La reorganización acometida este pasado lunes por la dirección médica del Hospital Insular Materno Infantil de Gran Canaria para atender el incremento de la presión asistencial por los ingresos de pacientes con COVID-19 ha provocado tensiones en el complejo. Entre otras medidas, la gerencia decidió que algunos cirujanos se incorporaran, según un orden establecido, a las guardias de urgencias para reforzar los módulos de traumatología y consulta rápida y tratar así de liberar de carga laboral a los médicos adjuntos de un servicio saturado.
Y la primera reacción fue casi inmediata. Un día después, el jefe de Angiología y Cirugía Vascular, especialidad que se encarga del estudio, diagnóstico y tratamiento de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos, remitió a la gerencia un escrito en el que informaba de la negativa de todo su equipo a cubrir estas guardias. “No termino de entender cómo se llega a una situación tan caótica”, comienza una carta en la que pone su cargo a disposición de la dirección médica porque su “desacuerdo con la gestión” de esta crisis “así lo obliga”.
El escrito, que además de por el jefe está firmado por “los cuatro adjuntos que hacen guardia” en ese servicio, atribuye la situación actual a “una falta de previsión y planificación que afecta a las urgencias desde hace dos años”, a lo que se le suma la presión por la incidencia de COVID-19. También reprocha a la dirección médica que haya asignado “unilateralmente” las mismas guardias de refuerzo en urgencias a cada uno de los diez servicios quirúrgicos implicados en esta solución de emergencia con independencia de su número de integrantes o de las guardias propias de la especialidad que cubran habitualmente sus médicos adjuntos.
Según la carta de su jefe, en Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Insular cuatro facultativos se reparten todas las guardias y cada uno hace quince al mes.
La planificación de la dirección médica del Hospital Insular preveía que fuera este servicio el que asumiera desde las 15.00 horas del viernes hasta el sábado a las 8.00 el refuerzo en urgencias con un facultativo. Sin embargo, el equipo ha reiterado su negativa a hacer guardias “que no sean de Angiología y Cirugía Vascular”. Tres son las razones esgrimidas. Una de ellas tiene que ver con el déficit de personal. “A duras penas cubrimos las guardias de nuestra especialidad con una plantilla crónicamente insuficiente”, afirman.
La orden dada el pasado lunes por la directora médica dejaba en manos de los jefes de servicio la posibilidad de suspender la actividad quirúrgica que juzgaran necesaria ante esta eventualidad. Y es que los servicios no solo pierden al adjunto en esa guardia de urgencias (de 15.00 a 8.00 horas los días laborables y de 9.00 a 9.00 los fines de semana), sino también el saliente. Es decir, la jornada posterior. Desde hace más de un mes, el Hospital Insular ha suspendido cirugías programadas en aplicación del plan de contingencia contra la COVID-19, pero mantiene las intervenciones quirúrgicas urgentes y las oncológicas no demorables.
Los facultativos de Angiología y Cirugía Vascular también aducen motivos éticos y deontológicos. “No estamos en condiciones de ofrecer a los pacientes una atención adecuada”, señalan. “Somos médicos superespecializados en nuestra área y la experiencia que tiene un cirujano para tratar una urgencia general puede ser nula”, explicaba uno de ellos este viernes en una entrevista en la cadena Cope.
Además, alegan que es la especialidad para la que han sido contratados por el Servicio Canario de Salud (SCS) y para la que están cubiertos por sus respectivas compañías aseguradoras en concepto de responsabilidad civil (la obligación de reparar los daños y perjuicios causados al paciente por una conducta ilícita o por la creación de un riesgo). Un argumento que, según fuentes internas del complejo hospitalario, también están empleando cirujanos de otros servicios a título individual para oponerse a la medida. Y es que, aunque formalmente solo hay constancia de la oposición en bloque de este servicio, profesionales susceptibles de ser asignados a esta tarea temen quedar desprotegidos, al no estar cubiertas determinadas actuaciones que podrían tener que realizar en urgencias por unos seguros que suelen agruparse por grupos de riesgo en función de las especialidades.
Una estrategia “transitoria” y “ya empleada”
Desde la gerencia del Hospital Insular inciden en que se trata de una estrategia “transitoria”, que “ya ha sido y está siendo empleada en hospitales de todo el Estado en las distintas olas de la pandemia” y que está sujeta a la evolución de la sexta ola.
“El incremento de la presión asistencial por COVID en todos los ámbitos de la asistencia hospitalaria (hospitalización, urgencias y cuidados críticos) ha hecho necesario establecer refuerzos en aquellas áreas que prestan asistencia a esta enfermedad”, recalca la dirección, que añade que ya son ocho las plantas destinadas al tratamiento de esta patología entre los edificios del Hospital Insular y del Materno Infantil. Según los últimos datos publicados por el Gobierno de Canarias, en el complejo permanecen ingresados 285 pacientes con coronavirus, de los que 23 están en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
El objetivo de esta última reorganización, sostiene la gerencia, es “cubrir toda la asistencia necesaria y ofrecer al paciente la mejor respuesta posible”. De esta manera, facultativos de determinadas especialidades médicas (Digestivo, Alergología, Anatomía Patológica, Nefrología...) refuerzan las guardias en las plantas de hospitalización, incluidas las que asisten a personas con COVID-19, y médicos del área quirúrgica hacen lo propio en urgencias.
“Esta reorganización se ha iniciado a principios de esta semana y se ha contado con la colaboración, que esta gerencia agradece profundamente, de los profesionales de los distintos servicios médicos y quirúrgicos del complejo”, concluye.