Fue a partir de las once de la mañana del pasado 22 de octubre cuando dos grupos distintos de buceadores profesionales, uno frente a Las Salinas del Carmen (Fuerteventura) y otra frente a Puerto del Carmen (Lanzarote), escucharon exactamente lo mismo: el sonido inconfundible de cañonazos sónicos que se repetían secuencialmente cada ocho segundos y que eran “plenamente identificables” a treinta metros de profundidad. Los estampidos se repitieron hasta las 12.00 horas, según ha confirmado a este periódico el responsable de uno de esos grupos, el buceador Carlos Suárez, del Centro de Buceo Océanos de Fuego, de Lanzarote.
Otros cinco submarinistas de otro centro de buceo, Deep Blue, de Fuerteventura, escuchaban lo mismo. Cada 8 segundos un cañonazo. “El sonido se incrementaba a medida que los buceadores descendían y era perfectamente identificable sobre los treinta metros de profundidad”, explica Sofía Menéndez, del colectivo Agonane-Ecologistas en Acción, que a los dos días ya había escrito a la delegada del Gobierno en Canarias, Mercedes Roldós, haciéndole partícipe de aquella experiencia y preguntándole expresamente si el Gobierno de España “tiene algún conocimiento sobre actividades de exploración de cualquier naturaleza (hidrocarburos, sísmica, vulcanológica, minera) que se estén llevando a cabo en aguas próximas a Fuerteventura y/o Lanzarote”.
Tanto Agonane como los buceadores que vivieron aquella experiencia lo tienen claro: se trataba de “un sonido antropogénico”, es decir, ocasionado por el hombre. Un sonido que se corresponde, a su juicio, con “los derivados de la exploración sísmica de petróleo y gas a altas profundidades, o a técnicas empleadas mediante inyecciones de aire comprimido”.
Los mismos ambientalistas hicieron llegar a la delegada del Gobierno un enlace de internet para que escuchara una grabación en la que se puede apreciar cómo suenan esos estampidos en el fondo del mar. Esta es la grabación:
Se trata de un método por el que se envían al fondo sonidos de alta potencia que penetran en la corteza y devuelven una señal, una radiografía, de lo que hay bajo el fondo marino.
Los buceadores que escucharon aquellas explosiones están seguros de que se trataba de un barco que hacía sondeos en la misma zona en la que la compañía Repsol hizo prospecciones en busca de hidrocarburos entre 2014 y 2015 alentada por el ministro de Industria de entonces, el canario José Manuel Soria, que abandonó la política en 2016 por su aparición en los comprometedores papeles de Panamá.
Carlos Suárez es un veterano de las profundidades y está seguro de haber identificado plenamente aquellas explosiones como las que realizan buques especializados, que arrastran tras su popa un sistema flotante que emite fuertes disparos de aire comprimido cuya potencia sónica es “superior a la que genera un cohete especial”. Inmediatamente después de salir del agua, Suárez consultó la web Marine Traffic, que muestra el posicionamiento de cada buque en la mar. En aquel día 22 de octubre, la web reflejaba la existencia de un barco no identificado que figuraba como unknown. Un barco que hizo varias pasadas de sur a norte por la zona a una velocidad ciertamente reveladora: entre 3 y 4 nudos.
Los ecologistas creen que el buque que hacía los sondeos sencillamente desconectó en los momentos precisos su sistema AIS de geoposicionamiento por satélite, algo que está prohibido por las autoridades marítimas internacionales.
Para el Gobierno de España, allí no pasó nunca nada de lo que han denunciado los buceadores y los ambientalistas. En una respuesta por carta a la portavoz de Agonane, el jefe de gabinete de la delegada del Gobierno contesta literalmente de que “hemos comunicado los hechos descritos a Capitanía Marítima para su conocimiento y efectos oportunos, no teniéndose constancia de que se estén efectuando exploraciones en aguas próximas a Fuerteventura y/o Lanzarote”.
La respuesta es técnicamente correcta, pero de su literalidad no se desprende en absoluto que Capitanía Marítima haya hecho la más mínima gestión para averiguar si el pasado 22 de octubre, entre las 11:00 y las 12:00 horas, un buque de sondeos sísmicos navegó entre esas dos islas. Solo se informa de que no hay ninguna autorización para hacer esas exploraciones allí.
Como anécdota cabe destacar que el jefe de Gabinete de la delegada del Gobierno que firma la carta de respuesta a Agonane es Víctor Moreno del Rosario, que fue director adjunto al jefe de Gabinete que tuvo José Manuel Soria en el Ministerio de Industria, Energía y Turismo.