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Del crimen de Alcásser a La Manada: la construcción del miedo a la violencia sexual a través de los medios

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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“Detrás de cada relato sobre el peligro sexual está siempre el conjunto de la sociedad. La construcción del terror sexual se enmarca en un régimen político sexista que tiene como estructura y principal vía de difusión un cuerpo social machista y profundamente misógino”. Así explica la investigadora Nerea Barjola qué hubo detrás de toda esa propaganda del terror que se generó alrededor del crimen de Alcàsser y que generó una profunda sensación de miedo en toda una generación de mujeres. La politóloga ha profundizado sobre este asunto en su tesis doctoral y su libro Microfísica sexista del poder: El caso Alcàsser y la construcción del terror sexual, que ha presentado en el patio del Cabildo de Gran Canaria.

La desaparición de tres adolescentes el 13 de noviembre de 1992 en el municipio valenciano de Alcàsser marcó un antes y un después en el campo de la violencia sexual. La cruenta historia de Desirée Hernández, Miriam García y Antonia Gómez, que fueron violadas, torturadas y asesinadas, generó todo un shock en la sociedad, pero en ese miedo inyectado en vena también tuvo mucho que ver el modo de contarlo por parte de los medios de comunicación.

Barjola asegura en una entrevista con este periódico que el crimen sexual de Alcàsser afectó a toda una generación de mujeres jóvenes que venían incorporando los avances del movimiento feminista de la década de los 80. Explica que la construcción del relato sobre el peligro sexual de Alcàsser vino a ser “un aviso aleccionador de lo que les podía ocurrir por el hecho de ser mujeres y estar en el espacio público o disfrutando de sus derechos de libertad sexual, emocional o de movimiento”.

Para muchas mujeres de la época, señala, Alcàsser supuso una restricción de movimientos, una reformulación de actitudes y una limitación de ciertas prácticas “como por ejemplo el autostop; que era sin duda alguna el elemento transgresor de la época”.

Sin embargo, no es un caso aislado. La forma de cubrir en los medios de comunicación el crimen de Alcàsser se ha podido volver a apreciar en las informaciones sobre la violación de La Manada. Barjola destaca que el tratamiento de la noticia ha cambiado en cuanto a las formas pero no en cuanto al contenido. “Con el caso de los cinco agresores de Iruña se ha construido, igualmente, un relato que pone el foco sobre la actitud de las mujeres y no sobre los violadores a quienes se exime de culpabilidad. Y en este caso además, hasta se les idolatra”.

La experta en género destaca que, una vez más, hemos visto, al igual que con Alcàsser, cómo los formatos de comunicación lo que hacen es producir y reproducir violencia sexual a través de la difusión a gran escala del terror sexual. No obstante, “el movimiento feminista está respondiendo con contundencia”.

Culpabilizar a la víctima de los actos del agresor

Todavía es común escuchar o leer en muchos medios de comunicación cómo se continúa culpando a la víctima ante casos de violencia sexual o machista. “Iba sola por la noche”, “iba borracha”, “iba vestida de tal manera”.... son algunos de los detalles que se siguen dando en las informaciones periodísticas. Al ser cuestionada por este asunto, la escritora responde que estas afirmaciones “a quienes afectan fundamentalmente es a las mujeres. La sociedad las construye fiel a su estructura machista y para mantener el status quo sexual salvaguardando así los privilegios que los hombres detentan sobre la vida y el cuerpo de las mujeres”.

La solución a esta concepción machista de la sociedad y a esta culpabilización hacia la mujer de las agresiones que sufre asegura que es el feminismo. “Sin feminismo no es posible terminar con la violencia sexual. La única manera posible es educar en feminismo, feminismo en primaria, feminismo en las aulas, feminismo en la universidad, feminismo para personas que estén educando criaturas, feminismo para todos”.

Para mejorar el tratamiento informativo en estos temas, considera que los periodistas deben estar formados en feminismo, “e implementar el feminismo en su día a día, en sus relaciones, hasta en el más mínimo detalle”. La investigadora sostiene que, si tienes perspectiva feminista, la aplicas en tu trabajo y recuerda que, de hecho, ya existe un periodismo de mujeres feministas que están organizadas y dando la vuelta al papel misógino y machista de los medios de comunicación.

No obstante, otro de los pilares básicos en los que estima que debe profundizarse es en el ámbito de la Educación. Para lograr liberar a la mujer y crear una sociedad igualitaria explica que una juventud formada en feminismo es muy importante, pero “el machismo que asesina es una red tejida por el conjunto social donde todas y todos debemos aprender. Si el resto de personas no se forman en feminismo siempre va a ser difícil contrarrestar al patriarcado”.