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Benedicto XVI recuerda la suciedad del alma

Benedicto XVI recordó este jueves “los diferentes tipos de suciedad” que cubren el alma de las personas cada día, durante la ceremonia en la que el Pontífice lavó los pies a doce sacerdotes, siguiendo la tradición cristiana de Jesús con sus apóstoles antes de la Ultima Cena.

“Día tras día nos cubrimos de suciedad, de palabras vacías, de prejuicios, de sabiduría reducida y alterada, de múltiples falsedades que se infiltran en nuestra intimidad”, dijo el Papa durante la ceremonia celebrada en la basílica romana de San Juan de Letrán.

Todo ello, añadió, “ofusca y contamina nuestra alma y nos amenaza con la incapacidad de reconocer la verdad y el bien”.

El Papa explicó que el acto del lavatorio de los píes significa el “poder lavarnos siempre de nuevo”, a través de las palabras de Jesús “que sirven para la purificación del alma”.

Asimismo, explicó que con el gesto del lavado de los pies, Jesús dona a sus discípulos “un modelo y un deber sobre lo que hacer los unos por los otros”.

“Tenemos que lavarnos los pies los unos a los otros en un cotidiano servicio de amor, pero también en el sentido de perdonar al prójimo”, dijo.

Por ello, recordó que el Jueves Santo significa “no dejar que el rencor hacía el prójimo se convierta en un profundo envenenamiento del alma” y añadió que en este día, “se exhorta a purificar continuamente nuestra memoria, perdonándonos los unos a los otros con el corazón”.

El Jueves Santo es un día de gratitud y de alegría por el gran don del amor y de la salvación que el Señor ha dado, añadió el Papa.

Durante esta ceremonia del Jueves Santo, Benedicto XVI derramó agua sobre los pies descalzos de doce sacerdotes y después los secó, como la tradición cristiana indica que hizo Jesucristo con sus apóstoles.

También se recordó que las ofrendas entregadas por los fieles durante la misa serán destinadas al orfanato de La Habana La edad de oro, nombre tomado de una obra del escritor y prócer cubano José Martí.

Con esta ceremonia y la tradicional Misa Crismal, celebrada durante la mañana en la basílica del Vaticano, el Papa comenzó el llamado Triduo Pascual, en recuerdo de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

En la homilía de la Misa Crismal, Benedicto XVI lamentó la tentación de la humanidad de querer una libertad sin límites.

“La tentación de la humanidad es siempre la de querer ser autónoma, de seguir sólo su propia voluntad y de retener que sólo así seremos libres, que sólo gracias a una libertad sin límites el hombre será completamente hombre”, denunció el Papa.

El Jueves Santo es también el día en el que la Iglesia católica celebra la institución del sacramento del orden sacerdotal y los sacerdotes renuevan las promesas de pobreza, castidad y obediencia.

A los sacerdotes el Papa les recordó que tienen que “vigilar”, estar “en guardia ante el poder acuciante del mal”, “tener despierto el mundo para Dios” y “mantenerse en pie, ante las corrientes de los tiempos”.

También les pidió la “adecuada celebración de la Liturgia y de los Sacramentos”.

Durante la misa Crismal, Benedicto XVI bendijo los llamados Santos Óleos, que le fueron presentados en tres grandes jarras de plata, y que se utilizarán durante los sacramentos, como el bautismo, la confirmación, la unción de los enfermos y la ordenación sacerdotal.

Este viernes continuarán los actos de la Semana Santa en El Vaticano con la ceremonia de la Pasión del Señor en la basílica de San Pedro, y a las 20.15 GMT con el Vía Crucis, en el Coliseo romano.

Según adelantó el Vaticano, Benedicto XVI aguardará la llegada de la cruz en la colina del Palatino y sólo la portará en las últimas estaciones.