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PREGUNTAS PARA PEDRO J. COLOMBO, DIBUJANTE DEL ALBUM EL FOTOGRAFO DE MAUTHAUSEN.

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¿De qué forma te involucraste en el proyecto El fotógrafo de Mauthausen?

Salva, el guionista, se puso en contacto conmigo tras hablar con Jaime Martin, que fue profesor mío de color, en la Escuela Joso. La historia estaba aprobada en la editorial belga Le Lombard y el editor tenía claro como quería que fueran las páginas; es decir, realistas, pero a la vez con un toque de esbozo, suelto. Así que yo hice lo que buenamente pude, dado que el dibujo realista no es lo mío. Finalmente hice dos páginas y varias más en story-board, diseños de personajes y alguna ilustración en forma de foto. Aintzane remató a color esas dos páginas y el resultado convenció tanto a Salva como al editor.

¿Te habías planteado antes trabajar en un proyecto de estas características?

Pues sí, como dibujante quiero hacer todo tipo de historias. No quiero cerrarme ninguna puerta, y es que, como lector, me gusta leer de todo. También me gustaría hacer un western, una space-opera, incluso un musical (risas)

Tras aceptar un reto como es el de llevar al papel la vida de Francisco Boix y el momento histórico que le tocó vivir, ¿cómo fue el proceso de documentación resultante del proyecto y cuánto duró?

Yo desconocía totalmente la historia de Francisco. Toda la documentación gráfica me la pasó Salva, él había visitado el campo de Mauthausen cuando estaba planteándose el guión y tenía cientos de fotos. Eso nos vino genial para tener una visión general del lugar. Además Aintzane realizó un 3D de uno de los barracones, ya que sabíamos que iban a haber muchas escenas en su interior.

Para el tema de las fotos que reinterpreto en el álbum tuve que ver y seleccionar muchas de las fotos reales. No puedo decir que fuera algo agradable, trabajar durante varios años mirando y remirando este tipo de fotografías, que retratan la barbarie de la época. Fue duro, pero había que reflejar lo más fielmente posible ese ambiente.

¿Conocías la figura y la historia del fotógrafo catalán antes de trabajar en el álbum?

No, no conocía nada de la historia de Francisco. Me parece increíble que no se hable en los colegios o institutos de lo que sucedió en Mauthausen o de su testimonio en los juicios de Nuremberg. Es una figura histórica importante que aquí es un total desconocido para la mayoría de personas.

¿Qué fue lo más difícil de lograr, gráficamente hablando?

Lo más “fácil” fue la recreación de las fotos. No tengo muchos conocimientos de acuarela, pero sí básicos y fue un proceso relajante, a pesar de lo que estaba recreando. En cuanto a lo más difícil creo que fue el acabado realista de los personajes. No me siento cómodo trabajando en ese estilo de dibujo, mi forma natural de dibujar es más cartoon o semi-realista. Y para complicarlo todo más, durante el proceso, me inicié en el dibujo digital, con lo que el álbum se acabó convirtiendo en una amalgama de técnicas, un collage que, a mi modo de ver, resulta interesante.

La obra tiene una factura casi se diría que documental. ¿Esto se planteó así desde el principio o fue una decisión que tomó luego de que el proyecto empezara a plasmarse sobre el papel?

Creo que una parte sí puede que lo sea, pero también hay escenas totalmente inventadas. Creo que la intención de Salva era contar unos hechos que sucedieron realmente y además hacerlo de la forma más interesante posible para los lectores. El dossier final sí que pretende documentar muy bien la época.

¿Cómo se logra poner cierta perspectiva mientras se trabaja en plasmar, de la forma más fidedigna posible, los continuos atropellos homicidas cometidos por los responsables del campo de concentración?

Pues no lo sé. Tal vez no lo haya logrado, porque, desde el principio, estoy de parte de Francisco. Desde que comienzo a leer las primeras páginas del guión. También es cierto que, dibujando, a veces conseguimos abstraernos mientras nos centramos en detallar una gorra, o un trozo de madera.

Durante el Salón del cómic de Valencia de 2020 pude ver los guiones de Salva Rubio junto con algunos originales de la obra gráfica. ¿Cómo fue trabajar con él y qué opinión te merece su forma de plantear el guion de una obra gráfica, tal y como es El fotógrafo de Mauthausen?

Fue una gozada. Comenzar con la obra totalmente acabada siempre es un punto a favor. Puedes prever qué escenarios se repiten, qué personajes serán los importantes y un montón de detalles, que a nivel de preproducción, a un dibujante le viene muy bien. También hice todo el storyboard del álbum del tirón, así que una vez me iba a poner con los lápices, tanto el editor como el guionista ya pudieron ver cómo iba a quedar el cómic.

Otro punto a su favor es que nos pasó toda la documentación gráfica. Cientos de fotos que nos vino de lujo tanto para la parte de dibujo como la del color. Siempre que nos surgía una duda, Salva se encargaba de solucionarla.

La tragedia de los españoles deportados hasta el campo de Mauthausen continúa siendo ignorada por buena parte de la sociedad de nuestro país. ¿Crees que este trabajo servirá para devolver una parte de la dignidad perdida por aquellos combatientes olvidados por su propio país de origen?

Pues no tengo ni idea. Lo que sí he visto en las sesiones de firmas es que hay tanta gente que conocía la historia como gente que no había oído hablar de ella, al menos en nuestro país. Cuando he visitado Francia o Bélgica, muchos eran familiares de españoles que estuvieron en el campo de Mauthausen. Hablar con esos familiares fueron momentos intensos.

Espero que poco a poco esta historia se conozca. Cuando trasladaron los restos de Francisco Boix al cementerio de Père Lachaise de París, en un acto oficial en el que se honró su figura, nuestro presidente por aquel entonces, Mariano Rajoy, estaba también en París, pero no acudió al acto... En otro país, Francisco sería un héroe nacional.

¿Crees que el cómic debería ser una herramienta más en el proceso de aprendizaje escolar?

Naturalmente.El cómic es un medio narrativo con el que se pueden explicar conceptos que en un libro,sin imágenes, puede quedar muy abstracto. En Japón usan algunos mangas para explicar momentos históricos. Aquí podría funcionar igual.

© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2020

© Pedro J. Colombo, Bilbao, 2020

¿De qué forma te involucraste en el proyecto El fotógrafo de Mauthausen?

Salva, el guionista, se puso en contacto conmigo tras hablar con Jaime Martin, que fue profesor mío de color, en la Escuela Joso. La historia estaba aprobada en la editorial belga Le Lombard y el editor tenía claro como quería que fueran las páginas; es decir, realistas, pero a la vez con un toque de esbozo, suelto. Así que yo hice lo que buenamente pude, dado que el dibujo realista no es lo mío. Finalmente hice dos páginas y varias más en story-board, diseños de personajes y alguna ilustración en forma de foto. Aintzane remató a color esas dos páginas y el resultado convenció tanto a Salva como al editor.