Después de sortearse durante varios meses, mientras una isla subía y la otra bajaba, la incidencia de Tenerife y Gran Canaria vuelven a caminar casi de la mano. Los datos de la serie histórica de la epidemia en ambas islas así lo demuestran.
Después de la primera ola, la incidencia acumulada (IA) a dos semanas de ambas islas fue prácticamente idéntica y bastante favorable, rozando desde el mes de mayo hasta principios de agosto los cero casos por cada 100.000 canarios. Desde ese momento, las islas comenzaron un tira y afloja que dejó una imagen curiosa en las gráficas. Gran Canaria sufrió el mayor repunte de su IA a 14 días hasta ahora, con 330,8 casos por 100.000 habitantes el siete de septiembre. Tenerife también subía, pero de manera mucho menos abrupta, ya que en esa misma fecha apenas llegaba a los 70 casos por los mismos habitantes. De esta manera, sus líneas se perdieron de vista hasta octubre, mes en el que las dos islas decidieron cambiarse los papeles.
No fue hasta noviembre cuando Tenerife, que apenas sufría un pequeño goteo de casos y de forma paulatina, casi sin darse cuenta, alcanzó su récord de incidencia a mitad de diciembre, lo que provocó duras restricciones. Gran Canaria, por otro lado, ya estaba dejando en el olvido su histórico repunte.
Las dos islas hicieron caso omiso del refrán “cuando veas las barba de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”, y, una vez más, la historia se repitió. Las duras restricciones que impuso el Gobierno de Canarias en la isla occidental en Navidad comenzaron a surtir efecto y su incidencia comenzó a decaer desde bien entrado 2021. El olvido de Gran Canaria, por contraste, provocó una cierta relajación en las fiestas navideñas por parte de la población y esto desembocó en una nueva subida en pendiente de los casos, hasta febrero.
Durante ese mes, la isla oriental comenzó a notar una mejoría de su situación epidemiológica, también por el endurecimiento de las medidas de protección, pero Tenerife comenzaba un nuevo viaje ascendente.
Siete meses después, las islas se han vuelto a reencontrar. Eso sí, en una situación epidemiológica bastante peor que la última vez, ya que también comparten su estado en el nivel 3 (riesgo alto) de alerta sanitaria. Este viernes, Gran Canaria registró una incidencia a 14 días de 149 casos por cada 100.000 habitantes y Tenerife, pisándole los talones a su vecina, 147 casos.
Es difícil citar una explicación clara sobre por qué sucede esto. Lo único cierto es que, los contagios nunca han terminado de caer lo suficiente y ambas islas se mantienen en un “punto de estacionamiento que no logramos abandonar”, tal y como afirmó el portavoz del Ejecutivo canario, Julio Pérez, este jueves.