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Atrapado en el tiempo

Los viajes en el tiempo ya no son lo que eran. Venir del futuro o salir de tu presente son ya cosas del pasado… o ha pasado de moda. 

Hubo un tiempo, bueno, habrá un tiempo, en el que estos viajes estarán al alcance de cualquiera. Pero aquí aún no han llegado a ese presente que para mí queda ya tan lejos en el espacio, tan atrás en el tiempo. 

En mi presente, que es tu futuro, casi todos tenemos una máquina del tiempo en casa. La mía es una escalera, la más barata del mercado, y subir y bajar por ella determina el tiempo y el lugar al que llegarás. Pero como te dije, hace tiempo que la gente ya no viaja en el tiempo. Creo que, de todos mis amigos, soy el único que aún lo sigue haciendo. 

Recuerdo nítidamente, como si hubiera sido ayer, amanecer mañana en esta ciudad… aunque eso ocurrió hace mucho tiempo. Por eso estoy hoy aquí, en la noche antes a cuando todo aquello ocurrió y la paradoja hace que, ahora, esté todo por suceder. Otra vez. 

Lo que ha de pasar hoy fue la mejor noche de mi vida y daría lo que fuera por quedarme a vivir en la mañana de mañana y no volver jamás a mi presente. 

Eso es lo malo. El inevitable regreso al tiempo de aquel viaje que repito siempre que tengo hipo. 

Lo bueno… que era carnaval y fue, es y será siempre aquí, Las Palmas de Gran Canaria, el destino de estos viajes. 

Todo sea para verte, al menos de vez en cuando, a ti, mi hijo de otro tiempo.  

El único consuelo que me queda es que siempre que funcione la escalera, estaré a tiempo de volver.

PD. El disfraz es porque supe hace dos noches que esta fue, durante un tiempo, tu película preferida. 

Un último consejo: No vayas a ver la segunda parte. 

Tu padre que te quiso, te quiere y te querrá… todo el tiempo. Todos los tiempos.