Investigadores de diversas disciplinas estudian los restos de fauna doméstica a través de análisis genéticos y parasitológicos para saber qué animales acompañaron a los primeros pobladores de Canarias, como cabras, ovejas, cerdos y perros, entre otros.
De estas investigaciones en materia de arqueozoología tiene previsto hablar este jueves Mercedes Martín Oval, técnico superior del Instituto Canario de Bioantropología, dependiente del Cabildo de Tenerife, en la charla “Los animales en época guanche: del cronista al investigador actual”, dentro del ciclo “¿Evolución? Algo más que Darwin”.
Mercedes Martín Oval indica en una entrevista a Efe que en la actualidad hay grupos de investigación en este ámbito que plantean “un paso hacia adelante” y se empiezan a considerar las relaciones entre los animales que convivían con los aborígenes y el medio ambiente.
Ello puede ayudar a cambiar el conocimiento que se tiene de los animales en las primeras épocas de poblamiento del archipiélago porque los avances tecnológicos y metodológicos hacen que los investigadores se planteen nuevas cuestiones, detalla Mercedes Martín Oval.
De hecho, continúa la investigadora, han aparecido ejemplares de animales en yacimientos de habitación y de enterramiento pero han sido poco estudiados porque en la investigación arqueológica ha “primado” el guanche, el ser humano y su cultura material.
En el caso de los animales aparecidos en yacimientos de enterramiento se consideran “ofrendas funerarias”, pues incluso un perro momificado encontrado en el Llano de Maja en Las Cañadas del Teide se ha interpretado como un “animal-guía” para el fallecido.
Sin embargo, es el único can momificado que se ha hallado y en principio este proceso parece que ha sido de origen natural, pues junto a él se hallaron otros dos cráneos de perro sin ningún tipo de momificación.
También han aparecido restos de perros en yacimientos de habitación y en principio nada sugiere que los primitivos pobladores de las Islas se los comiesen, aunque Luis Diego Cuscoy citó en un trabajo de 1975 la posible práctica de la cinofagia en Tegueste, donde se hallaron huesos muy fragmentados, se necesitaría realizar estudios más exhaustivos al respecto, donde por ejemplo se tuviesen en cuenta las huellas de descarne.
Aunque no hay pruebas contundentes de esta práctica en Canarias, tampoco sería de extrañar porque en el norte de África se come perro en prácticas rituales y en época de escasez.
De lo que sí hay certeza es de las llamadas “marcas de carnicería” en huesos de lagartos gigantes y ratas fósiles, y de ellas deduce la investigadora Victoria Alberto que formaron parte de la dieta de los aborígenes, y este podría ser uno de los motivos que explicasen la extinción de estas especies o al menos, de su disminución.
La arqueología canaria empezó a aplicar tecnologías más avanzadas a partir de los años 70 del siglo XX y entonces surgió la necesidad de estudiar “de una forma distinta” también a los animales encontrados en los distintos yacimientos y en los vestigios de una industria basada en huesos y pieles de animales, con punzones y pieles con las que se envolvían las momias.
Mercedes Martín Oval también precisa que a mitad de la década de los 80 del pasado siglo se crean grupos formados por biólogos y paleontólogos que se incorporan a la arqueozoología, el estudio de los animales del pasado relacionados con el hombre, tanto en Tenerife, en el Museo de Ciencias Naturales, como en Gran Canaria.
Actualmente los investigadores del Museo Arqueológico de Tenerife, Instituto Canario de Bioantropología, Universidad de La Laguna y Universidad de Granada estudian los parásitos animales detectados en restos guanches, en los que se han encontrado lombrices intestinales en algunas muestras analizadas.
Martín Oval, que precisa que la primera tesis elaborada sobre el ganado en la época se debe al arqueólogo palmero Jorge Pais, explica además que según los estudios genéticos preliminares realizados por J. Capote, hay bastante proximidad entre el ADN del ejemplar de cabra aborigen depositado en el Museo Canario y los del actual ganado caprino de La Palma, y se continúan los estudios genéticos de cabras y cerdos.
En el caso de la oveja pelibuey, su morfología coincide con la descripción de los cronistas de la oveja sin lana y con pelo, relacionada con las ovejas más antiguas del norte de África.
Igualmente otros investigadores analizan peces y aves que confirman o contradicen los relatos de los cronistas de la Conquista.
De la importancia de la arqueozoología da muestra el hecho de que un resto ovicaprino aparecido en el barranco de la Monja en Fuerteventura ha suscitado la discusión sobre si el poblamiento de las islas pudo haber sido más antiguo de lo que se plantea.