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Mister X

Hay obras que se salen de cualquier denominación, parte por lo osado de su planteamiento, parte por lo absorbente de su desarrollo.

Estas pueden ser las primeras bases para comenzar el comentario de Mr. X, una obra tan atípica como imprescindible para quienes desean encontrar nuevos caminos de expresión en el mundo del cómic.

Mr. X bebe de fuentes tan reputadas como el cineasta Fritz Lang y su grandiosa Metrópolis, los diseños de la Bahaus y del mismo expresionismo alemán surgido tras la postguerra del primer conflicto mundial y del gusto de teóricos como Marinetti.

Mr X es el nombre de un esquivo y misterioso personaje relacionado con una megalítica ciudad la cual tiene el poder de enloquecer a quienes habitan en ella, tras la alteración de los planos originales.

La urbe, mezcla de los conocimientos matemáticos de unos de sus impulsores y de las teorías de su compañero, quien abogaba por una psicoarquitectura en el proceso de creación de la ciudad, terminará por convertirse una pesadilla para quienes deben vivir su existencia en ella. La causa de debió al resultar alterado el proyecto original por culpa del abandono de uno de los creadores.

Éste, desarrolló una droga para no tener que dormir y así lograr que sus teorías sobre la psicoarquitectura no fueran tergiversadas por nadie.

Lo que no estaba en sus planes es que dicha droga terminaría por apartarle de su trabajo, dado que sus diseños se radicalizarían hasta convertirse en sueños dementes y sin sentido.

A pesar de su abandono, Radian City, mezcla de las grandes urbes que pueblan en planeta, se terminó para gusto de sus promotores, olvidando los problemas que aquella tergiversación terminaría por acarrear a quienes la habitaran.

No obstante, Mr X no se resignaría a su destino y regresaría, de nuevo, a la ciudad que había ayudado a crear, queriendo reparar los daños ocasionados por no haber respetado sus ideas.

Mister X fue desarrollado, en un primer momento por el diseñador gráfico y dibujante Dean Motter, en 1.981, para la portada de un disco del grupo Megatron Man, para luego convertirse en una historia mucho más compleja fruto de la relación de Motter con el ilustrador Paul Rivoche.

De los dibujos de Rivoche salió el look Art Decó del protagonista, con un rígido esquema de color-rojo, negro y blanco-y detalles del constructivismo ruso y de los carteles publicitario de principios del siglo XX.

Tres años después llegaron los hermanos Hernández, Jaime y Gilbert y el personaje cobró vida en el escenario de Radian City, alias somnópolis, conjunto de todas la ciudades futuristas vistas tras el estreno de la urbe de Fritz Lang, a finales de los años veinte.

Los Hernández aprovecharon el escenario para dar rienda sueltas a las andanzas de Mr X, en pos de paliar los daños ocasionados por el mal uso de su trabajo. Entre medias, el protagonista deberá sobrepasar los contratiempos que se cruzan en su camino, en forma de pendencieros ganster en la mejor tradición del cine negro, acompañados de bellas y letales féminas, en claro homenaje al maestro Eisner y un plantel de secundarios que facilitarán su cometido, en mayor o menor medida.

Su trabajo abarcó cuatro números de lectura absorbente y sin tregua, muestra de lo acertado del planteamiento de Motter y Rivoche al desarrollar al personaje.

El tomo presentado por Norma Editorial incluye una historia de presentación, a cargo de Dave McKean, la historia El cerebro inacabado, a cargo de Bill Sienkiewicz y la continuación de la aventuras de Mr X a cargo de autores como Seth o Ty Templeton, partiendo de las historias originales de los hermanos Hernández.

Con su publicación Norma Editorial nos ofrece la posibilidad de conocer a uno de esos personajes, poco dados a etiquetas pero igual de válidos e interesantes para los aficionados a los cómics.

Destacar la introducción de Arlen Schumer, la cual sitúa de manera clara y documentada al personaje y a sus creadores dentro de la cronología del noveno arte contemporáneo.

© Norma Editorial, 2015

Hay obras que se salen de cualquier denominación, parte por lo osado de su planteamiento, parte por lo absorbente de su desarrollo.