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HARMONY. PRIMER CICLO.

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En el caso de nuestra protagonista, ésta se despierta en un oscuro y lúgubre sótano, custodiada por un esquivo y pétreo captor llamado Nita. Para colmo de males, ni siquiera durante el sueño la joven logra evadirse de aquella situación, dado que la mente de la joven está invadida por extraños pensamientos, voces que la increpan y un escenario del todo surrealista y alejado del mundo real en el que se encuentra, una vez que abre los ojos, a la mañana siguiente.

Harmony. Reynès/ Vernay. © Dupuis 2016, 2017 by Reynès. All Rights Reserved.

Ante tal situación, solamente le queda esperar, tratar de reponer fuerzas y escribir en una pequeña libreta todo aquello que se le venga a la mente, por inconexo o demencial que pudiera resultar. Claro que, cuando una persona descubre que no debe sujetar el bolígrafo para escribir, pues basta con pensar tal acción y tu mente hará el resto, es lógico entender que termines con tus posaderas en el suelo tras caerte de la cama en la que te encontrabas tratando de recordar algo de tu vida.

Pasada la primera e impactante impresión, Harmony -quien descubre que se llama así después de escuchar a su captor hablando con una peculiar mujer con quien éste se ha encontrado en la parte posterior de la casa en la que se encuentra- empieza a aceptar que hay algo en ella que no es normal y de ahí que, llegado el momento, se siente delante de Nita para que le explique quién es ella, en realidad, y qué hace allí.

Harmony. Reynès/ Vernay. © Dupuis 2016, 2017 by Reynès. All Rights Reserved.

El hombre no le dice mucho, salvo que Harmony es su nombre y, dicho esto, la lleva hasta la morada de Mahopmaa, la nativa americana con la que Nita se encontró para que sea ella quien le termine por revelar a la joven quién es y por qué se encuentra en aquel remoto paraje, lejos del mal llamado mundo civilizado. En realidad, tras la ceremonia, Harmony será consciente, sin prácticamente tiempo para asimilarlo, de cuán rudo y peligroso puede llegar a ser el mundo en el que ha estado hasta que Nita la sacó de él.

Tras un primer acto -Memento- el cual empieza con dos páginas a modo de prólogo, desarrolladas en un pasado muy lejano, del que poco se nos cuenta -salvo la demencia y psicopatía de Azhel, uno de los protagonista que él aparece- comienza el segundo acto de esta historia gráfica -Indigo- el cual nos cuenta, a modo del flash-back cinematográfico, el pasado de los principales personajes implicados en la trama, empezando por Nita, antes conocido como el doctor William Torres y cómo luego los destinos de ambos personajes se cruzaron.

En aquellos momentos, William Torres era un hombre motivado por una misión; es decir, encontrar una cura para la rarísima enfermedad que acabó con la vida de su hija y que puede acabar, de igual forma, con la vida de Harmony. Este nexo de unión, casi se diría paterno filial, es el que a partir de entonces motivará buena parte de las acciones y le enfrentará a quienes solamente valoran los progresos científicos en base al beneficio económico que éste les pueda reportar. En realidad, William Torres se enfrenta a un sistema en donde las grandes corporaciones, similares a la Sigmacorp que aparece en el relato gráfico, marcan el ritmo de la sociedad, lo que comen, visten, leen, escuchan y ven quienes viven en ella y, por ende, también las soluciones a las enfermedades que acaban con sus vidas. De esa forma, no hay variables en el tablero de juego que escapen a su control y quien no es capaz de aceptarlo termina sufriendo los desmanes de los que nunca han demostrado la más mínima deontología profesional, amén de desconocer conceptos tales como la empatía y la solidaridad.

Harmony. Reynès/ Vernay. © Dupuis 2016, 2017 by Reynès. All Rights Reserved.

La mayor virtud en el tratamiento de dichos temas estriba en no traer de escapar de los tópicos al uso, tan del gusto del agente Fox Mulder, sino usarlos para que lo que se contó en el primer acto se convierta en un todo homogéneo y que, a su vez, sirva para ir construyendo las motivaciones y las personalidades de los personajes principales. Además, para el profesor Torres, los “efectos secundarios” a los que hace mención el burócrata sin corazón de Steinman son algo más que un filón que deben ser explotado, a imagen y semejanza de los que le sucedió a Eleven con Martin Brenner durante su proceso de “creación”. Esos efectos secundarios deben ser estudiados para ver cuáles pueden ser sus aplicaciones en la medicina y no como la base sobre la que educar a un grupo de niños, en este caso, Harmony, Payne y Eden, a convertirse en las perfectas “máquinas de matar” para regocijo y beneficio de una desmedida e insensata corporación.

Precisamente será la relación entre los tres niños, y la suma de los excesos cometidos por el fantoche irracional del agente Barns, lo que desencadenará los sucesos sobre los que gira la acción en el tercer acto de este primer ciclo -Ago- un momento en el que Harmony y sus dos pequeños compañeros de viaje demostrarán de qué son capaces, para sorpresa y espanto de quienes se crucen en su camino.

Como es lógico pensar, siguen existiendo incógnitas tanto en el pasado como en el presente -tal y como sucede en una exposición donde alguien ha olvidado colocar los pies de foto de cada una de las imágenes- pero lo único que queda claro es que estos tres actos son sólo el preámbulo de una confrontación que pondrá a prueba no solamente las habilidades de Harmony y sus amigos, sino la misma seguridad de nuestro cacareado mundo.

Harmony es una de esas historias gráficas que se lee de principio a fin con el mismo interés con el que se empieza, independientemente de que la cuidada edición de Dibbuks te someta al más que asumido “trance” de tener que sujetar con la firmeza necesaria, para no perder ni uno sólo de los detalles, un tomo de 192 páginas -diecisiete de ellas, con contenido extra- encuadernadas en tapa dura.

Harmony es, además, en un magnífico ejemplo de cómo una buena historia gráfica, si está acompañada de un buen dibujo -y, en este caso, el dibujo de Mathieu Reynès es realmente sobresaliente- puede responder a las expectativas depositadas por quienes disfrutan con una narración que intercala momentos íntimos y cotidianos con otros llenos de una acción de lo más trepidante y sin concesiones a la galería.

Y Harmony es una de esas historias en las que el lector sólo necesita de unas pocas páginas para poder sentir un nexo de unión con los personajes que en ella aparecen, disfrutando con sus aventuras y viéndolos crecer, viñeta a viñeta y página tras página.

El único “pero” reside en la última página de éste primer ciclo, la cual se podría resumir con un GRAN símbolo de interrogación. Dicho esto, como le sucediera a la agente Olivia Dunham al darse cuenta de dónde se encontraba, tras conocer, ¡Por fin!, al doctor William Bell, ¿a quién no le gusta un buen misterio por resolver?

© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2019

Harmony 1- Memento © Dupuis 2016 by Reynès. Harmony 2- Indigo © Dupuis 2016 by Reynès. Harmony 3 -Ago © Dupuis 2017 by Reynès. All Rights Reserved.

© Dibbuks por la edición española, 2019.

Para más información sobre la serie Harmony, por favor consulte el siguiente enlace: www.leprechaun.es/ o en los siguientes números de teléfono: +34928279471 y +34828918162

En el caso de nuestra protagonista, ésta se despierta en un oscuro y lúgubre sótano, custodiada por un esquivo y pétreo captor llamado Nita. Para colmo de males, ni siquiera durante el sueño la joven logra evadirse de aquella situación, dado que la mente de la joven está invadida por extraños pensamientos, voces que la increpan y un escenario del todo surrealista y alejado del mundo real en el que se encuentra, una vez que abre los ojos, a la mañana siguiente.