Empleados de prisiones de Las Palmas de Gran Canaria protestaron este lunes por la “extremadamente delicada situación” de los centros penitenciarios españoles y, en especial, del de la capital isleña, donde critican la falta de inversiones necesarias y el hacinamiento, con una concentración.
Promovida por el sindicato de trabajadores de prisiones Acaip con motivo de la inauguración en la capital de un curso para nuevos funcionarios en prácticas de Instituciones Penitenciarias a la que se anunció la asistencia de diversas autoridades, la concentración se convocó como una protesta que se produjo de forma simultánea en otras once ciudades del país, explica en una nota la organización.
Denunciar “el grado de degradación existente en el medio penitenciario español y los continuos incumplimientos de la Administración Penitenciaria para con los empleados públicos” fue el objetivo de la iniciativa, especialmente justificada en el caso de la prisión de Las Palmas de Gran Canaria, el centro del Salto del Negro, según argumentan desde Acaip.
Sindicato que cuestiona, en especial, la política de infraestructuras, que, según asegura, se caracteriza por hechos como que “se inauguran centros sin estar terminados, se hacen reformas que a las pocas semanas hay que volver a reformar, porque se han hecho rematadamente mal, con el sobrecoste que ello supone”.
“Y, en otros casos, como el de Las Palmas, a pesar de las muchas deficiencias que padece, las inversiones necesarias no llegan durante años”, se apostilla en su comunicado.
Acaip, que recalca que “es el sindicato mayoritario en Instituciones Penitenciarias, con un 50% de la representación del personal funcionario”, y afirma que, pese a ello, ha sido rechazado en la mesa de negociación de sus condiciones, critica que ello deriva en unas “tasas de hacinamiento absolutamente insoportables” en cárceles como la del Salto del Negro.
Algo que se produce cuando, “mientras tanto, el número de funcionarios se mantiene, o incluso en algunos centros disminuye”, coyuntura en la cual el sindicato afirma que “los funcionarios de prisiones no pueden garantizar su integridad física, ni la de los internos a su cargo”.
“En resumen, los funcionarios de prisiones están hartos de la situación, del desprecio de muchos de sus superiores, de la degradación diaria de los centros, de que no se renueve el material de seguridad, del derroche en programas inútiles de entretenimiento de los internos, de la falta de medios materiales y efectivos humanos”, finaliza el escrito de Acaip.