La emergencia sanitaria declarada como consecuencia de la expansión del coronavirus ha hecho aflorar de nuevo el conflicto laboral en el servicio de urgencias del Hospital de Nuestra Señora de los Reyes de El Hierro, el más pequeño de Canarias. La llamada isla del Meridiano, con cerca de 11.000 habitantes y una pirámide de población envejecida, era hasta este jueves, junto a la isla de La Graciosa, el último reducto libre de COVID-19 en el Archipiélago. Este periódico ha podido confirmar durante la mañana de este viernes de fuentes sanitarias que la isla ya cuenta con un paciente ingresado en Urgencias.
El detonante ha sido la orden dictada por la gerencia del complejo hospitalario este pasado lunes por la que se obliga a todo el personal, “sin excepción”, a permanecer físicamente en la isla y a estar localizado durante el periodo que se prolongue la alarma. Según informan fuentes sanitarias del complejo, a partir de esta instrucción tres de los diez médicos de Urgencias de la plantilla han presentado su renuncia, que se podrá hacer efectiva en quince días, y otro ha solicitado la revocación de la comisión del servicio, lo que, unido a la baja de otros tres facultativos, deja el número de especialistas en activo en la isla en tan solo tres.
Por sus dimensiones, el Hospital de Nuestra Señora de las Reyes tiene una serie de particularidades. De los 10 urgenciólogos en plantilla, solo dos viven en El Hierro. Los otros ocho se desplazan desde otras islas cuando tienen guardias. Las fuentes internas consultadas explican que, a raíz de la extensión de los casos de coronavirus en Canarias, varios de ellos aprovecharon sus jornadas de descanso para acudir a sus lugares de origen y, “fuera de su horario laboral”, colaborar en otros complejos ante el incremento de presión asistencial que se avecina, sobre todo en el Hospital Insular de Gran Canaria y La Candelaria de Tenerife.
La propuesta que habían elevado a la gerencia del centro consistía en establecer un retén de dos médicos especialistas en la isla para reforzar, si fuera necesario, tanto al facultativo de guardia como al responsable de la ambulancia medicalizada, que también presta apoyo al servicio cuando no tiene que acudir con la unidad a alguna emergencia. Este planteamiento incluía también la localización permanente de los facultativos que se encontraran fuera de la isla para acudir de inmediato al complejo en caso de que se viera desbordado, ya fuera por la aparición de algún caso de coronavirus o por otras circunstancias. Hay que recordar que se trata de un hospital de muy reducidas dimensiones, de una planta y alrededor de 26 camas.
“No nos pueden bloquear cuando no hay casos (de COVID-19) en El Hierro. No podemos estar de brazos cruzados cuando hacemos falta en otros sitios”, comenta una profesional del centro para justificar la decisión adoptada por los médicos de urgencias del Hospital de El Hierro.
Lo cierto es que la desvinculación de buena parte de los especialistas del complejo, junto a las bajas, ha dejado el servicio bajo mínimos. Este miércoles, según las fuentes consultadas, no hubo médico en la ambulancia en la jornada de mañana, hasta que a las 15.00 horas se incorporó el facultativo que ejerce en el Centro de Salud de Valverde. Los huecos que ha generado esta situación se están cubriendo, de momento, con el desplazamiento de médicos que desarrollan su labor en Atención Primaria, en el área de Admisión o, incluso, con el especialista en cuidados paliativos de la recientemente inaugurada unidad de Oncología.
Los profesionales aseguran que la ausencia, hasta este jueves por la tarde, de positivos por COVID-19 les ha permitido trabajar con cierta tranquilidad y la calidad asistencial no se ha visto mermada. A modo de ejemplo, relatan que hace pocos días una mujer dio a luz a su bebé “a los quince minutos de llegar” al hospital porque, como consecuencia del temor que existe tras la declaración del Estado de Alarma por la pandemia de coronavirus, “aguantó mucho en casa”.
Conflictos desde hace meses
El Hospital de El Hierro ha vivido en los últimos meses varios episodios de conflictividad laboral, hasta el punto de que fue necesaria la intermediación de la consejera de Sanidad, la socialista Teresa Cruz, después de que ocho de los diez médicos de Urgencias del complejo amenazaran con marcharse de la isla después de que la gerencia decretara una “modificación unilateral” de las condiciones por las que hasta ahora se regían los facultativos y prohibiera la acumulación de turnos de trabajo. Los médicos solicitaban la posibilidad de realizar, “de forma excepcional”, guardias de 48 horas debido a la falta de especialistas y hasta que se encontraran profesionales que pudieran completar las de 24 horas tal y como establece la normativa de aplicación.
La intermediación de la consejera y la expresión de su voluntad de diálogo y negociación para mantener ciertas condiciones particulares propias de un sistema peculiar como el de El Hierro logró contener por un tiempo un conflicto que ha acabado por estallar tras la orden dictada por el gerente en plena emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus.
Con anterioridad, la mitad de las enfermeras del servicio de Urgencias se había enfrentado a la dirección también como consecuencia del incumplimiento de turnos y cargas de trabajo pactados, una denuncia que se sumaba a la realizada por Intersindical Canaria (IC) por las decisiones adoptadas por el gerente y la “sensación de miedo” instaurada en el centro.
La Consejería de Sanidad del Gobierno regional no ha contestado a las preguntas formuladas por esta redacción desde el pasado martes.