Los dos acusados se echan las culpas uno al otro

Los dos procesados por el triple atropello en la Avenida de Anaga de Santa Cruz de Tenerife se culparon uno a otro de ser los causantes de la tragedia, en la primera sesión de la vista oral por esta causa, celebrada este lunes por el juzgado de lo Penal 3, y en la que el fiscal mantiene su petición para ambos de cinco años de cárcel por los tres homicidios, uno por omisión del deber del socorro y la retirada definitiva del carné de conducir por conducción temeraria.

La muerte de estas tres personas, un matrimonio y su hija, ocurrida el 28 de octubre de 2006 a las 21.30, mientras cruzaban la Avenida, ha tenido una fuerte repercusión mediática en Santa Cruz de Tenerife, principalmente porque ambos acusados forman parte de familias significativas de la sociedad tinerfeña, están acusados de darse a la fuga sin socorrer a las víctimas y varios testigos ratificaron este lunes que circulaban a cerca de 100 kilómetros por hora, el doble de lo permitido.

La acusación particular pide una condena de seis años por homicidio, dos por conducción temeraria y dos por omisión del deber del socorro. Las defensas mantienen la libre absolución.

El fiscal ha concluido que, además de la velocidad, intentar darse a la fuga sin socorrer a los atropellados y conducir de forma temeraria, el vehículo de Javier rozó a los transeúntes, a los que dio de lleno Pedro.

El autor material del atropello, Pedro G.H.R, conducía un Mini Cooper propiedad de su padre, mientras que Javier R.B.P, pilotaba un Volkswagen Adventure.

Pedro y Javier afirmaron que no entablaron ninguna competición entre ellos, que no son amigos y que encontrarse ambos en esa vía, ese día, a esa hora, fue circunstancial. También coincidieron en que no se saltaron ningún semáforo en rojo y que los atropellados cruzaron fuera del paso de peatones.

Tampoco discreparon apenas en cómo ocurrió el atropello. Javier circulaba delante de Pedro y al doblar la curva hacia la Plaza de España se encontraron con los tres peatones. A Javier le dio tiempo de dar un volantazo hacia la izquierda y esquivarlos, pero Pedro no tuvo tiempo de frenada.

Pedro: “Me quedé bloqueado”

Sin embargo, Pedro, el autor de los atropellos, sostuvo que se quedó “bloqueado por la maniobra evasiva del Polo. Si él hubiera frenado, yo también lo habría hecho. Esa maniobra me despistó”.

Pedro, que está en tratamiento psiquiátrico desde entonces, aunque admitió que bebe, dio un 0,35 de alcohol al hacerse la prueba de alcoholemia expirada (“me tomé un par de cervezas horas antes”), pero se negó a hacerse un análisis de sangre para hallar otras sustancias tóxicas. “No estaba para eso”.

El acusado insistió que tras el atropello se quedó en “shock”. “No me explico cómo él pudo esquivar a los peatones y yo no”, añadió, tras matizar al fiscal y a la acusación particular que, efectivamente, circulaba a más velocidad de la permitida, “pero yo no tenía esa percepción”.

Tras el atropello aparcó el coche varios metros adelante. “Llamé al 112 para pedir una ambulancia, quise aparcar mejor el coche y una persona me increpó que quería darme a la fuga, pero no era cierto. Volví y fui detenido”.

Javier: “Llamé a mi padre y me dijo ven a casa”

Javier sostuvo que venía de jugar al futbol en el Sauzal. En el momento de los hechos no se le pudo hacer ninguna prueba porque se marchó a casa “después de llamar al 112 y de constatar que había quienes ayudaban a los atropellados. También llamé a mi padre y me dijo vente a casa”.

De acuerdo con su versión, “circulaba a la velocidad permitida y di un volantazo a la izquierda porque me pareció mejor que tirar hacia la dirección que llevaban los peatones. Los esquivé sin problemas y al poco escuché el golpe. Yo iba a una velocidad normal, pero el Mini iba muy rápido”.

Aseguró que paró el coche al tiempo que llamaba al 112 y le daba los datos del Mini causante del atropello “porque vi como el Mini me sobrepasaba, así que di su matrícula y que se había dado a la fuga”.

Tras llamar a emergencias, llamó a su padre. “Me dijo que si ya había avisado del accidente, fuese a casa y eso hice”. Luego se dedicó a esperar antes de declarar a la Policía. “Ya había dado mis datos, así que confiaba en que me llamaran ellos”.

“¿Se marchó una vez que se aseguró que había dejado claro quién era el autor del atropello, una vez que dejó bien amarradas las cosas?”, le preguntó el abogado que representa a la familia de los fallecidos, pero el juez no estimó pertinente la pregunta.

Testigos: “Iban a más velocidad que deprisa”

Las versiones de los testigos que declararon este lunes difieren de la dada por ambos acusados. Un camionero se quedó “impresionado” de la velocidad del Polo Adventure y del Mini en plena vía urbana. “Iban a más velocidad que deprisa, a unos 100 kilómetros por hora, tanto que pensé que si en vez de torcer a la derecha hubiera ido a la izquierda, el Mini me habría dado”.

Es más, el testigo insistió en sus declaraciones ante la Policía y el juez que los semáforos “estaban en rojo y el Mini se saltó algunos por fuerza, porque el mío, en una intersección se puso en verde para poder salir”.

Otro testigo, que estaba dentro de su coche aparcado, a pocos metros del atropello, afirmó que cuando vio pasar primero al Polo y tras ello, al Mini, “pensé esos dos se van a chocar”, tras lo que escuchó el golpe.

“Los dos coches siguieron a todo meter. No me dio la impresión de que pararan”, un testimonio similar al de otra testigo que se fijo en el Mini. “Iba a mucha velocidad, tanto que saltó, seguro, un semáforo en rojo”.