La periodista Cristina Fallarás, cuyas denuncias anónimas de casos de violencia machista han precipitado la dimisión de Íñigo Errejón como portavoz de Sumar y su abandono de la política, ha advertido que este caso es tan solo “la punta del iceberg”, pues lleva meses recibiendo relatos que apuntan a todas las esferas de poder, desde partidos políticos hasta colegios, institutos y universidades.
Así lo ha manifestado en declaraciones a los medios de comunicación, con motivo de su participación en el encuentro La Literatura es Femenina que tendrá lugar esta tarde, a partir de las 19.00 horas, en el Espacio Cultural El Tanque en Santa Cruz de Tenerife, donde participará en un posterior debate sobre '¿Qué fue del periodismo?', moderado por la periodista Cristina Alcaine.
Cristina Fallarás ha afirmado que las mujeres han “empezado a hablar y no van a parar”, de ahí que le estén llegando “muchísimos relatos” relacionados con el ejercicio del poder como práctica de acoso sexual, ligados a hombres de los medios de comunicación, a partidos políticos, sindicatos, a la gran empresa, a colegios e institutos y a catedráticos de universidad.
Fallarás ha revelado que desde el pasado viernes ha recibido sendos mensajes de dos mujeres que le decían que iban a denunciar a Íñigo Errejón, pero admitió que tal y cómo han “cargado” contra la actriz Elisa Mouliaá -la única mujer que por ahora ha dado el paso de denunciar en tribunales al exportavoz de Sumar-, “lo más normal es que se echen atrás”.
A este respecto, la periodista lamentó que Elisa Mouliaá, por el único hecho de denunciar a su agresor, esté siendo “linchada de una manera brutal” y viviendo “un calvario” al ver cómo “se está exponiendo su vida privada y la de su familia”. Además, se mostró convencida de que este asunto no llegará a ningún juzgado de violencia contra la mujer porque no tenía una relación estable con Errejón. “Luego nos preguntan por qué no denunciamos”, apostilló.
La periodista quiso recordar que todo este asunto empezó, no con una denuncia, sino con un relato. “Para mí eso es sustancial, es decir, que haya relatos de las mujeres en los que otras puedan apoyarse para denunciar, para sentirse acompañadas y, sobre todo, para saber que no son las únicas que están sufriendo eso”, y reiteró que las mujeres “hemos empezado a hablar, a relatarnos y no va a parar. Esto es la punta del iceberg”, remarcó.
Es más, reveló que a raíz de su visita a la isla ya ha recibido mensajes de mujeres señalando a miembros de partidos políticos canarios, “personajes muy conocidos”, aseguró.
'No publiques mi nombre'
Cristina Fallarás es también autora del libro 'No publiques mi nombre', un trabajo de tres años en el que recopila un millar de testimonios donde repasa qué es la violencia sexual contra las mujeres y cómo esta se ejerce en los círculos más próximos de la víctima, en especial en la adolescencia y en los círculos familiares.
La autora señala que muchas veces se olvida que el machismo y la violencia “están por encima de las siglas políticas” y añadió que hay una tradición de utilizar las estructuras jerárquicas de poder para actuar contra las libertades básicas de las mujeres. Por eso sostiene que no hay que sorprenderse porque estos casos pasen “en la izquierda, en la derecha, en la iglesia, en los movimientos anarquistas, en los sindicatos y en las empresas”.
A aquellos que están diciendo “de forma ignorante y maliciosa” que se va a lucrar con los testimonios de las víctimas, Cristina Fallarás quiso dejar claro que no podrán acusarla de eso, toda vez que los beneficios por derechos de autor serán gestionados por la organización Acción Comadres, “un gran colectivo de mujeres para hacer oír en pueblos, ciudades y teatros los testimonios de las mujeres y sus voces”.
Por último, también se refirió a la importancia de las redes sociales para corregir algo que no han podido hacer los medios de comunicación, que es informar a los colectivos que no han tenido representación en el poder. “Cuando aparecen las redes sociales todo esto estalla, no es casual, porque no necesitan inversión de capital. Dan voz a colectivos que no han tenido cabida en los cuarenta y pico años de democracia que median desde el 75 hasta que aparecen y se popularizan entre 2015 y 2018”.