La dictadura de las redes sociales o por qué ahora alquilamos amigos por internet

Toni Ferrera

Las Palmas de Gran Canaria —
23 de abril de 2023 22:11 h

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Eduardo entra en la sala y empieza la partida de billar. Él cuenta cómo le ha ido en la última semana, a quién ha conocido y qué le inquieta últimamente. Luego llegan los bolos y la merienda. Y la cena, y quizá después la última sesión en el cine. Al final, Eduardo vuelve a su casa. Puede que no vuelva a haber una tarde igual. Pero él ha cobrado en torno a diez euros por hora y con eso le basta. Es un amigo de alquiler. Hace lo mismo todos los días.

La dictadura de las redes sociales llega hasta ese punto. ¿Estamos demasiado tiempo conectados que somos incapaces de crear relaciones de verdad? ¿Qué es una amistad verdadera? ¿O un romance por el estilo? El último programa de Informe Trópico, emitido este domingo en la Televisión Canaria bajo el título ¿Quedamos online?, ha intentado responder a estas preguntas, aunque pueda resultar de primeras una tarea titánica.

En España, las personas pasan una media diario de tres horas y treinta minutos conectadas a la pantalla. Y para alguien que está buscando una relación, ese tiempo se diluye entre Instagram, Tinder, Meetic, Bumble, Our Time o cualquier otra aplicación creada exclusivamente para conocer a una futura pareja o un ligue de una noche.

La tecnología avanza tan rápido que ya se están creando trajes sensoriales para percibir en un mundo virtual. O dispositivos que simulan la impresión de un beso real a través de la pantalla. Para Alejandra De Navascués, dedicada al asesoramiento de citas sin recurrir a las redes sociales, esto le provoca “miedo” y le hace preguntarse hasta dónde podemos llegar.

“Es una idea que puede suplir ciertas necesidades. Pero yo no creo que se trate de soledad, sino de dependencia. La misma intención de alquilar una amistad me da escalofríos”, apunta la experta. “Creo que ahora es cuando más carentes vivimos en cuanto a conexión humana”.

La digitalización puede haber cambiado el concepto de “realidad” en este sentido. Quizá ahora nuestros “amigos” son el número de contactos en Facebook o las personas que seguimos en Instagram. El psicólogo Tenesor Lorenzo cree que la conectividad por internet ha podido ayudar a cientos de miles de ciudadanos tímidos e introvertidos. Pero que de eso a la vida social como la conocíamos antaño hay un trecho.

“Este tipo de problemas no existían hace diez años. Es una realidad que estamos aprendiendo tanto los pacientes como los psicólogos con la sociedad. Hay personas que son capaces de subir una foto a las 12:00 de la mañana y poner la alarma a las 14:00 y luego a las 16:00 para ver cuánta gente le ha dado me gusta”, agrega Lorenzo.

Esto, incluso entre los creadores de contenido en redes sociales, denominados influencers, es el pan de cada día. Víctor Santana, maquillador profesional, detalla que cuenta con más de 15.000 seguidores en las mismas y reconoce que “no tenemos herramientas suficientes para todo lo que abarca el mundo [digital]”. “Ser influencer conlleva un trabajo psicológico importante. Que te preocupen los me gusta de una foto es un problema”, añade Santana.

Las consecuencias del vacío normativo en aplicaciones como Tinder y Grindr hace que surjan, entre otras cosas, el catfishing, una actividad engañosa en la que una persona crea una cuenta de usuario falsa con el objetivo de estafar o abusar de una víctima en concreto.

“Hay muchísimas cosas que ocurren en las aplicaciones de citas y muchas realidades encubiertas. Hay prostitución, por ejemplo. Y efectivamente se han ampliado los estilos de apps, porque las personas somos muy selectivas”, opina De Navascués.

“En Estados Unidos hay redes sociales para gente que tiene un poder adquisitivo de una cifra determinada. A eso me refiero con ser selectivos. Y, de hecho, después de estar en contacto con bastantes personas solteras que desean encontrar pareja, puedo asegurar que el mayor problema que tiene el ser humano es la selectividad”, continúa De Navascués.

Para la sexóloga Jenni Rivero, sin embargo, es evidente que las relaciones tradicionales son “rígidas” y que “la novedad es lo que prima en una sociedad consumista”. Aun así, la también licenciada en Educación considera que “conocer a alguien por redes no es lo mismo que tener una relación”. Y que todo depende de cómo encaremos ese nuevo paradigma.

“Son importantes las expectativas. Que tengas claro lo que quieres y decírselo a la persona que está en el otro lado. En caso de querer algo más, mejor conocer a nivel presencial para saber si realmente es la persona que te ha dicho ser”, concluye Rivero.