en el macizo de Güigüí y en sus playas, hay que sudar, tener calma y, sobre todo, estar preparado para una buena caminata. No existe otra forma de llegar a esas playas lejanas, salvo que se haga por vía marítima.
Para conseguir el objetivo de abrazar la arena volcánica y de cubrirse de la sombra que producen los acantilados existentes en la zona, que miran a una porción de mar con la isla vecina de Tenerife enfrente, antes se tiene que llegar a San Nicolás de Tolentino, a este municipio occidental de la isla de Gran Canaria. En San Nicolás, sin necesidad de llegar al centro del pueblo, hay que tomar una senda que discurre paralela a la cañada de Vallermoso, con la que se alcanza la degollada de Peñón Bermejo, en el barranco del mismo nombre.
Desde este lugar, después de caminar por la zona más antigua de la isla, se baja y luego se sube hasta alcanzar la degollada del Espigón, justo en la cresta de Güigüí, en el conocido como Lomo de Güigüí, relieve que separa las dos cuencas con la misma denominación.
Alcanzado este punto, la senda descendente conduce con el paso del tiempo a la playa de Güigüí Grande, donde el remojón y el contacto con la naturaleza de influencia marina no se hace esperar y es inolvidable.
El macizo de Güigüí, que posee una importante red hidrográfica, es el más antiguo de Gran Canaria y representa un espacio de gran valor geológico, con construcciones producidas por la erosión activada desde la conclusión de las emisiones de basaltos en el Mioceno. El lugar se caracteriza por la existencia de cuencas profundas y angostas y también de interfluvios en forma de cresta, lo que da fe de la relevante erosión que ha habido en este espacio. Todas las laderas de los barrancos tienen pendientes acusadas, lo que origina lechos muy encajados y desniveles considerables. En la costa, domina el acantilado, que permite ver sin dificultad la secuencia geológica que ha dado lugar a la isla de Gran Canaria, con coladas efusivas, material explosivo, pumitas, conos sepultados… A todas estas maravillas, se une la posibilidad de disfrutar con la presencia de especies animales y vegetales endémicas.