La pandemia ha supuesto una caída en el número de denuncias por violencia de género en todo el Estado. En el caso de Canarias, según datos del Consejo General del Poder Judicial, disminuyeron en el primer trimestre de este año un 4,6%. Sin embargo, menos denuncias no se traduce en menos casos ya que hay otros indicadores que demuestran que la violencia no cesa. En las Islas se mantiene “una media alta” de activaciones del Dispositivo de Emergencias para Mujeres Agredidas (DEMA) con unas 140 al mes. Solo en mayo de este año, se recibieron 1.303 llamadas al teléfono 112, de ellas, 827 se produjeron por peligro inminente, es decir, en un 64% de ellas la vida de la mujer ha corrido peligro. Además, en el mismo mes, 23 mujeres con sus 22 hijas e hijos precisaron de acogida inmediata para protegerse del maltratador. Las llamadas al 016 (teléfono de atención a las víctimas de Delegación del Gobierno contra la violencia de género) también registraron un repunte del 8% en abril con respecto al pasado año.
El indicador de las denuncias no debe ser, ni es el único, para garantizar protección a las víctimas, asegura la directora del Instituto Canario de Igualdad (ICI), Kika Fumero. “No exigimos una denuncia a las mujeres para darles protección”, añade. Considera que lo primero es garantizar que acceden primero a los recursos de los que dispone el Gobierno regional en colaboración con los cabildos y, después, con atención psicológica y acompañamiento jurídico se pueda llegar a la denuncia. Ofrecer información a las mujeres es fundamental y, por ello, es clave que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado estén cada vez más formados. En ello destaca el programa formativo Juno, que se puso en marcha el pasado año y que contribuye a que cuando una mujer solicita ayuda se garantice que le atenderá una persona especializada en violencia de género.
¿Por qué se detecta este aumento de violencia? Fumero recalca que durante el confinamiento, las mujeres que vivían con un maltratador han estado expuestas a una violencia machista “sin tregua”. En la desescalada, aún se han limitado mucho las relaciones sociales y esos momentos de respiro para que las víctimas puedan desahogarse con una amiga, un familiar, un conocido… Además de estar sometidas a más control, el hecho de no poder relacionarse ha conllevado a que “permanezcan más en el foco de la violencia” y eso muchas veces hace que a la víctima se le pueda caer “la venda” también. Por ello, durante el primer mes del estado de alarma se ideó la campaña Mascarilla-19, la clave para dar la alarma en las farmacias y que han utilizado 48 mujeres en las Islas. Se trata de una medida que se ha exportado de Canarias al resto de comunidades y, al menos, a 20 países.
Otro indicador que la directora del Instituto Canario de Igualdad añade como ejemplo de este aumento de violencia es que solo en lo que va de 2021 se han registrado 133 solicitudes de ayudas directas a víctimas de violencia de género, una medida contemplada en la ley de 2004 y que se cubre con fondos estatales. El dato es reflejo de este incremento si se tiene en cuenta que en todo 2020 se tramitaron un total de 107 ayudas de este tipo. También lo es que haya aumentado la violencia sexual (aunque un 80% está oculta), la vicaria, así como otros tipos dentro de la violencia de género.
Más de 11 años de media en denunciar
Canarias es la tercera comunidad autónoma donde las mujeres tardan más tiempo en denunciar, con una medida de 11 años y 9 meses. La directora del ICI insiste en que ninguna responsabilidad debe caer nunca sobre las víctimas. Sobre ello también ha incidido en las últimas semanas la delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victorial Rosell, que asegura que el Estado debe dejar de esperar a que las mujeres denuncien y ser proactivo, ya que el 70% de la violencia de género está oculta. Son datos que también reflejó la Macroencuesta de Violencia contra La Mujer, que evidenció que 11 millones la han sufrido en España y que es estructural y la mayoría está oculta.
Fumero recuerda el ciclo de la violencia para explicar esta tardanza en denunciar. Y es que, ningún maltratador empieza dando una paliza el primer día. “Es todo un ciclo de la violencia que consiste en ir menguando la autoestima de la mujer poco a poco”, añade la directora del ICI. Cuando la mujer se da cuenta, es posible que ya no tenga su círculo de amistades, que se haya alejado de su red afectiva, de su familia, de sus amigos o que no quiera contarles lo que ocurre para no hacerles daño. Además, reconocerse “a sí mismas como víctimas frente al espejo es un proceso muy duro y complejo”. Por ello, el entorno y toda la sociedad es clave para dar la voz de alarma y frenar esta violencia. Por otro lado, el debate sobre denuncias falsas no se sostiene. Según datos del Consejo General de Poder Judicial, el 86,92 % de las sentencias dictadas por los juzgados de violencia sobre la mujer en Canarias fueron condenatorias.
Desde 2003, se contabilizan en Canarias 98 víctimas mortales por la violencia machista, que reconoce como tal a las mujeres asesinadas por el hecho de serlo, más allá de que el crimen fuera cometido por su pareja o expareja. La Delegación del Gobierno para la Violencia de Género contabiliza por su parte un total de 74 mujeres asesinadas en las Islas. Este año en el Archipiélago se ha incrementado la violencia hacia mayores de 65 años, que precisamente son las que más tardan en denunciar. Una mujer de 85 años fue asesinada en abril por su hijo y en junio un hombre asesinó a su tía de 82.
Violencia vicaria
Olivia, la menor de seis años cuyo cuerpo fue hallado el 11 de junio en el fondo del mar, también es considerada víctima de violencia machista. El auto de la jueza es demoledor al concluir que su padre, Tomás Gimeno, actuó “con el fin de provocar un inhumano dolor a su expareja, a la que de forma deliberada buscó dejar en la incertidumbre acerca del destino que habían sufrido sus hijas”. El buque Ángeles Alvariño aún busca los cuerpos de Anna y de su padre en aguas tinerfeñas. La violencia machista deja desde 2013 cuatro menores más asesinados en las Islas y 22 menores en situación de orfandad desde 2003.
Fumero señala que el caso ha puesto de relieve como nunca la violencia vicaria y su definición, como aquella ejercida por el maltratador para hacer un daño mayor a la mujer a través de sus seres queridos. El término acuñado por Sonia Vaccaro en general se utiliza para definir la violencia ejercida hacia los hijos e hijas para causar ese mayor daño a la madre, pero también puede materializarse destrozando objetos a los que la mujer tenga cariño, recuerdos, dañando a sus mascotas… La presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, Ángeles Carmona, señaló en el balance trimestral realizado la pasada semana que “se trata de la manifestación más cruel y despiadada de la violencia machista”, en referencia al crimen de las menores de Tenerife.
El caso, añade Fumero, también ha vuelto a poner de relieve que “un maltratador no puede ser un buen padre”. Actualmente, el sistema Viogen del Ministerio de Interior contabiliza un total de 41 menores en Canarias en situación de riesgo por exposición a la violencia machista, 4 de ellos de en los que el riesgo es calificado como “alto”. Se trata de indicadores que las expertas consideran necesarios a la hora de realizar seguimientos a las mujeres y a los niños y niñas. Según confirmó Victoria Rosell recientemente, la nueva Ley de Protección a la Infancia prevé que se suspenda el régimen de visitas cuando hay indicios de violencia de género, pero no solo en la jurisdicción penal, también en la civil, si se detectan indicios, en procedimientos de custodias, divorcios y separaciones, y recordó que es la vía por la que la mayor parte de víctimas salen de la violencia.