El parque Tony Gallardo, la puerta de entrada de la Reserva Natural de las Dunas de Maspalomas, debió inaugurarse el pasado mes de julio tras haberse retrasado hasta en cinco ocasiones su reapertura, pero llegado ya agosto, se prevé que en octubre, tras más de dos millones de euros de inversión, se tenga por fin la fecha definitiva del corte de cinta.
Es el Cabildo de Gran Canaria quien se encarga desde 2014 de la gestión de este espacio que lleva el nombre del escultor fallecido hace 22 años, del que destacan obras como El Atlante, a la salida de la capital grancanaria, o el Monumento al campesino en El Hierro, sin olvidar su activismo político, llegando a ser secretario general del Partido Comunista de España en Canarias durante la Dictadura de Franco.
Tal y como explica el consejero de Medio Ambiente de la Corporación insular, Miguel Ángel Rodríguez, este año se han producido dos retrasos, el primero porque se tenía pensado abrir solo con una de las tres entradas accesibles, por lo que se realizó una modificación para que todas las personas pudiesen acceder al mismo por cualquiera de las puertas. Con julio a la vista como nueva fecha, la empresa Tragsa, la encargada de la rehabilitación, solicitó una nueva prórroga porque no llegaron todos los materiales que necesitaban para los trabajos. “Confiamos en que en octubre esté abierto al público”, señala Rodríguez.
Fue en diciembre de 2014 cuando se anunciaron las obras de remodelación para crear un jardín de interés botánico en el que se recreaba la secuencia entre el bosque termófilo del fondo del barranco y la vegetación propia del litoral del Oasis y las Dunas de Maspalomas. Sin embargo, estas no se iniciaron hasta dos años después con una modificación con la que pretendía abrir el espacio en diciembre de 2017, diez meses antes de lo previsto actualmente.
Ahora, cuando parece solventado el problema de la apertura, se abre un nuevo frente con quien se hace cargo de la gestión del recinto. Como señala el consejero, en estos momentos existe una encomienda con Tragsa para mantener el parque abierto con todos los servicios hasta que se encuentre un modelo efectivo. El Cabildo plantea que sean los empresarios del Sur de Gran Canaria los que se encarguen de él, bien siendo ellos directamente los gestores, a través de un modelo compartido o colaborando con los gastos de mantenimiento.
“Estamos planteando una custodia del territorio, que nos impliquemos todos, no solo las administraciones públicas. Queremos involucrar a los empresarios para que se impliquen en el cuidado de la naturaleza, estamos valorando todas las posibilidades y si no encontramos ninguna, el Cabildo se hará cargo de todos los gastos”, apunta el consejero. La primera reunión fue en julio, pero no se llegó a ningún acuerdo, por lo que la próxima está prevista a la vuelta de las vacaciones, para este septiembre.
Pero para que un parque de este tipo lo quiera gestionar una empresa privada esta debe tener un interés económico que lo haga atractivo, y aquí radica el mayor problema porque el Tony Gallardo tan solo tiene una cafetería explotable. “A lo mejor se pueden organizar eventos que ayuden a gestionar los gastos”, propone el consejero insular Rodríguez.
Sin embargo, desde el sector hotelero no ven tan sencillo que se encarguen del espacio público. Uno de los representantes que estuvo en la reunión plantea que “a la par que los aspectos medioambientales y sociales que tendrá el parque, hay que concretar unos aspectos económicos para que las empresas sepan qué hacer con el parque, porque hacerte cargo de algo en el que no sabemos qué se puede hacer...hay que concretar más, conocer qué tipo de explotaciones se pueden tener en relación con una zona medioambiental”, opina.
Por el momento, más allá de la cafetería, los empresarios solo ven una opción para sacar rendimiento económico al Tony Gallardo, que pasaría por el cobro de una entrada para su acceso, algo que el Cabildo tampoco descarta. “Es complicado combinar la parte ambiental con la económica, el éxito pasaría por encontrar la fórmula”, señala este directivo.