La época actual está marcada por las desigualdades sociales, la pobreza, la precariedad y, sobre todo, la vulneración de derechos fundamentales, así lo asegura la Asamblea General de Cáritas Diocesana de Canarias, celebrada este sábado en el Claret de Tamaraceite.
La cita, que se celebra cada dos años, ha reunido en Las Palmas de Gran Canaria a 537 personas entre voluntariado, personas atendidas, personal contratado y representantes de las parroquias, los arciprestazgos y la Diócesis de Canarias, que estuvo presidida por su obispo, Francisco Cases Andreu.
Los miembros del equipo directivo de la institución Gonzalo Marrero (director), Caya Suárez (secretaria general), José Domínguez (delegado episcopal) y Fernando Ramón Balmaseda (administrador) presentaron los informes Económico y de Secretaría, que dieron cuenta del trabajo realizado durante los dos últimos años y que fueron ratificados por los asistentes.
También fue votado de forma favorable un comunicado que recoge el posicionamiento de Cáritas respecto a la realidad social de Canarias.
En el escrito se recoge que la exclusión de las personas y las familias más pobres “crece de forma escandalosa” en Canarias, ya que los ricos son más ricos y los pobres, “estancados en una situación de pobreza estructural sin esperanza”, son más pobres, más numerosos y con menos derechos.
“Millones de personas y familias viven al límite, muy lejos de lo que podemos considerar una vida digna y viendo sus derechos vulnerados de manera sistemática en empleo, vivienda, salud o protección social”, destaca el comunicado.
Subraya asimismo que los representantes políticos y organismos económicos insisten en la idea de que la economía de las islas está mejorando, pero Cáritas agrega que la mejoría “no llega a todos los sectores sociales y es inaccesible a la población excluida y más vulnerable”.
Cáritas también constata a diario que esa supuesta “mejora de la economía” tampoco repercute en la calidad de vida de las personas que acompaña, por lo que le da “más razones para creer que un replanteamiento profundo del sistema es más necesario que nunca”.
“También se tendría que valorar, priorizar y potenciar son los valores y la defensa de los derechos fundamentales que hacen que la vida de las personas en esta sociedad tenga un sentido de justicia, igualdad y dignidad”, subraya la ONG.
Así, Cáritas avanza que pondrá su mirada en este contexto para “revisar su acción y definir las estrategias”, para aportar “lucidez, contundencia y coherencia” a la apuesta de transformar las causas que generan injusticia.
Desde esta Institución, se apunta que trabajan por un mundo más justo desde la óptica de los valores propios del cristianismo, poniendo a la persona en el centro y defendiendo sus derechos.
“Lo hacemos desde nuestra fe en Cristo apoyando y proponiendo acciones que tienen sus raíces en una manera cristiana de entender la vida”, destaca la ONG, y agrega que para ello, “es fundamental construir comunidad”.
“Una comunidad que, a través de su compromiso y generosidad trabaje por transformar las situaciones de exclusión en realidades de amor, comunión y participación, adaptándonos, porque no puede ser de otra manera, a cada una de las realidades socioeconómicas que constituyen un territorio tan segregado y diverso como el canario”, resalta Cáritas.
En su opinión, “amar y vivir la justicia se hace posible desde la comunidad, desde el hacer red con otros”, al tiempo que añade que toda la ciudadanía está llamada a “sumar trabajo y sueños.
“Esa es la llave que permitirá entrar en otros mundos posibles donde fluyen corrientes de amor, justicia y fraternidad que transforman y alimentan la esperanza de las personas”, concluye Cáritas.