MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
Una investigación liderada por la Universidad de Nueva York (EE.UU), en la que han participado el Instituto de Neurociencias de Alicante (IN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han descubierto dos genes clave en los casos de leucemia linfoblástica aguda de células T (T-ALL), la más común en niños.
Los investigadores, que han trabajado sobre la base de localizar otros factores que actúen junto a la activación anormal del gen Notch 1 relacionado con la leucemia, han conseguido descifrar la base genética de dos subtipos de esta leucemia.
Según informa SNIC, resultados señalan que los genes reguladores EZH2 y FUZ12 inhiben a otros. “Cuando ellos faltan, se 'encienden' genes que deberían estar apagados. Y todo junto produce una combinación que no funciona bien”, explica a la plataforma de información científica, la investigadora de instituto alicantino, la doctora María Domínguez.
La investigación publicada en 'Nature Medicine', puede ser una vía a una nueva terapéutica para tratar este tipo de leucemia ya que se observa que las alteraciones genéticas del T-ALL disminuyen la actividad de ciertas proteínas y trabajan sobre la acción de Notch1, que promueve el crecimiento tumoral.
“Notch es como un interruptor. Enciende muchas luces en una misma habitación, pero, normalmente, hay otros genes encargados de apagar algunas de ellas”, afirma la investigadora, quien explica que “si se activan demasiadas luces y falla este segundo freno, entonces la habitación queda iluminada todo el tiempo, lo cual fomenta el mecanismo canceroso”.
Hasta ahora no se sabía que estos genes estaban relacionados con este programa de creación de la T-ALL. Domínguez explica que hasta esta investigación no se habían relacionado con la creación de la leucemia, “inicialmente se habían definido como oncogenes, pero se ha visto que lo que se asocia con la leucemia es precisamente su pérdida”.
“El equipo americano ha observado que el 25 por ciento de los pacientes presenta una pérdida de estos dos genes. Lo más interesante es que esto se correlaciona con la ganancia del oncogén Notch, lo que indica que estos factores trabajan juntos”, añade.
En cuanto a su aplicación, advierte de que el trabajo ahora debe de concentrase en investigar qué combinación de inhibidores actúa mejor para tratar este tipo de cáncer. “Este estudio abre una nueva ventana terapéutica para este tipo de leucemias, ya que se podrían utilizar ciertos inhibidores o activadores que ya existen para suprimir los efectos de la pérdida de estos dos genes junto con la acción de los genes de Notch, que ya se controla en la práctica clínica”, concluye.