Según un estudio desarrollado por especialistas de la Clínica Universidad de Navarra
PAMPLONA, 16 (EUROPA PRESS)
La utilización de la ecoendoscopia se ha mostrado eficaz para determinar la existencia o no de afectación ganglionar en pacientes con tumor primario en el recto, después de haber sido tratados con quimioterapia y radioterapia de intensidad modulada.
Si, tras este tratamiento preoperatorio con quimio-radio, se realiza una ecoendoscopia y se comprueba que no existen ganglios tumorales (afectados por el tumor), podría recomendarse en algunos casos una cirugía conservadora de la función del esfínter (ano), en lugar del tratamiento quirúrgico estándar, consistente en una cirugía más radical.
De este modo, sería posible evitar la incontinencia del esfínter y, por tanto, la necesidad de colocar una bolsa -efecto de la cirugía radical de recto- en un porcentaje importante de pacientes con tumor colorrectal de baja localización.
Así lo ha revelado un estudio realizado por un equipo de especialistas de la Clínica Universidad de Navarra, desarrollado en 51 pacientes diagnosticados de esta enfermedad.
La investigación, liderada por la doctora Leire Arbea, del Departamento de Oncología Radioterápica, y en la que han participado los doctores Juan Antonio Díaz-González (Oncología Radioterápica), José Carlos Subtil (Endoscopias, Digestivo), Jesús Javier Sola (Anatomía Patológica), José Luis Hernández-Lizoáin (Cirugía General) y José Javier Aristu (Oncología Radioterápica), ha sido publicada recientemente en la revista de la Sociedad Americana de Oncología Radioterápica, International Journal of Radiation Oncology Biology Physics.
ENDOSCOPIA
La ecoendoscopia es una exploración que permite la visualización directa del interior del esófago, estómago, duodeno, recto y sigma, la visualización ecográfica del interior de su pared, así como de las estructuras que rodean a estas vísceras (mediastino, región pancreática, vía biliar y cavidad pélvica) mediante la introducción de un tubo flexible delgado por la boca o por el ano.
Según la CUN, en la actualidad, el tratamiento convencional de pacientes con tumor de recto bajo, mediante quimioterapia, radioterapia y cirugía radical (sin conservación del esfínter), ofrece “muy buenos” índices de curación. No obstante, hay casos en los que la efectividad de la quimio y radioterapia previas es tan elevada que podría optarse por una cirugía más conservadora, en la que no resultara afectada la función del esfínter y, por tanto, se pudiera prescindir de la colocación de una bolsa, mejorando la calidad de vida.
Con tal motivo, el trabajo desarrollado por los especialistas de la CUN ha consistido en analizar la capacidad de la ecoendoscopia para predecir la existencia de enfermedad residual después del tratamiento con quimioterapia y radioterapia de intensidad modulada y antes de la cirugía. “Además, este estudio resulta también novedoso por la técnica de radioterapia empleada”, subraya la doctora Arbea.
La radioterapia de intensidad modulada consigue aplicar mayor concentración de dosis de irradiación en el tumor, evitando en gran medida que la radiación afecte a los órganos sanos próximos y concentrando mayor intensidad en la lesión tumoral, “por lo que podría resultar más efectivo y menos tóxico para el paciente”, describe la especialista.
Respecto al valor predictivo de la ecoendoscopia, “hasta la fecha, está comprobada la elevada sensibilidad y especificidad de esta técnica en el diagnóstico de un paciente con un tumor de recto sin tratar a la hora de obtener datos precisos del tumor, en cuanto a dimensiones y a existencia de afectación ganglionar”, advierte.
Sin embargo, el tratamiento convencional para estos casos establece la administración de quimio y radioterapia antes de la cirugía, lo que provoca, según exponen, cambios importantes e inflamación en la zona tratada, de modo que los datos que aporta la ecoendoscopia sobre el estado del tumor después de este tratamiento pierden fiabilidad.
“Hay estudios que confirman que, tras la administración de radio y quimioterapia, el valor pronóstico de la ecoendoscopia y su capacidad para evaluar la respuesta no es adecuado”, precisa la especialista.
LA CLAVE, PRESERVAR LA FUNCIÓN DEL ESFÍNTER
El estudio de la Clínica se ha realizado en 51 pacientes con tumor primario en el recto, a los que se había administrado previamente quimio y radioterapia de intensidad modulada para realizarles a continuación la cirugía. “Como son pacientes que se tenían que operar, hemos podido comparar los hallazgos de la ecoendoscopia (el estado del tumor tras el tratamiento con quimio-radioterapia y si existía o no afectación ganglionar) con lo que realmente había, según se podía ver en la cirugía”, explica la doctora Arbea.
Tras este análisis, el equipo de investigadores de la Clínica ha confirmado que la ecoendoscopia aporta “escasa” fiabilidad para predecir el tamaño en el que ha quedado el tumor, tras el tratamiento con quimio-radioterapia, pero puede tener un papel importante en la evaluación del estado de los ganglios tumorales.
“Los cambios provocados por la quimioterapia y la radioterapia de intensidad modulada no permiten distinguir con claridad, mediante el ecoendoscopio, lo que es tumor de lo que es inflamación debida al tratamiento. Sin embargo, esta técnica de diagnóstico por imagen ofrece una alta fiabilidad, de casi el 90 por ciento, en cuanto a especificidad y valor predictivo negativo de la existencia de afectación tumoral en los ganglios”, asegura la oncóloga. Y ésta es la clave para poder optar por una cirugía menos radical que la convencional.
En el tratamiento del cáncer de recto de localización muy baja, una cirugía radical (tumor y ganglios) implica la extirpación del esfínter y, por tanto, que el paciente tenga que llevar una bolsa de por vida. “Pero si antes de la cirugía somos capaces de predecir con seguridad que no existe afectación ganglionar tras la quimio-radio, podríamos ofrecer a ese paciente una cirugía menos radical que preserve la función del esfínter”, ha dicho.
Ha añadido que “eso sí, tendríamos que comprobar además una excelente respuesta al tratamiento de quimio-radioterapia en el tumor primario, porque otro de los datos que ha aportado este estudio es que los pacientes con desaparición casi completa o completa del tumor primario tras la quimio-radioterapia, no tenían tampoco afectación ganglionar”.
De este hallazgo podría beneficiarse un subgrupo de pacientes sin afectación ganglionar de inicio, en quienes tras el tratamiento con quimio-radio, se corrobore mediante una ecoendoscopia que sigue sin existir afectación ganglionar, es decir, que la enfermedad no está extendida más allá de la pared rectal. En el estudio realizado por el equipo de especialistas de la CUN, estas condiciones pudieron observarse en 7 de los 51 pacientes analizados, que tenían tumores de localización muy baja y no presentaban ganglios afectados.
“En estos casos, se podría plantear la posibilidad de extirpar el tumor mediante cirugía más conservadora y sin extirpación ganglionar (linfadenectomía). Si tras esa cirugía, comprobásemos que casi la totalidad del tumor ha desaparecido con la quimio-radioterapia daríamos por concluida la cirugía. Si, por otro lado, comprobásemos que la cantidad de enfermedad residual que queda en el tumor primario fuera considerable, en un segundo tiempo, deberíamos ofrecer a ese paciente una cirugía más agresiva con linfadenectomía y posiblemente colocación de bolsa”, precisa.
(EUROPA PRESS DE NAVARRA)
NA SAN 20110216123457 ACS