La crisis en el Hospital Insular Materno Infantil de Gran Canaria, convertido en un polvorín desde hace años, ha acabado por estallar en la sexta ola de la pandemia de coronavirus. La decisión de recurrir a cirujanos para reforzar las guardias de urgencias ante el incremento de la presión asistencial ha sido el detonante. Un escrito promovido por especialistas de servicios quirúrgicos, de anestesia y de urgencias solicita la dimisión o destitución del equipo liderado por la gerente María Alejandra Torres, a quien responsabilizan de llevar al complejo, junto a sus predecesores, al “actual caos”, producto de “años y años de una pésima gestión”. E insisten: “La COVID-19 ha empeorado la situación actual, pero no la ha provocado”.
El escrito comenzó a circular por el complejo hospitalario este lunes a mediodía y a última hora del día fuentes sanitarias hablaban de unas 50 firmas entre los profesionales del bloque quirúrgico, los anestesistas y los facultativos del servicio de urgencias. Este martes continuará la recogida de apoyos en otros servicios del centro, con el objetivo de trasladar la petición al director del Servicio Canario de Salud (SCS), Conrado Domínguez.
“La pandemia pasará, pero si no hacemos algo ahora, la endemia de la desidia, el despropósito y la inoperancia por parte de los gestores se quedará instalada para siempre”, justifican. Esta acción se produce después de la reordenación acometida la pasada semana en el centro para reforzar las plantas de hospitalización con facultativos de otras especialidades y las urgencias con personal del bloque quirúrgico ante la saturación del centro.
A esa medida se opuso formalmente el servicio de Angiología y Cirugía Vascular, aduciendo, entre otras razones, que sus médicos adjuntos “a duras penas” podían cubrir sus propias guardias por la falta de personal. La respuesta de la directora médica del complejo, Mercedes Prieto, señalando públicamente a esos facultativos por “no querer colaborar”, ha desembocado en un movimiento interno para expresar el hartazgo de los profesionales ante la deriva del complejo hospitalario de referencia para la ciudadanía del sur de la isla de Gran Canaria.
Los firmantes comienzan recordando que ya los anteriores gestores sentaron las bases “de la actual decadencia y el crónico deterioro” del hospital. Para los sanitarios, la “verdadera crisis” del centro es “la pésima gestión” y no la situación de pandemia, “que lo único que ha hecho es poner de manifiesto el auténtico desastre de fondo”. Como ejemplo aluden a la situación de los pacientes que permanecen ingresados en el hospital durante meses, incluso años, a la espera de ser derivados a centros concertados para recibir la atención sociosanitaria que precisan.
Los médicos remarcan que el Insular Materno Infantil es un hospital de tercer nivel (de alta complejidad) y que la rotación de camas debe ser ágil para permitir el ingreso de las múltiples patologías que conforman su cartera de servicios. En cambio, “se ha convertido en un hospital de enfermedades crónicas que saturan el sistema y no permiten dar salida a la alta demanda asistencial, obviamente acumulada en inaceptables listas de espera donde abundan los cánceres, las isquemias, los aneurismas y un largo etcétera de patologías no demorables”.
En la actualidad son 60 los pacientes que ocupan una cama en el Hospital Insular después de haber sido dados de alta y a la espera de que puedan ser derivados a un centro que le preste la asistencia sociosanitaria que necesitan. “A los contribuyentes nos cuesta aproximadamente 700 euros por día. Y eso no es lo peor: los pacientes pasan ingresados meses y hasta años hasta que son derivados. Esto trae aparejada la ocupación de un 10% de las camas de dotación del hospital y el consiguiente despilfarro económico, gastando todo ese dinero público y bloqueando la capacidad operativa del hospital. Mientras tanto, los pacientes se acumulan en el servicio de urgencias en condiciones dignas del tercer mundo. Un verdadero despropósito”.
“Maltrato” a la plantilla del hospital
“A los profesionales que trabajamos y amamos el Hospital Insular, la sociedad nos paga para hacer nuestra tarea asistencial de la mejor manera posible, aplicando todos los conocimientos que hemos adquirido a fuerza de estudio, sacrificio y dedicación a lo largo de toda nuestra vida profesional. Pero los contribuyentes también destinan el dinero público a los sueldos de los directivos, que deberían hacer bien su trabajo, y no dedicarse a la demagogia y el politiqueo barato”, recoge el texto aludiendo a la última polémica con el personal de cirugía.
Para el personal médico, la dirección ha “ignorado, coaccionado y maltratado reiteradamente” a su capital humano, “el activo más importante de cualquier empresa”. Los firmantes recuerdan “la lucha que tuvieron que encarar” los profesionales del servicio de Unidad de Medicina Intensiva (UMI), que en 2017 lograron que se ampliara el número de camas de la unidad ante la situación de desbordamiento que vivieron por el crecimiento de la demanda asistencial.
“Y lo propio ocurrió, ocurre y ocurrirá, si no hacemos algo inmediatamente y definitivo en el servicio de urgencias”. Los sanitarios achacan el “éxodo masivo” de médicos adjuntos en los últimos tiempos (36 en cinco años) a “las pésimas condiciones laborales en las que se desempeñan” en este servicio. Un hecho que es “perfectamente conocido por las autoridades que dirigen el hospital, como también por la población entera de Canarias, luego del desfile incesante de los compañeros denunciando sus justas reclamaciones a todos los medios de comunicación. Con lo cual no hay excusas, todos lo sabemos y la causa no es la COVID-19”, agregan.
El escrito señala que ahora, en la sexta ola de una pandemia que comenzó hace dos años, la dirección “coacciona” a todo el bloque quirúrgico del complejo “a colaborar”. “Y pareciera que ahora trabajamos en equipo para solucionar la crisis. No recordamos ningún tipo de solidaridad ni trabajo en equipo por parte de las direcciones/ gerencias para solucionar la crónica realidad sangrante del servicio de Urgencias del Hospital Insular”, lamentan los facultativos.
“No saquemos de contexto la pésima situación de base del Hospital Insular, echándole la culpa a todo lo que aquí ocurre a la actual pandemia. Por favor, no subestimen más a la población y, si tienen un poco de decencia, dimitan”, concluye el escrito.